2025: dentro y fuera - Paula

Por
Paula Amo
31/12/2024

el siglo XIX en general | el calendario de labranza

El día de Año Nuevo me fue dolorosísimo. Porque cuando es uno desgraciado, las fechas rememoradas, los aniversarios, traen siempre dolor. Ahora que si lo que el día nos recuerda es la muerte de un ser querido, entonces la pena consiste tan sólo en una comparación más viva con el pasado. En mi caso había más: la esperanza no formulada de que Gilberte hubiese querido dejarme a mí la iniciativa de dar los primeros pasos, y al ver que no lo hacía aprovechara el día primero de año para escribirme […]

Durante los últimos días del año esa carta me parecía probable […]. Para que yo dejase de esperar la [carta] de Gilberte hubiera bastado con que ya no la deseara. Aunque sepamos bien que somos indiferentes a la mujer amada, aún se le sigue atribuyendo una serie de pensamientos […]. Pero para imaginar lo que pasaba por el ánimo de Gilberte hubiera yo necesitado nada menos que anticipar en ese día de Año Nuevo lo que iba a sentir en fechas análogas de años siguientes cuando ya no había de fijarme casi en la atención o el silencio de Gilberte, en su cariño o su frialdad. […]. Cuando se está enamorado, el amor es tan grande que no cabe en nosotros: irradia hacia la persona amada, se encuentra allí con una superficie que le corta el paso y le hace volverse a su punto de partida; y esa ternura, que nos devuelve el choque, nuestra propia ternura, es lo que llamamos sentimientos ajenos, y nos gusta más nuestro amor al tornar que al ir, porque no notamos que procede de nosotros mismos.

El día primero de año fue dando todas sus horas sin que llegase la carta de Gilberta […]. Lloré mucho los días siguientes. Y eso era porque al renunciar a Gilberta fui menos sincero de lo que me figuraba y me quedé con la esperanza de una carta suya el día de Año Nuevo. Y al ver que se me iba esa ilusión sin haber tenido la precaución de proveerme de otra, sufría como el enfermo que vació su ampolleta de morfina sin poner otra al alcance de su mano.

Proust en A la sombra de las muchachas en flor

---

Madrid en Navidad es una cosa muy rara que no parece Madrid. Todo el mundo se va a su sitio de verdad, las calles se quedan vacías de ruido y de gente y el aire huele a leña, aunque nadie nunca haya visto una lumbre encendida en esta ciudad.

Después de las cenas de empresa, del amigo invisible, de las voces y el humo del tabaco atrapados entre las paredes transparentes y pesadas de las terrazas climatizadas, durante unos días sólo quedan el silencio y la quietud. Por un espacio de tiempo muy breve, el ambiente se torna ligero y plomizo a la vez: te libera en la medida en que muchos estímulos son suprimidos: menos voces, menos planes, menos movimiento, MENOS TODO. Por otro lado, el silencio toma la forma de una invitación forzada a la introspección, un paseo obligado por todos los sitios en los que se evita detener la mirada durante todo el resto.

Durante estos días, que son los trozos de cristal de una fuente estrellada contra un suelo de parqué, se piensa, aunque no se quiera en lo que sí y en lo que no, en lo que estuvo divertido pero ya valió; en lo que se hizo super bien y en lo que no del todo; en lo que se ha querido y se espera seguir queriendo y en lo que se sabe que ya nunca más. Los últimos días del año giran siempre de manera inevitable en torno a la esperanza y Proust nos advierte de cómo esto puede volverse enfermizo. Todo es siempre una espera, pero en la víspera de un año nuevo, todavía más. Y toda esperanza esconde en ella la trampa de volverse sufrimiento y, también, la promesa de diluirse con el tiempo.

Bramon Garcia, R. (Dir). 1999, 200 Cigarettes. Paramount Pictures.

Lo que yo espero y lo que no:

In:

saludar dando las buenas tardes

usar forro polar

neo-realismo italiano y en especial Visconti

el ejercicio de la pasión bien entendida

leer novelas largas

el siglo XIX en general

hacer manitas por debajo de la mesa y en el cine

el calendario de labranza

celebrarlo todo

el imperativo categórico (un in atemporal)

las aportaciones de la escuela de Chartres a la escolástica

beber shandy

Out:

esperar

hacer esperar

situationships

obras de teatro excesivamente largas

tener siempre una opinión sobre todo

vermut por la noche

overdressing/overaccessorizing

bebidas zero azúcar (muy diferentes de las bebidas light)

fluir

“qué chulo”

Feliz año nuevo a todas <3

sustrato, como te habrás dado cuenta ya, es un espacio diferente. No hacemos negocio con tus datos y aquí puedes leer con tranquilidad, porque no te van a asaltar banners con publicidad.

Estamos construyendo el futuro de leer online en el que creemos: ni clickbait ni algoritmo, sino relación directa con escritores sorprendentes. Si te lo puedes permitir y crees en ello, te contamos cómo apoyarnos aquí:
Lee a tus autores favoritos y apoya directamente su trabajo independiente y audaz.
VER PLANES
Costumbres

2025: dentro y fuera - Paula

el siglo XIX en general | el calendario de labranza

Por
Paula Amo
31/12/2024

El día de Año Nuevo me fue dolorosísimo. Porque cuando es uno desgraciado, las fechas rememoradas, los aniversarios, traen siempre dolor. Ahora que si lo que el día nos recuerda es la muerte de un ser querido, entonces la pena consiste tan sólo en una comparación más viva con el pasado. En mi caso había más: la esperanza no formulada de que Gilberte hubiese querido dejarme a mí la iniciativa de dar los primeros pasos, y al ver que no lo hacía aprovechara el día primero de año para escribirme […]

Durante los últimos días del año esa carta me parecía probable […]. Para que yo dejase de esperar la [carta] de Gilberte hubiera bastado con que ya no la deseara. Aunque sepamos bien que somos indiferentes a la mujer amada, aún se le sigue atribuyendo una serie de pensamientos […]. Pero para imaginar lo que pasaba por el ánimo de Gilberte hubiera yo necesitado nada menos que anticipar en ese día de Año Nuevo lo que iba a sentir en fechas análogas de años siguientes cuando ya no había de fijarme casi en la atención o el silencio de Gilberte, en su cariño o su frialdad. […]. Cuando se está enamorado, el amor es tan grande que no cabe en nosotros: irradia hacia la persona amada, se encuentra allí con una superficie que le corta el paso y le hace volverse a su punto de partida; y esa ternura, que nos devuelve el choque, nuestra propia ternura, es lo que llamamos sentimientos ajenos, y nos gusta más nuestro amor al tornar que al ir, porque no notamos que procede de nosotros mismos.

El día primero de año fue dando todas sus horas sin que llegase la carta de Gilberta […]. Lloré mucho los días siguientes. Y eso era porque al renunciar a Gilberta fui menos sincero de lo que me figuraba y me quedé con la esperanza de una carta suya el día de Año Nuevo. Y al ver que se me iba esa ilusión sin haber tenido la precaución de proveerme de otra, sufría como el enfermo que vació su ampolleta de morfina sin poner otra al alcance de su mano.

Proust en A la sombra de las muchachas en flor

---

Madrid en Navidad es una cosa muy rara que no parece Madrid. Todo el mundo se va a su sitio de verdad, las calles se quedan vacías de ruido y de gente y el aire huele a leña, aunque nadie nunca haya visto una lumbre encendida en esta ciudad.

Después de las cenas de empresa, del amigo invisible, de las voces y el humo del tabaco atrapados entre las paredes transparentes y pesadas de las terrazas climatizadas, durante unos días sólo quedan el silencio y la quietud. Por un espacio de tiempo muy breve, el ambiente se torna ligero y plomizo a la vez: te libera en la medida en que muchos estímulos son suprimidos: menos voces, menos planes, menos movimiento, MENOS TODO. Por otro lado, el silencio toma la forma de una invitación forzada a la introspección, un paseo obligado por todos los sitios en los que se evita detener la mirada durante todo el resto.

Durante estos días, que son los trozos de cristal de una fuente estrellada contra un suelo de parqué, se piensa, aunque no se quiera en lo que sí y en lo que no, en lo que estuvo divertido pero ya valió; en lo que se hizo super bien y en lo que no del todo; en lo que se ha querido y se espera seguir queriendo y en lo que se sabe que ya nunca más. Los últimos días del año giran siempre de manera inevitable en torno a la esperanza y Proust nos advierte de cómo esto puede volverse enfermizo. Todo es siempre una espera, pero en la víspera de un año nuevo, todavía más. Y toda esperanza esconde en ella la trampa de volverse sufrimiento y, también, la promesa de diluirse con el tiempo.

Bramon Garcia, R. (Dir). 1999, 200 Cigarettes. Paramount Pictures.

Lo que yo espero y lo que no:

In:

saludar dando las buenas tardes

usar forro polar

neo-realismo italiano y en especial Visconti

el ejercicio de la pasión bien entendida

leer novelas largas

el siglo XIX en general

hacer manitas por debajo de la mesa y en el cine

el calendario de labranza

celebrarlo todo

el imperativo categórico (un in atemporal)

las aportaciones de la escuela de Chartres a la escolástica

beber shandy

Out:

esperar

hacer esperar

situationships

obras de teatro excesivamente largas

tener siempre una opinión sobre todo

vermut por la noche

overdressing/overaccessorizing

bebidas zero azúcar (muy diferentes de las bebidas light)

fluir

“qué chulo”

Feliz año nuevo a todas <3

sustrato, como te habrás dado cuenta ya, es un espacio diferente. No hacemos negocio con tus datos y aquí puedes leer con tranquilidad, porque no te van a asaltar banners con publicidad.

Estamos construyendo el futuro de leer online en el que creemos: ni clickbait ni algoritmo, sino relación directa con escritores sorprendentes. Si te lo puedes permitir y crees en ello, te contamos cómo apoyarnos aquí:
Lee a tus autores favoritos y apoya directamente su trabajo independiente y audaz.
VER PLANES