Euro IV: Nico Williams, ‘qui es in cælis’

Nicoentró en el área como un león, se zafó de un defensa y con el interior del pie puso el balón fuera del alcance de Mamardashville, que sólo pudo acompañarlo con la mirada al fondo de su portería.

Cuando una gran parte de los españoles se preguntaba «¿Dónde coño está Georgia?» y la otra «¿Cómo se pronuncian estos nombres?», Le Normand adelantaba a los georgianos con un gol en propia. España no había encajado ningún gol en contra ni había ido por debajo desde que inició su andadura por Alemania, pero para todo hay una primera vez. Una prueba más para este equipo con hechuras de equipo más que de combinado nacional, hay ocasiones en las que parece que estos tíos han venido a este mundo para jugar juntos.

Tras unos minutos de aturdimiento, en lo que parecía que los jugadores españoles no eran capaces de encajar el ir por detrás, en los que el juego se congeló por culpa del tanto que subió al marcador de Georgia, Rodri volvió a restablecer la normalidad, que en esta España es pura fantasía. El del City sacó un zapatazo y logró el empate cuando parecía que llegaríamos al descanso con el 0-1.

Los de Luis de la Fuente salieron mucho más enchufados del vestuario. Una presión más alta, velocidad en el juego y la ‘calité’ y el descaro de Nico y Lamine, qué manera de inventar el fútbol a cada zancada y con cada toque. Cada vez que la tenían los de rojo la vista siempre se iba al del Athletic: nadie quería perderse la aparición del Espíritu Santo. Y éste se apareció, pero antes Fabián logró el 2-1 y puso las cosas en su sitio. Nico Williams, ‘qui es in cælis’: entró en el área como un león, se zafó de un defensa y con el interior del pie puso el balón fuera del alcance de Mamardashville, que sólo pudo acompañarlo con la mirada al fondo de su portería. Unas rastas nos señalan el camino a la final. La noche la cerró Dani Olmo con el 4-1, dejando claro que la Selección quiere hacerse con esta Eurocopa, que no sólo de tocar y tocar y tocar y tocar está hecho el fútbol y que los goles, por escasos y puntuales, son los que hacen maravilloso este deporte.

El viernes nos espera Alemania, la anfitriona, pero con estos tipos debemos desterrar de nuestra cabeza todos los miedos y las dudas, porque los jugadores no los tienen, porque su juego y su forma de hacer equipo nos tienen que preservar de ese tenebrismo tan español. Alemania, que fue nuestra, volverá a serlo este viernes. ¿Quién teme al lobo teutón? España, no.

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Euro IV: Nico Williams, ‘qui es in cælis’

Nicoentró en el área como un león, se zafó de un defensa y con el interior del pie puso el balón fuera del alcance de Mamardashville, que sólo pudo acompañarlo con la mirada al fondo de su portería.

Cuando una gran parte de los españoles se preguntaba «¿Dónde coño está Georgia?» y la otra «¿Cómo se pronuncian estos nombres?», Le Normand adelantaba a los georgianos con un gol en propia. España no había encajado ningún gol en contra ni había ido por debajo desde que inició su andadura por Alemania, pero para todo hay una primera vez. Una prueba más para este equipo con hechuras de equipo más que de combinado nacional, hay ocasiones en las que parece que estos tíos han venido a este mundo para jugar juntos.

Tras unos minutos de aturdimiento, en lo que parecía que los jugadores españoles no eran capaces de encajar el ir por detrás, en los que el juego se congeló por culpa del tanto que subió al marcador de Georgia, Rodri volvió a restablecer la normalidad, que en esta España es pura fantasía. El del City sacó un zapatazo y logró el empate cuando parecía que llegaríamos al descanso con el 0-1.

Los de Luis de la Fuente salieron mucho más enchufados del vestuario. Una presión más alta, velocidad en el juego y la ‘calité’ y el descaro de Nico y Lamine, qué manera de inventar el fútbol a cada zancada y con cada toque. Cada vez que la tenían los de rojo la vista siempre se iba al del Athletic: nadie quería perderse la aparición del Espíritu Santo. Y éste se apareció, pero antes Fabián logró el 2-1 y puso las cosas en su sitio. Nico Williams, ‘qui es in cælis’: entró en el área como un león, se zafó de un defensa y con el interior del pie puso el balón fuera del alcance de Mamardashville, que sólo pudo acompañarlo con la mirada al fondo de su portería. Unas rastas nos señalan el camino a la final. La noche la cerró Dani Olmo con el 4-1, dejando claro que la Selección quiere hacerse con esta Eurocopa, que no sólo de tocar y tocar y tocar y tocar está hecho el fútbol y que los goles, por escasos y puntuales, son los que hacen maravilloso este deporte.

El viernes nos espera Alemania, la anfitriona, pero con estos tipos debemos desterrar de nuestra cabeza todos los miedos y las dudas, porque los jugadores no los tienen, porque su juego y su forma de hacer equipo nos tienen que preservar de ese tenebrismo tan español. Alemania, que fue nuestra, volverá a serlo este viernes. ¿Quién teme al lobo teutón? España, no.

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