Realidad aumentada, anatomía porcina

Leía hace unos días una tribuna interesantísima de Carlos Javier González Serrano sobre La reconquista de la atención. González Serrano nos regala un divulgativo alegato en favor de arrancarle nuestra atención a la pantalla y devolvérsela al cielo y al entorno. Pues bien, querido Carlos, nos la han vuelto a jugar: ya no es suficiente con eso. 

Ha sido a principios de febrero, y todos nos hemos reído con los distintos memes que ha suscitado su lanzamiento: han llegado las Vision Pro, las gafas de realidad aumentada de Apple. 

Las Apple Vision Pro, por el momento, son algo así como llevar el ordenador/smartphone puesto, instalado, metido en las entrañas en forma de lentes de estética retrofuturista. Podemos estar sentados en un parque, observando como el sol baña las copas de los árboles, y a la vez scrollear con el iris el timeline de X o abrir el correo de turno, e incluso realizar una compra online guiñando un ojo. El presente se ha convertido en una interfaz en la que se mezclan el entorno real con las notificaciones de Wallapop y con el último anuncio que te enseña Instagram. Y no queda ahí la cosa, las Vision Pro crean un avatar en forma de holograma con tu apariencia, a través de su cámara frontal, que se mueve y actúa como tú, y que puedes utilizar en videollamadas o vídeos. Cada día es más evidente que necesitamos actualizar el Infierno de Dante con un décimo círculo: el del multitasking 2.0 

No deja de sorprenderme que en una era en la que empezamos a concienciarnos de lo perjudiciales para la salud física y mental que son la soledad, el aislamiento, la hiperestimulación y el consumo excesivo de RRSS, sigamos remando a favor de obra, de su obra, concretamente. Y, aún con todo, no deja de ser cómico y ridículo imaginarse a individuos andando por la calle, ataviados con unas gafas galácticas, mirando al cielo sin verlo. Mirando al cielo pero viendo cielos ajenos en stories de Instagram. 

Los anteojos de Apple cuestan la friolera de 3400 doláres, en su lanzamiento en EEUU, y aún así han superado todas las expectativas de demanda barajadas por la empresa. Según los entendidos en la materia se trata más bien de sembrar el germen y abrir el camino de lo que viene en cuanto a tecnología de usuario: gafas y dispositivos de realidad aumentada que ofrezcan cada vez más prestaciones, aplicaciones y servicios. Es decir, vamos encaminados a no necesitar ocupar las manos para consumir (bien sean productos, servicios o contenido). Se trata de que consumamos “hasta durmiendo”, como suele decirse. Al final siempre es lo mismo: consumo. El camino es cederle poco a poco nuestro tiempo, espacio, emociones, cuerpo y, también, campo de visión al mundo 2.0 y su bestiario. 

Ayer, en mitad un atasco, me vino a la mente uno de esos datos que una almacena sin sentido en su memoria pensando que jamás le serán de utilidad. Hace años leí sobre la anatomía de los cerdos. Resulta que la última vértebra que une el cuerpo con el cráneo de los cerdos está prácticamente soldada y es por eso que estos entrañables animales, de dudosas costumbres alimenticias, no pueden ver el cielo. Viven con la cabeza en un ángulo de unos 30º con respecto al suelo. La única manera en la que un cerdo puede ver el cielo es estando acostado. Ahora, además de eso, también sería posible hacerlo usando las Vision Pro de Apple y eligiendo el fondo “sky”. Quizá, pensándolo bien, la realidad aumentada no solo tenga como plan final abocarnos a un consumo compulsivo, desaforado y bulímico, si no también hacer que los cerdos vean, por fin, el cielo.

Lee a tus autores favoritos y apoya directamente su trabajo independiente y audaz.
VER PLANES
Más de Carla Comí
No items found.