Nochebuena: NPCs y malos finales

Se acercan las Navidades y con ellas sus preparativos. Yo la verdad es que para sobrellevar momentos vitales tediosos, tiendo a ver la vida como un videojuego de plataformas (siempre fui muy del Spyro y Banjo Kazooie) con sus distintos niveles, mazmorras, NPCs y malos finales. Y la Navidad y sus preparativos la verdad es que son un juegazo. Está el nivel tomarse algo en las dos horas de descanso de tu turno partido, mientras el centro de tu ciudad se embotella de turistas sacándose fotos delante de muñecos de nieve luminosos a la vez que se quejan del desorbitado precio de las filloas de Nutella provocado por su propia presencia (soy de Vigo sorry, no pude evitarlo). O las peripecias estratégicas que precisas para que tu cuenta bancaria (y tu desorden de ansiedad generalizado, para qué negarlo) sobreviva la Visita Anual Al Corte Inglés. Sin embargo, el último nivel, ese dónde te gustaría poder guardar para beber un vasito de agua y luego continuar, sobre el que más posts de Instagram y Tik Toks vas a leer buscando survival tips es el Anual Dramón, la cena familiar.  

Todo último nivel tiene un malo final, y la cena de Navidad no iba a ser menos. Choose your fighter, porque el tío cuñao apareció. El que no para de comentar  lo guapa que está tu prima pequeña, hace bromas sobre las piernas de la presentadora, que ya no se os puede decir nada porque la libertad de expresión, que si los hombres cazaban y las mujeres se quedaban en la caverna y es que “la vida es así, no la he inventado yo”. Duelo de titanes. Los pifostios que se montaban mientras el resto miraba (tus primxs Generación Z aún no recibían educación anti-sistema vía Tik Tok). Como aquel día que te fuiste de la mesa llorando, o cuando la llorera te venía tras el soberano broncón que tu padre (igual de señoro, pero por lo menos él te tiene más cariño) te metía post-cena (o tras la resaca del día siguiente, tú me dirás).  

Sin embargo, en las últimas cenas las cosas han ido cambiando. Y es que desde la viralidad del Me Too Movement en (circa) 2018 y la multitudinaria huelga feminista del 8M ha habido un cambio de paradigma: en los medios de comunicación, en el sistema judicial, en las calles, en las casas y en las cenas de Navidad. El discurso feminista ha permeado la sociedad, y cosas que antes se decían (vosotras sois más emocionales unga-unga, menuda rubia  fiú-fiú) ya no son aceptables. Es por eso por lo que la turra anual de este señor rodeado de turrón se parece cada vez más al discurso del Rey, un inevitable atrezzo navideño que no le importa a nadie. Porende, a los tío-cuñados ya no hay que aguantarlos, sus  comentarios son ignorados, la mesa entra en silencios incómodos consensuados, como si se hubiese un hecho un pacto silencioso del que nadie ha hablado pero del que todxs somos conscientes para hacer de Paco NPC. Y no, no es es que Manolo se haya vuelto feminista, pero por lo menos ya se calla un poco y qué gustazo en verdad.

No obstante, si al vencer a los cuñaos te pensabas que te habías pasado el videojuego, lo siento pero pareces nueva en esto. Paco se frotará las manos mientras aparece el nuevo jefe a batir. Tu tía feminista. La que te raja de la ley trans y te mira por encima del hombro cuando dices que eres así de terca por ser capricornio. La misma a la que le da un calambre en el párpado superior izquierdo cuando hablas de tu amigue y considera que el que alguien pueda comenzar un proceso de cambio de “sexo” en su DNI sin necesitar de un informe médico es tan catastrófico como el meteorito que hizo que nunca te puedas ir de Safari a ver un tiranosaurio. Considera los baños zona de conflicto bélico y te habla de disfrazarse de mujer mientras porta su abrigo de bisón verde, mechas rojas, eyeliner azul; y el gling-gling de sus anillos, collares y pendientes le hacen de bso (el lifting  aún por confirmar). Así como el año pasado en Madrid hubo dos convocatorias diferentes en el 8M, esta división también sucederá en la cena. Que lo personal es político, y más personal que las charlas políticas en la cena de Navidad, pues poco, la verdad. Llega el segundo asalto, ¿Como cuando crees que te pasaste al malo pero de repente te aparece con una última estrategia? pues aquí lo mismo. El trabajo sexual, o como el vender tu cuerpo te hace aliada del patriarcado justo después de contarnos lo bien que trabaja su nueva asistenta latinoamericana. También parece que el hecho de que en las manifas en contra de la ley de Amnistía apareciesen señores con muñecas hinchables para referirse a la ministras es responsabilidad de las putas (si al día siguiente sigues intentando entender este argumento, no estás sola). 

 

En definitiva, que Manolo ha digievolucionado en tu tía y la verdad es que es todo un poco drama. Porque Manolo sigue ahí, sonriendo mientras tu tía y tú estáis al borde de tiraros los langostinos a la cabeza. Y cuando llegues a la cama, pensarás: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo tu aliada (te gustaría verte a ti Quijote y a ella Sancho y lo sabes jejeje) es ahora la antagonista del videojuego? Por eso, yo creo que  si la Cena de Navidad es un reflejo de la actualidad política, podemos utilizarla no como un Tekken 4, si no como un laboratorio para buscar puntos en común. La gente suele decir que si no podemos tener desacuerdos con personas cercanas, como vamos a poder tenerlos con desconocidos; pero yo creo que a veces es más difícil tener conversaciones difíciles con personas a las que queremos que con gente que no es parte de nuestro Universo emocional. Si te puedo dar un consejo, acuérdate de sentarte al lado del pan, el vino o la mayonesa, para cuando suba la temperatura. No conozco forma más honesta de recordar al otrx que ves su humanidad en un momento de tensión que rellenándole la copa o haciéndote cargo de su plato vacío.

Porque si puedes tener conversaciones difíciles con tíos que te tendrían que haber protegido y nunca lo hicieron, o tías que pasaron de ser referente a fuentes de juicio y control; les mostrarás, que aunque fiel a tus ideas y tu ética las seguirás viendo como lo que son: seres humanos que intentan entender la realidad de la mejor forma que pueden. Y si has podido llegar hasta aquí, entonces el mundo te necesita tanto o más que ellos a ti. 

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