Hay un teléfono escrito en una pared
Si me gustan las estaciones de autobuses, tan lánguidas ellas, tan sórdidas, es por su condición de terreno de los y sis. En su fealdad esconden el salvaje espectáculo de las despedidas y los reencuentros ajenos, que debe ser de las cosas más locas que cualquier persona dotada de una mínima sensibilidad pueda presenciar.