¿Se tontea desde siempre? ¿Es el juego de la conquista inherente al ser humano? ¿Todos queremos seducir? ¿A todos nos gusta ser seducidos? ¿Siempre conlleva un siguiente paso? ¿Dónde hay que parar? ¿Hasta dónde es lícito seguir el juego? ¿Dónde empieza la infidelidad? ¿Es infidelidad?
No lo subestimes, eh. Abro mi whatsapp y escribo la palabra ‘tontear’ en el buscador. Sale en más de 100 conversaciones, por decirte un número redondo. Comparto algunas: “se te permite tontear 100%”, “y ahora ha venido a tontearme”, “me apetece tontear”, “lo vi tontear con una”, “tontear con él no te inhabilita para nada”, “claramente es gen z y para tontear no escribimos igual”, “es más, puedes tontear con él, que es sanísimo”.
En el tonteo no hay tacto pero hay algo que puede llegar a superarlo: hay conexión mental, rapidez, agilidad, estamos entendiéndonos, logrando hablar el mismo idioma. Sé lo que te hace reír, te mando una indirecta, bromeo, vuelvo. Empiezo a intuir lo que te gusta y voy a por ello, quiero que sepas que me interesas. Se me escapa la sonrisa. Estoy ya medio levantando los ojos acordándome de algunos momento así, livianos, dónde no importa tanto el después, el proyecto, el qué ocurrirá, sólo ocurre la interacción, como aislada del mundo, como intocable por la cruda realidad.
Intentaría explicarlo mejor pero tontear es como vivir en una canción de Sen Senra. En Aroma, por ejemplo:
Te mando la ubicación y nos vamos / A lucir en la calle / Están buscando nuestra fórmula / Lo que no saben es que no hay ninguna fórmula / Que persigan este aroma / Este aroma. Dos personas tontean o no tontean y dos personas que flirtean es muy posible que flirteen toda su existencia. No hay ninguna fórmula, es química de la otra.
Un buen tonteo muchísimas veces (o siempre) es mejor que el sexo sin más. Hay polvos que no implican tanto como dos mensajes o un rato de conversación en un bar. Hay miradas que atraviesan más que quedarte sin ropa. Tontear nos eleva porque nos hace sentir deseados y es la tangibilización de un deseo, no de una ejecución, y como buen deseo es casi perfecto. Por eso el arte del tonteo debería estar premiado, deberían darle un reconocimiento en algún lugar como patrimonio inmaterial de la humanidad. Jugar a conquistar al otro, saber qué decir o decirlo sin saber tanto pero acertando porque cuando hay conexión el flirteo fluye como agua de río, brota como la lava de un volcán en erupción o sale entre el cemento como esa flor inesperada. Es como si fuese inevitable.
Y quisiera desarrollar porque hay muchos tipos de tonteo:
- El del inicio de dos personas que empiezan a conocerse: y que encierren a quién no dijo alguna vez que la fase de tonteo es una delicia. Consejo no solicitado de esta columnista: la falta de este flirteo inicial es la señal de que algo no marcha. El flirteo debe existir como señal de conexión.
- El de la vida: uno puede tontear con las personas que se cruza, con las que le presentan, con el que le da el café por la mañana. En general, uno tiene la oportunidad de conquistar con una sonrisa y una broma en cualquier situación, cosa que abre tremendas posibilidades. Consejo no solicitado de esta columnista: el flirteo debe ser cuidadosamente utilizado y se debe observar al de enfrente. No vayas a parecer un desubicado.
- El de una pareja: que una pareja mantenga el flirteo es la manera de echarle gasolina a ese fuego, es como un antídoto contra el paso del tiempo, es la señal de que no se están dando por hecho. Duda de la columnista: ¿qué pasa con tontear fuera de la pareja? Uf, difícil respuesta. El flirteo puede ocurrir sutil o puede ser continuado. No es lo mismo hablar en un bar con alguien que mensajearse en una conversación eterna con un tercero. Lo primero se suele dar con frecuencia, lo segundo quizás atañe a una búsqueda de algo que la propia pareja no puede dar. Ahí hay más infidelidad que en el sexo y ya lo dijo Jabois en un artículo famosísimo ‘hay más cuernos en un buenas noches’. Consejo no solicitado de esta columnista: estas cosas sólo se deben resolver hablando, ¿no? ¿Cuál es nuestro límite como pareja?
No voy a solucionar el mundo, no todavía. Este artículo es sólo un homenaje a la conquista, a no dar por hecho los mil artificios que suceden entre dos personas que se atraen pero que no siempre se tocan. Un guiño, un mensaje que provoca que tus amigos te pregunten con quién hablas, que veas una canción y me la mandes, una broma que sólo entenderíamos nosotros, un silencio mirándonos a los ojos más de tres segundos. Tontear es una rebeldía contra dar por sentado, es un empujón vital, una risa, un alivio. Creo que me gusta porque, pase lo que pase, un ratito de flirteo hace que nos acordemos de jugar.