Eres mi amiga y no quiero que te duela la tripa

Hace un tiempo que no entiendo mucho qué es la amistad. Tengo tantas cosas que contarte. 

Soy yo, Nadia. 

He estado pensando en todas. Creo que soy una mala amiga. Estoy bastante segura de que soy una mala amiga.

Es 2009. En Disney hoy ponen “Programa de protección de princesas”. Tu mejor amiga y tú os empacháis de galletas María y leche con Colacao. Ese momento en el que se prueban vestidos se guardará para siempre en tu imaginario. Demi Lovato y Selena Gómez acaparan toda vuestra atención. Pasáis la tarde en Internet con vuestros pequeños dedos. A veces entrando en lugares que no deberíais poder acceder. Veis algún que otro pene en Chatroulette y os escandalizáis. Pasas horas ensayando esa coreografía con tu amiga. Ella es Selena y tú eres Demi.

You and me 

The perfect team

Chasing down the dream

One and the same

Tu madre llama al timbre y te marchas. No hay despedidas feroces. Mañana volverás a reunirte en clase con tu mejor amiga. 

Ahora no sé dónde estás, qué haces, si sigues teniendo problemas con la alimentación, si te reconciliaste con tu madre, si sigues currando en aquel bar, si sigues odiando la vida tan fuerte como antes. Veo las cosas que haces por Instagram. Esa gente con la que ahora vas. La ropa que ahora llevas. Todo me resulta tan extraño. Nunca pensé que llevarías unas prendas así. Estás guapa, siempre pensé que estabas guapa. Pero estás tan rara desde aquí. 

Me considero bastante despreocupada, olvidadiza y egoísta. No soy una buena amiga. Me gusta divertirme. Siempre prometo noches inolvidables. O prometía, ya no sé. Me gusta ponerme hasta el culo para decir cosas bonitas. Me envalentono. Me gusta reconciliarme. Me gusta estar peleada. Me gusta el proceso de transformación. Me gusta el momento donde la gente se quiebra. A muchas amigas las dejé atrás por ello. Lo digo con culpa, con dolor, con remordimientos. Aprieto los dientes cuando lo recuerdo. 

Te dejé todos mis vestidos. Me dejaste todos tus vestidos. Perder amigas es perder vestidos preciosos también. Me gustaba vestirme contigo. Me gustaba recogerte en tu portal. Me gustaba cantar en el coche. Me gustaba que me robaras comida de la despensa. Me gustaba llevarte al pueblo de mis abuelos. Me gustaba darnos besos debajo de la cama. Me gustaba que te hicieras al chico guapo de la fiesta mientras yo me hacía al amigo. Me gustaba despertar en tu cama. Me gustó que estrenáramos el satisfyer pared con pared, en nuestras respectivas habitaciones y que luego saliésemos a contárnoslo.

Hace un tiempo que no entiendo mucho qué es la amistad. En realidad, creo que nunca lo entendí. Las amigas siempre estuvieron allí. No tuve que pensar en ello. Desperté un día y yo era una niña con amigas.

Ahora me acerco a la gente con dudas y temores. Mantengo la distancia y espero que no esperen nada de mí. No quiero entregar mi tiempo ni mis secretos. Quiero estar oculta. Me siento en las aulas rodeada de gente y me siento sola. No participo en clase ni hago preguntas. Yo fui parte de ese grupo de chavalas que susurraba en clase y se meaba de risa. Fui molestona y protestante. Hasta una profesora me llamó impertinente. Yo sólo me divertía. Yo sólo tenía amigas. Ahora me protejo con cara de mala hostia, camino recto, espalda dura, sin cruzar miradas, objetivo claro, nada me distrae. Nadie se sienta en la fila en la que yo estoy. La soledad se huele. Me gusta. 

Creo que cuando pierdes a grandes amigas se te queda grabado en la cara. La gente puede verlo. Es una cara específica y que nada tiene que ver con perder a un perro ni a un novio. Es una cara peculiar. Es una cara de susto. Una cara de aburrimiento constante. Tu madre te dice que te has hecho mayor. Tu abuela que has engordado. Te has vuelto más fina, menos política. No te metes en debates. No te interesan los chicos de lcas discotecas. Vuelves a tu casa antes de la 1 am. Te acuestas a dormir y te sientes miserable. 

Frances Ha también es mala amiga. Y también lo es su mejor amiga, Sophie. En realidad, la “buena amiga” no existe. Recuerdo cuando Frances se sorprende hablando mal de su mejor amiga en esa comida con desconocidos y procede a extenderse después manifestando aquello que tantas veces hemos podido leer en Twitter:

FRANCES: Es ese momento en el que estás con alguien y le quieres, y él lo sabe, y te quiere y tú lo sabes. Estáis en una fiesta y estáis cada uno hablando con otras personas y os estáis divirtiendo y miráis al otro lado de la sala y cruzáis las miradas, pero no porque seáis posesivos ni tiene porque ser algo sexual, sino porque estáis hechos el uno para el otro. Es bonito y triste a la vez, pero sólo porque esta vida terminará y ese mundo secreto que habéis creado entre los dos y que sólo vosotros dos conocéis, nadie más lo ve. Es como cuando dicen que existen otras dimensiones por todas partes pero no podemos percibirlas. Eso, eso es lo que yo busco en una relación”.

Al final de la película, Frances, en mitad de mucha gente, mira a su Sophie y se derrite.  Las dos ya han cambiado, se han hecho mayores y, lo que es peor, se han hecho daño, se han roto el corazón la una a la otra. Sophie le hace ojitos desde el otro lado de la sala con su novio al lado. Un novio que, por cierto, no se entera de nada. Un patán de nombre cutre. Eso es lo que pensamos siempre de los novios de nuestras mejores amigas. Pero es que, en el fondo, somos las novias de nuestras mejores amigas. Todas nos hemos preguntado alguna vez, mirándola a las 5 am, si estábamos enamoradas, si ahora nos besaríamos… Todas somos las novias de nuestras amigas. Como dice Frances de Sophie “Somos como lesbianas pero sin sexo”.

Torres más altas han caído. Isabel Pantoja y María del Monte. Belén Esteban y María José Campanario. María Teresa Campos y Terelu. Chenoa y Rosa López. Tamara Falcó e Isabel Preysler.

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Yo, por mi parte, llevo ya un año trabajando con niñas pequeñas. No sé si lo sabes. Intuyo que algo has podido deducir por mis redes sociales. He aprendido mucho de la amistad. He presenciado escenas bellísimas. Dos niñas se pelean. Son mis dos favoritas. Pelean, se tiran de los pelos y se dicen atrocidades. Tienen 6 años pero insultan como si tuvieran 15. En eso se parecen a nosotras. Tras un largo silencio, las niñas se sientan a mediar. Yo me siento con ellas. Ambas lloran. A las niñas pequeñas se les quedan las lágrimas marcadas en la cara. No sé cómo sucede ni cómo llegan a a esta reflexión pero una de ellas, voz quebrada, le dice:

Eres mi amiga y no quiero que te duela la tripa.

Es atroz. Es horrible. Se me inundan los ojos de lágrimas que disimulo. Ellas se levantan y ya el juego es otro. Me quedo parada en mitad del campo de fútbol. Otra vez las niñas vuelven a darme un repasito. Me acuerdo mucho de ti.

Ahora mis mejores amigas tienen 6 años. Me pagan por estar con ellas, sí, es cierto. Cotizo por jugar. Estuve trabajándolo mucho en terapia. Ya sabes, al principio no podía ni mirarlas. Me daba mucho miedo reconocerme en esas niñas. Reconocerme en la capitana déspota, despeinada y malhablada. Ahora las miro de frente. Sé que confían en mí. Yo confío también en ellas. Les cuento mis miedos y los reducen. Les cuento mis alegrías y las multiplican. Es como empezar de cero. Como si Dios me diese otra oportunidad.

También me relaciono con niñas de mi edad. No te asustes. Tengo poquitas amigas pero las tengo. Conocí a María. Te encantaría. Siempre lleva pinzas de colores y fumamos dentro del metro sólo para divertirnos. Cuando estamos juntas nunca queremos separarnos. Muchas noches hemos tenido que irnos a dormir juntas para evitarlo. A veces no contesto a sus mensajes bonitos porque tengo mucho miedo de que ella me quiera. Me da miedo traicionarla. Pero la veo aparecer por la esquina y sí que pienso Allí viene mi amiga, mi amiga del alma.

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También vivo con mi mejor amiga. En esta casa retumban las risas de pared a pared y hasta me entra dolor de barriga. Dolor del bueno. Me sorprendo viéndome en el salón haciendo las mayores estupideces, haciendo los peores bailes, imitando las más tenebrosas voces. Sabe todos mis secretos. Sabe quién eres, cómo te llamas y dónde me duele. Además, es mi novia. ¿Te lo puedes creer? Tengo tantas cosas que contarte. 

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Mira, estas son María y Paloma

Sólo quería darte las gracias. Siento que se me quedara pequeño ese mundo. Ese pueblo nuestro, ese grupo, esa ropa, ese bar. A veces me gustaría que hubiese sido suficiente. 

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Eres mi amiga y no quiero que te duela la tripa

Hace un tiempo que no entiendo mucho qué es la amistad. Tengo tantas cosas que contarte. 

Soy yo, Nadia. 

He estado pensando en todas. Creo que soy una mala amiga. Estoy bastante segura de que soy una mala amiga.

Es 2009. En Disney hoy ponen “Programa de protección de princesas”. Tu mejor amiga y tú os empacháis de galletas María y leche con Colacao. Ese momento en el que se prueban vestidos se guardará para siempre en tu imaginario. Demi Lovato y Selena Gómez acaparan toda vuestra atención. Pasáis la tarde en Internet con vuestros pequeños dedos. A veces entrando en lugares que no deberíais poder acceder. Veis algún que otro pene en Chatroulette y os escandalizáis. Pasas horas ensayando esa coreografía con tu amiga. Ella es Selena y tú eres Demi.

You and me 

The perfect team

Chasing down the dream

One and the same

Tu madre llama al timbre y te marchas. No hay despedidas feroces. Mañana volverás a reunirte en clase con tu mejor amiga. 

Ahora no sé dónde estás, qué haces, si sigues teniendo problemas con la alimentación, si te reconciliaste con tu madre, si sigues currando en aquel bar, si sigues odiando la vida tan fuerte como antes. Veo las cosas que haces por Instagram. Esa gente con la que ahora vas. La ropa que ahora llevas. Todo me resulta tan extraño. Nunca pensé que llevarías unas prendas así. Estás guapa, siempre pensé que estabas guapa. Pero estás tan rara desde aquí. 

Me considero bastante despreocupada, olvidadiza y egoísta. No soy una buena amiga. Me gusta divertirme. Siempre prometo noches inolvidables. O prometía, ya no sé. Me gusta ponerme hasta el culo para decir cosas bonitas. Me envalentono. Me gusta reconciliarme. Me gusta estar peleada. Me gusta el proceso de transformación. Me gusta el momento donde la gente se quiebra. A muchas amigas las dejé atrás por ello. Lo digo con culpa, con dolor, con remordimientos. Aprieto los dientes cuando lo recuerdo. 

Te dejé todos mis vestidos. Me dejaste todos tus vestidos. Perder amigas es perder vestidos preciosos también. Me gustaba vestirme contigo. Me gustaba recogerte en tu portal. Me gustaba cantar en el coche. Me gustaba que me robaras comida de la despensa. Me gustaba llevarte al pueblo de mis abuelos. Me gustaba darnos besos debajo de la cama. Me gustaba que te hicieras al chico guapo de la fiesta mientras yo me hacía al amigo. Me gustaba despertar en tu cama. Me gustó que estrenáramos el satisfyer pared con pared, en nuestras respectivas habitaciones y que luego saliésemos a contárnoslo.

Hace un tiempo que no entiendo mucho qué es la amistad. En realidad, creo que nunca lo entendí. Las amigas siempre estuvieron allí. No tuve que pensar en ello. Desperté un día y yo era una niña con amigas.

Ahora me acerco a la gente con dudas y temores. Mantengo la distancia y espero que no esperen nada de mí. No quiero entregar mi tiempo ni mis secretos. Quiero estar oculta. Me siento en las aulas rodeada de gente y me siento sola. No participo en clase ni hago preguntas. Yo fui parte de ese grupo de chavalas que susurraba en clase y se meaba de risa. Fui molestona y protestante. Hasta una profesora me llamó impertinente. Yo sólo me divertía. Yo sólo tenía amigas. Ahora me protejo con cara de mala hostia, camino recto, espalda dura, sin cruzar miradas, objetivo claro, nada me distrae. Nadie se sienta en la fila en la que yo estoy. La soledad se huele. Me gusta. 

Creo que cuando pierdes a grandes amigas se te queda grabado en la cara. La gente puede verlo. Es una cara específica y que nada tiene que ver con perder a un perro ni a un novio. Es una cara peculiar. Es una cara de susto. Una cara de aburrimiento constante. Tu madre te dice que te has hecho mayor. Tu abuela que has engordado. Te has vuelto más fina, menos política. No te metes en debates. No te interesan los chicos de lcas discotecas. Vuelves a tu casa antes de la 1 am. Te acuestas a dormir y te sientes miserable. 

Frances Ha también es mala amiga. Y también lo es su mejor amiga, Sophie. En realidad, la “buena amiga” no existe. Recuerdo cuando Frances se sorprende hablando mal de su mejor amiga en esa comida con desconocidos y procede a extenderse después manifestando aquello que tantas veces hemos podido leer en Twitter:

FRANCES: Es ese momento en el que estás con alguien y le quieres, y él lo sabe, y te quiere y tú lo sabes. Estáis en una fiesta y estáis cada uno hablando con otras personas y os estáis divirtiendo y miráis al otro lado de la sala y cruzáis las miradas, pero no porque seáis posesivos ni tiene porque ser algo sexual, sino porque estáis hechos el uno para el otro. Es bonito y triste a la vez, pero sólo porque esta vida terminará y ese mundo secreto que habéis creado entre los dos y que sólo vosotros dos conocéis, nadie más lo ve. Es como cuando dicen que existen otras dimensiones por todas partes pero no podemos percibirlas. Eso, eso es lo que yo busco en una relación”.

Al final de la película, Frances, en mitad de mucha gente, mira a su Sophie y se derrite.  Las dos ya han cambiado, se han hecho mayores y, lo que es peor, se han hecho daño, se han roto el corazón la una a la otra. Sophie le hace ojitos desde el otro lado de la sala con su novio al lado. Un novio que, por cierto, no se entera de nada. Un patán de nombre cutre. Eso es lo que pensamos siempre de los novios de nuestras mejores amigas. Pero es que, en el fondo, somos las novias de nuestras mejores amigas. Todas nos hemos preguntado alguna vez, mirándola a las 5 am, si estábamos enamoradas, si ahora nos besaríamos… Todas somos las novias de nuestras amigas. Como dice Frances de Sophie “Somos como lesbianas pero sin sexo”.

Torres más altas han caído. Isabel Pantoja y María del Monte. Belén Esteban y María José Campanario. María Teresa Campos y Terelu. Chenoa y Rosa López. Tamara Falcó e Isabel Preysler.

Imagen

Yo, por mi parte, llevo ya un año trabajando con niñas pequeñas. No sé si lo sabes. Intuyo que algo has podido deducir por mis redes sociales. He aprendido mucho de la amistad. He presenciado escenas bellísimas. Dos niñas se pelean. Son mis dos favoritas. Pelean, se tiran de los pelos y se dicen atrocidades. Tienen 6 años pero insultan como si tuvieran 15. En eso se parecen a nosotras. Tras un largo silencio, las niñas se sientan a mediar. Yo me siento con ellas. Ambas lloran. A las niñas pequeñas se les quedan las lágrimas marcadas en la cara. No sé cómo sucede ni cómo llegan a a esta reflexión pero una de ellas, voz quebrada, le dice:

Eres mi amiga y no quiero que te duela la tripa.

Es atroz. Es horrible. Se me inundan los ojos de lágrimas que disimulo. Ellas se levantan y ya el juego es otro. Me quedo parada en mitad del campo de fútbol. Otra vez las niñas vuelven a darme un repasito. Me acuerdo mucho de ti.

Ahora mis mejores amigas tienen 6 años. Me pagan por estar con ellas, sí, es cierto. Cotizo por jugar. Estuve trabajándolo mucho en terapia. Ya sabes, al principio no podía ni mirarlas. Me daba mucho miedo reconocerme en esas niñas. Reconocerme en la capitana déspota, despeinada y malhablada. Ahora las miro de frente. Sé que confían en mí. Yo confío también en ellas. Les cuento mis miedos y los reducen. Les cuento mis alegrías y las multiplican. Es como empezar de cero. Como si Dios me diese otra oportunidad.

También me relaciono con niñas de mi edad. No te asustes. Tengo poquitas amigas pero las tengo. Conocí a María. Te encantaría. Siempre lleva pinzas de colores y fumamos dentro del metro sólo para divertirnos. Cuando estamos juntas nunca queremos separarnos. Muchas noches hemos tenido que irnos a dormir juntas para evitarlo. A veces no contesto a sus mensajes bonitos porque tengo mucho miedo de que ella me quiera. Me da miedo traicionarla. Pero la veo aparecer por la esquina y sí que pienso Allí viene mi amiga, mi amiga del alma.

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También vivo con mi mejor amiga. En esta casa retumban las risas de pared a pared y hasta me entra dolor de barriga. Dolor del bueno. Me sorprendo viéndome en el salón haciendo las mayores estupideces, haciendo los peores bailes, imitando las más tenebrosas voces. Sabe todos mis secretos. Sabe quién eres, cómo te llamas y dónde me duele. Además, es mi novia. ¿Te lo puedes creer? Tengo tantas cosas que contarte. 

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Mira, estas son María y Paloma

Sólo quería darte las gracias. Siento que se me quedara pequeño ese mundo. Ese pueblo nuestro, ese grupo, esa ropa, ese bar. A veces me gustaría que hubiese sido suficiente. 

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