Euro VI: La vida es eterna en cuatro minutos

Lo único que puede superar que pierda Francia es que gane España

Lo único que puede superar que pierda Francia es que gane España y que se clasifique para su quinta final en una Eurocopa, y así ha sido: ‘Au revoir’. Hay vidas que se deciden en un solo instante, en las que el resto de años acumulados apenas importan, son sólo el correr de las manecillas del reloj hasta que llega el final: gente que arrastra en su rostro la felicidad o la fatalidad.

Algo así, parecido, ha pasado en el España-Francia. Los franceses empezaron por delante, mucho antes del tempranero gol de Kolo a pase de Mbappé, ‘La Marsellesa’ les hacía tomar la delantera: qué épica y cuánta fuerza frente a nuestro ‘Lo, lo, lo’. Frente al desconcierto, Lamine Yamal se subió el equipo a la chepa y, como si se tratase de una jugada del FIFA (ahora EA Sports FC 2024), reventó de un zurdazo la escuadra de Maignan y puso el 1-1. Cuando los franchutes aún trataban de comprender cómo ese mocoso, el más joven en marcar en una Eurocopa, había podido poner ahí el balón desde veinticinco metros, Dani Olmo controla un rebote, la cruza al palo contrario y adelanta a la Selección. En cuatro minutos habían dado la vuelta al partido, y ese instante de felicidad se extendió ya en sus caras para el resto del encuentro. Los dos goleadores se multiplicaban por el Allianz Arena, siempre ofreciéndose, siempre buscando jugadas, siempre apoyando a sus compañeros: el milagro de Yamal y Olmo.

En la segunda parte, los españoles hicieron buenos los dos goles y no tuvieron más tiros a puerta. Tampoco es que Francia hiciese mucho más. Mbappé, sin máscara, fue el mejor de ellos; diciendo esto bien poco del equipo y de la estrella que se ha llevado el Madrid. Cucurella recibió los pitidos sin tregua de los alemanes, pero fueron sólo gasolina para el de El Maresme, por un rizo le entraban y por otro le salían mientras recuperaba balones e iniciaba jugadas. 

Deschamps probó metiendo a Griezmann y al viejo zorro de Giroud, aunque la pólvora de ambos lleva mojada mucho tiempo. En menos de lo que duró el añadido, España ya había solucionado el partido en la primera parte y se plantó en la final: “La vida es eterna en cinco minutos”, e incluso en cuatro.

La Selección vuelve a una final de una Eurocopa. Nos pilla doce años más viejos, no mucho más sabios, e igual de ilusionados. Torres hizo campeona a España, rompiendo la maldición y alegrando a un país, en la Euro 2008: yo tenía la edad de Lamine, en 2024 va a ser él quien haga feliz a todo nuestro país.

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Lo único que puede superar que pierda Francia es que gane España

Lo único que puede superar que pierda Francia es que gane España y que se clasifique para su quinta final en una Eurocopa, y así ha sido: ‘Au revoir’. Hay vidas que se deciden en un solo instante, en las que el resto de años acumulados apenas importan, son sólo el correr de las manecillas del reloj hasta que llega el final: gente que arrastra en su rostro la felicidad o la fatalidad.

Algo así, parecido, ha pasado en el España-Francia. Los franceses empezaron por delante, mucho antes del tempranero gol de Kolo a pase de Mbappé, ‘La Marsellesa’ les hacía tomar la delantera: qué épica y cuánta fuerza frente a nuestro ‘Lo, lo, lo’. Frente al desconcierto, Lamine Yamal se subió el equipo a la chepa y, como si se tratase de una jugada del FIFA (ahora EA Sports FC 2024), reventó de un zurdazo la escuadra de Maignan y puso el 1-1. Cuando los franchutes aún trataban de comprender cómo ese mocoso, el más joven en marcar en una Eurocopa, había podido poner ahí el balón desde veinticinco metros, Dani Olmo controla un rebote, la cruza al palo contrario y adelanta a la Selección. En cuatro minutos habían dado la vuelta al partido, y ese instante de felicidad se extendió ya en sus caras para el resto del encuentro. Los dos goleadores se multiplicaban por el Allianz Arena, siempre ofreciéndose, siempre buscando jugadas, siempre apoyando a sus compañeros: el milagro de Yamal y Olmo.

En la segunda parte, los españoles hicieron buenos los dos goles y no tuvieron más tiros a puerta. Tampoco es que Francia hiciese mucho más. Mbappé, sin máscara, fue el mejor de ellos; diciendo esto bien poco del equipo y de la estrella que se ha llevado el Madrid. Cucurella recibió los pitidos sin tregua de los alemanes, pero fueron sólo gasolina para el de El Maresme, por un rizo le entraban y por otro le salían mientras recuperaba balones e iniciaba jugadas. 

Deschamps probó metiendo a Griezmann y al viejo zorro de Giroud, aunque la pólvora de ambos lleva mojada mucho tiempo. En menos de lo que duró el añadido, España ya había solucionado el partido en la primera parte y se plantó en la final: “La vida es eterna en cinco minutos”, e incluso en cuatro.

La Selección vuelve a una final de una Eurocopa. Nos pilla doce años más viejos, no mucho más sabios, e igual de ilusionados. Torres hizo campeona a España, rompiendo la maldición y alegrando a un país, en la Euro 2008: yo tenía la edad de Lamine, en 2024 va a ser él quien haga feliz a todo nuestro país.

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