Gana España: comienza el verano, bienvenidos a la felicidad. Llevando la contraria a los Carolina Durante: cómo me gusta que me guste el fútbol. Con este arranque quiero empezar a pensar que España será campeona. La ilusión y las ganas, siempre, intactas. Cada vez que empieza una Eurocopa o un Mundial vuelvo a ser ese niño que con Francia 98 se enamoró de esto, y veinticuatro años después aquí sigo frente a la televisión, con los nervios a flor de piel y una cerveza en lugar de un Magnum almendrado.
La selección jugó en Berlín tan a gusto como en casa, parecía que querían honrar a todos aquellos de “Pepe, vente a Alemania” y que hicieron de ese país una provincia más de la lejana patria. No sé si somos favoritos o no, porque poco importan los datos cuando el balón empieza a rodar. Como los perros, se mearon en cada esquina del Olímpico para marcar el territorio.
En cinco minutos se cerró todo, y a otra cosa. Tras una recuperación de Rodri, al que hay que mirar dos veces para confirmar que no se trata de Busquets, Fabián se transmutó en Moisés y separó a los croatas con un pase en profundidad a Morata para que éste, quitándose todo el peso y prejuicios, lograse el primero. Ni cinco minutos después Fabián, con un movimiento de ballet rompía a la defensa croata, marcaba el 2-0. Me fascina Lamine Yamal porque juega al mayor nivel como el que lo hace en una pachanga con los colegas, a la edad en la que mi generación estaba de botellón y la suya jugando al Fortnite entiende y ve el fútbol mucho mejor que la mayoría de sus compañeros. De él salió el segundo y también el tercero, un balón que Carvajal rebañó y para adentro.
En la segunda parte se lesionó Morata, aunque en el momento que escribo no parece que sea nada preocupante. Siempre en todo con Morata, menos en lo de pedirle matrimonio a su mujer con el Mago Pop. Se fue Modric sin oler mucha bola y lo que me alegro: entre la clase y la belleza o España, yo elijo a los de rojo. Hubo un penalti de fe, porque hay que creer mucho para ver algún tipo de contacto en la acción de Rodri. Un penalti que paró Unai Simón, Pétkovic anotó en segunda jugada y todo quedó en nada porque se anuló.
3-0 y tres puntos, buenas sensaciones y un gran comienzo. Queda mucho, pero no hay una segunda oportunidad para una gran primera impresión.