“Voy a instalarte en un lugar seguro”. En terapia te colocan ahí sin apenas darte cuenta, como te despistes un poco, terminas instalada entre los cojines de la mayor de tus fantasías. Te diré algo. Puestos a elegir, además de seguro, que sea cómodo, por favor.
Y te preguntarás, “¿Quedaré reubicada con tan solo levantar la mano desde el sofá de mi terapeuta? ¿Así, sin más?” No, evidentemente esto, as always, ni es tan fácil, ni es tan bonito. Ella (en este caso) con los ojos llenos de esperanza y una expresión serena te dice que te ayudará a instalarte, pero en realidad eres tú solita la encargada de decidir el destino, buscar el lugar, hacer las cajas, cargarlas, trasladarlas, apartar los miedos, respirar, llegar, descargar y, a partir de ahí, desearte a ti misma suerte en la vida. Básicamente ella te señala el camino y, con suerte, te acompaña un tramo. A veces dándote la mano, otras dándote una llave y algunas simplemente escuchándote atentamente. Puede incluso que instalarte sí sea un trabajo compartido. Ahora bien, tu nueva vida ahí depende absolutamente de ti y está completamente en tus propias manos.
Y digo yo, ¿Quién, pudiendo elegir un lugar seguro, elegiría vivir en uno que no lo es? Un lugar donde a veces te sientes amenazada, donde tu cuerpo responde encogiéndose de vez en cuando o donde respirar cuesta y la soledad pesa. Un lugar en el que aparece un miedo distinto detrás de cada puerta. Para sorpresa de muchos (o de nadie) y por poco que rasques, terminas dándote cuenta que todos lo hemos hecho alguna vez. Y que hay quienes lo hacen constantemente. Algunos lo saben. Otros ni lo ven. Con suerte hay un día en el que te das cuenta. Como un destello de luz. Y te encuentras observándote y preguntándote qué hace alguien como tu en un sitio como este.
¿La buena noticia? Eres libre de elegir el lugar que quieras. Probablemente no físicamente, pero sí dentro de ti. Un lugar de paz, calma y equilibrio. Un lugar que te abrace. Vamos a llamarle, un lugar onírico. La palabra “onírico” proviene del griego “oneiros”, que significa “sueño”. Por lo tanto, describiría un espacio imaginario, lleno de imágenes y emociones surrealistas, fuera de lo ordinario y de carácter fantástico. Idealmente no debería ser un lugar desconectado de la lógica (o por lo menos de la realidad). Consiste en disponer de un sitio propio al que poder acudir siempre que quieras. Y esto que no parece sencillo de conseguir, ni probablemente lo sea, resulta ser muy poderoso.
Si has hecho el ejercicio lo sabrás. Hay quienes eligen su playa favorita. Otros optan por una cabaña en la montaña. Alguien me contó una vez que su lugar seguro era su perro. Entendí que con eso me quería decir que así es como se sentía junto a él. Segura.
Con el tiempo, he comprendido que sí que es posible. Todos podemos ser lugares. De hecho, piénsalo. Seguro que has tratado de ser el lugar seguro de alguien y has buscado en alguien un espacio amable en el que refugiarte. El regazo de tu madre. Los brazos de tu padre. La mirada de una amiga. La mano de tu pareja. El hombro de un hermano.
A la vez, yo misma me retracto pensando que un lugar sin riesgos es mera fantasía. La vida son luces y sombras. Todo el rato. Probablemente tratar de vivir desde lo seguro es lo más sensato para construir firmemente. Y a partir de ahí, gestionar los temores y los peligros que acechan.
Buscar un paraje en el que encontrar la fuerza para saltar o en el que simplemente mantenerse en pie y fuerte, es tan importante como necesario. Ya sea un escenario nuevo, un rincón recogido, una persona conocida, un viaje, un recuerdo o un lugar inventado. Construirlo desde cero o juntando todo aquello que te hace sentir bien, aquello que te arranca una sonrisa y que te hincha el pecho para respirar profundo. Instálate en él. Quién sabe si ese lugar interior se convierte, con el tiempo, en un lugar real. Desde ahí hay muchos más números para proyectar y conseguirlo.
PD: Las imágenes de este “capítulo” se han creado imaginando un lugar de libertad y seguridad. La IA parece hacer maravillas, pero nuestra cabeza va siempre por delante abriendo camino.