Los Planetas (el grupo) llegaron a mi vida de manera fortuita. O quizá no tanto. De eso va este texto. Y de como la memoria se agarra a detalles e ignora, por alguna razón, otros momentos aparentemente claves. Algo así:
Octubre 2009, AP-9 dirección norte, lluvia:
Volvemos en autobús de ganar un partido de rugby en la Galicia interior, concretamente en Lalín. El presidente de nuestro club emerge entre los asientos delanteros y me suelta, sin preaviso alguno:
- Eh, Fernando, tu deberías escuchar a Los Planetas, sobre todo la canción “Segundo premio”. Esa canción te pega mucho.
Cuando uno tiene unos 16 años y aspira a ser lo más contestatario cultural que se pueda, este este el típico comentario que no va a dejar escapar. Y más si proviene de un tipo de cuarenta y pico con pinta de haber cerrado no pocos bares. Qué querría decir con que una canción “me pega mucho”. ¿Segundo premio? ¿Quiere esto decir que soy un segundón? Además, ¿rock en español? ¿me había visto cara de fervoroso kalimotxero?
Pese a este neurótico sprint inicial, mi primera investigación se quedó quizá en un par de visitas al emule y descargas olvidadas de un_buen_dia.mp3 o tal vez que_puedo_hacer.mp3. Sinsabores de la curación cultural.
Noviembre 2009, patio del colegio, lluvia:
Mi amigo Guille se acerca y, sin mediar palabra (fiel a su económico estilo de comunicación) me entrega un cd: “Principios básicos de astronomía”. luego aclara:
- Toma tío, ¿te interesa? Resulta que mi padre estaba en Amazon comprando cosas varias del espacio, ya sabes que le gustan las estrellas y saber qué ruta es la del avión que sobrevuela en cada momento y esas cosas. Total, que lo puso en el salón a todo trapo y no era un audiolibro de Carl Sagan, si no ruido puro y un tío que desde luego cantar no sabe. Así que pensé que igual te molaba, tío.
Bueno, pues esa misma tarde enchufé el disco en mi reproductor vertical sony, qepd. Y claro el primer tema es “De Viaje”, que empieza con esa guitarra tipo shoegaze (no sabía lo que era el shoegaze) o lo que sea que distorsiona, y la batería está delante y no suena lánguida, sino furiosa. Y pasa a contrastar con la voz de Jota, que sí que es lánguida, pero también intimista. No daba crédito. Tras la oscuridad, casi goyesca, de “Rey Sombra”, hacia la mitad de “Jose y Yo” ya hubiera jurado ya defender el trono planetario en la música española.
Era algo cotidiano y tremendamente despojado de pose, lo que tenían. Dos cosas que puedan estar relacionadas, aprendí más tarde, es la voz de Jota y aquella frase de los Silver Jews:
- All my favorite singers couldn’t sing.
Lo cual tiene que ver con la honestidad, barrunto, y con que ésta dé acceso a identificarse con el tipo que habla de la mayor bajona rupturil jamás contada en, claro, “Segundo Premio”.
¿Llegaron Los Planetas a mi vida por lucir, ya de adolescente, un pretencioso y otoñal letrero en la cara? ¿Es uno intenso por genética, o en cambio existe una relación de sucesos que se desencadena en algún momento clave de nuestra formación emocional? ¿Es uno imán o brújula, para determinadas filias?
Sea como fuere, y aunque por ahora descarto involucrarme en ninguna campaña presidencial del mundo del deporte juvenil, si me aseguraré de detectar, en lo sucesivo, a jóvenes lánguidos - con y sin gafas - y soltarles cosas como:
- Eh, fulanita, creo que te gustarían Biznaga, un grupo que estaba activo en Madrid en los 10’s o así. Chequea el bandcamp, en el bandcamp está lo bueno. Sobre todo “Adalides de la nada”, me recuerda a ti, un poco. El bandcamp, acuérdate!