La cola del Rayo

Saco un libro. Voy de listo. Me hago amigo de dos señoras. Compro dos entradas.

En la cola del Rayo me hago amigo de dos señoras. La cola del Rayo es un bucle en el espacio-tiempo. La cola del Rayo es una comuna. En la cola del Rayo montamos empalizadas y campamentos. Promulgamos leyes. Promovemos consignas. Entonamos cánticos. Regulamos turnos para mear, merendar un durum o e informarnos de si quedan entradas en lateral baja. Hay uno que dice que sueltas. Otro que no está seguro. En la cola del Rayo somos solidarios. Confiamos en los camaradas de fila. Nos llamamos fileros. Es como si la utopía tuviera envidia de la L del tetris. La utopía abarca de la puerta 2 a la 6. Valentía, coraje y nobleza. En la cola del Rayo una vez me intentaron pegar. Era un aficionado furioso por no poder comprar más de cinco entradas. Y qué le hago yo, crack. Cómprate un durum. Luego me pidió perdón. Y nos hicimos amigos. Como yo y las dos señoras.

La señora 1 es una abuela en activo. Su hijo vive en Lille. Viene con su nieto. Su hijo es muy del Rayo. De Bukaneros, me advierte. A ella no le gustan ni el Atleti el Madrid. Le caen bien el Depor, el Celta y el Barsa. No sabe qué es el Alavés. Le alivia no superar el límite de cinco entradas. Solo quiero tres, aclara. Celebra poder pagar con tarjeta. No he traído dinero, confiesa. Sugiere que en el futuro haya descuentos para nietos.

La señora 2 vive en Donosti. Me jura y perjura que es vallekana ©, ® y ™. Hija del caballo blanco. No baja al barrio desde el ascenso. Va sola al partido. Está aquí por una boda. No dice de quién. Podría ser la suya. Odia al Alavés. El Rayo juega contra el Alavés. El Rayo no tiene entradas online. Le pide al taquillero que se vea bien. Está muy contenta. Tararea el himno cuando no habla. El Rayo Vallecano, ra, ra, ra (8) Exhibe su entrada como una medalla. Lo único que voy sola, me comenta. Y me guiña un ojo. Creo que no es su boda.

Yo soy el tercero del triunvirato. Me gusta la cola del Rayo. Saco un libro. Voy de listo. Me hago amigo de dos señoras. Compro dos entradas. No son ni para mí. Yo estoy abonado. Me pilla cerca del curro. Voy a la taquilla a informarme. Quedan sueltas en todas las zonas. Se lo comunico al resto. Voy de pregonero. El niño en el bautizo, el muerto en el entierro y el filero pregonero. Me río con la taquillera. Hola otra vez, jeje. La señora dos la mira mal. Le digo adiós a mis amigas. Adiós, buenas tardes. Aupa Rayo. A ver si espabilan con lo de las entradas on-line, ¿eh? No sé si quiero.

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La cola del Rayo

Saco un libro. Voy de listo. Me hago amigo de dos señoras. Compro dos entradas.

En la cola del Rayo me hago amigo de dos señoras. La cola del Rayo es un bucle en el espacio-tiempo. La cola del Rayo es una comuna. En la cola del Rayo montamos empalizadas y campamentos. Promulgamos leyes. Promovemos consignas. Entonamos cánticos. Regulamos turnos para mear, merendar un durum o e informarnos de si quedan entradas en lateral baja. Hay uno que dice que sueltas. Otro que no está seguro. En la cola del Rayo somos solidarios. Confiamos en los camaradas de fila. Nos llamamos fileros. Es como si la utopía tuviera envidia de la L del tetris. La utopía abarca de la puerta 2 a la 6. Valentía, coraje y nobleza. En la cola del Rayo una vez me intentaron pegar. Era un aficionado furioso por no poder comprar más de cinco entradas. Y qué le hago yo, crack. Cómprate un durum. Luego me pidió perdón. Y nos hicimos amigos. Como yo y las dos señoras.

La señora 1 es una abuela en activo. Su hijo vive en Lille. Viene con su nieto. Su hijo es muy del Rayo. De Bukaneros, me advierte. A ella no le gustan ni el Atleti el Madrid. Le caen bien el Depor, el Celta y el Barsa. No sabe qué es el Alavés. Le alivia no superar el límite de cinco entradas. Solo quiero tres, aclara. Celebra poder pagar con tarjeta. No he traído dinero, confiesa. Sugiere que en el futuro haya descuentos para nietos.

La señora 2 vive en Donosti. Me jura y perjura que es vallekana ©, ® y ™. Hija del caballo blanco. No baja al barrio desde el ascenso. Va sola al partido. Está aquí por una boda. No dice de quién. Podría ser la suya. Odia al Alavés. El Rayo juega contra el Alavés. El Rayo no tiene entradas online. Le pide al taquillero que se vea bien. Está muy contenta. Tararea el himno cuando no habla. El Rayo Vallecano, ra, ra, ra (8) Exhibe su entrada como una medalla. Lo único que voy sola, me comenta. Y me guiña un ojo. Creo que no es su boda.

Yo soy el tercero del triunvirato. Me gusta la cola del Rayo. Saco un libro. Voy de listo. Me hago amigo de dos señoras. Compro dos entradas. No son ni para mí. Yo estoy abonado. Me pilla cerca del curro. Voy a la taquilla a informarme. Quedan sueltas en todas las zonas. Se lo comunico al resto. Voy de pregonero. El niño en el bautizo, el muerto en el entierro y el filero pregonero. Me río con la taquillera. Hola otra vez, jeje. La señora dos la mira mal. Le digo adiós a mis amigas. Adiós, buenas tardes. Aupa Rayo. A ver si espabilan con lo de las entradas on-line, ¿eh? No sé si quiero.

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