Primera luz
- Antes de que cerrara la puerta le grité hijo de puta.
- Me puse tan nerviosa al ver que no estabas que no podía recordar tu nombre.
- Me creí una estrella de Hollywood alejándome de ti. Fue horrible.
- ¿Lo dices por lo de tirarte al suelo?
- Sí, y por aporrear la puerta tan dramáticamente.
- ¿Y nadie dijo nada?
- Nadie.
- En el norte son unos estirados. Los que van en Renfe, digo. Al llegar a tierra son majos.
- Descarrilan pocos trenes para llevar a tantos imbéciles.
- Me alegro de que hayas sido tú.
- ¿Yo qué?
- La que se quedó dentro. Yo me hubiera quedado en silencio, como mi padre.
- ¿Crees que es hereditario?
- Qué de todo.
- Ese silencio.
- Creo que es contagioso. Es como un virus. Se te mete en el cerebro y se expande. Se hace hasta casi mas grande que él.
- Quizás debemos reventar una vajilla o un retrovisor.
- Mi sueño es tirar huevos.
- ¿Por qué casa empezarías?
- En orden de importancia: Interventor 4141 de la Renfe; SEUR.
- Los huevos me parecen poco agresivos.
- Ya. La fuerza me asusta.
- En orden de importancia, ¿qué fuerzas te asustan?
- La fuerza de la naturaleza; la fuerza bruta.
- A mí la de la pena.
- ¿La fuerza de la pena existe de qué modo?
- Es como un boxeador cabreado surfeando en un mar bravo.
- Con tabla o sin tabla.
- Como tú quieras, guapa.
- La fuerza de la pena no existe. Existe la pena fuerte, la pena más serena. Tal vez el hacernos creer que la fuerza de la pena existe sea un método más de fuerza bruta.
- Me impresiona vivir en un mundo con tanta pena y que nadie diga nada. Como en el tren.
- Ahora la pena se utiliza para cotillear. “Ai… meniña. Morreu nunha explosión de jas. Qué pena máis jrande”.
- La pena es lo más antiguo que existe.
- ¿La conocían los griegos?
- Claro. Pero no tenían Alprazolam. Debió ser duro aquello.
- Tenían veneno.
- Cada uno tiene sus armas.
- La Sertralina es un veneno.
- Ya casi no me pongo cachonda.
- Lívido. Se dice lívido.
- Me gusta más decir cachonda. Es uno de los efectos secundario.
- ¿Pero puedes correrte?
- Me cuesta. Me cuesta un poco. Si pienso en tu cara, menos.
- Jajaja. La ciencia no parará al deseo.
- ¿Dónde se almacenan las pastillas en el cuerpo? ¿Y el deseo?
- El deseo está en la piel. Noto cómo palpitan los músculos al verte, al besarte. Me atraviesa. Corre veloz. En cuanto a las pastillas, supongo que irán directas al estómago.
- Me gustaría coleccionar tu pis. Un pis lleno de pastillas. En un frasco te guardaría.
- El pis es sexi. Un niño de mi cole le meó encima a otra niña mientras hacían el amor. En ese momento me pareció asqueroso.
- ¿Vivirías en un pueblo como este?
- Cuando llegamos no. Ahora que nos estamos yendo, sí. Sin pensarlo.
- Me gusta saber cómo se llama la charcutera.
- A mí me gusta saberme a los perros de memoria.
- Podrías cuidar de los perros cuando los vecinos se vayan de vacaciones.
- Se lo dije a una vecina de Madrid y le asusté.
- No me hables de esa ciudad.
- Adónde irá el de enfrente. Todo trajeado.
- Me flipa lo blanca que es su camisa. Huele a empresa, a oficina. Seguro que va a conocer a una amante que conoció por Badoo.
- A veces sueño con haberte conocido por Badoo.
- Habrías conocido a chicoguapojoven24.
- Y tú a chicotimidobueno7.
- Nos habríamos reído.
- Me río siempre. Me reí al verte por primera vez, aunque tú estabas muy gris.
- Soy muy feliz contigo. Siento que tu amor me va por dentro.
- Te daría la mano por debajo de la tierra si muriera.
- Todo es un secuestro cuando quieres estar con tu amada.
- ¿Te gustó la iglesia que vimos?
- Sí. Ahora al entrar en las iglesias ya no pienso en Dios, pienso en vestidos largos y blancos. Tu madre y la mía borrachas.
- Mi tío es cura. Podremos convencerle para que haga una excepción.
- Pues ojalá. Menudo enrollado.
- Pero a que cuando entras allí…
- Dan ganas de creer, ¿verdad?
- Sí. Justo. A veces pienso que me rompí el codo aquel día para poder conocerte.
- Ahora cuando veo a una niña en bici derrapando, me entra mucha ternura. Debiste ser una delincuente.
- Fui prudente. Soy. Me caí sin querer.
- Tienes cara de no caerte nunca. Si no te hubiese visto caer aquella vez a causa del vermú, creería que nunca te has caído.
- El pavimento estaba en malas condiciones. De todas formas, me da mucho miedo caer. Como aquel día en la moto, por la autovía.
- Yo te cogía del pecho y pensaba si me muero, me muero tranquila. Pero me daba mucha pereza caernos en mitad de l’Albufera y tener que llamar a mi madre, la grúa…
- Yo imaginaba que caeríamos y que nuestras caras quedarían desfiguradas. Tendríamos que volver a conocernos. No quería.
- Nuestros mofletes clavados en la calzada.
- La merienda de los mininos.
- Menos mal que no caímos. Yo sabía que no caeríamos.
- De tanto convencerme que sabía. Supe. Pero era solo porque no podía decirte que no.
- No quiero despedirme de ti nunca en un aeropuerto.
- No tenemos pasta para volar.
- De polizón.
- Qué.
- En una caja escondida.
- No te entiendo.
- Podemos viajar en una maleta, en una caja, eso se llama ir de polizón.
- Ah. Nunca me lo había planteado. Para mí eso se llama repatriar un cuerpo.
- Yo no me quiero morir en otro sitio que no sea España.
- Nada suena igual como una muerte castellana. Española.
- Aunque morir ya no se lleva. No es folclórico.
- Para cuando estemos muertas congelarán nuestros corazones. Los mandarán a otro planeta.
- Yung Beef decía algo así como si no estás conmigo, que me entierren boca abajo.
- Le comerán los gusanos antes.
- Qué poco romántica.
- Romántico-práctica. ¿Falta mucho?
- Una hora.
- ¿Qué cenamos?
- Un vaso de leche y a la cama, como decía mi madre.
- La mía decía: “no pienso hacer cena, el que quiera cenar que se tome un vaso de leche”.
- Me parece genial.
- Una última cosa.
- No sé, dime tú.
- ¿Qué es que te quieran?
- Ir sin costillas como Shakira.
- El eyeliner de una choni en 2012.
- Pauly D y Vinny.
- El hombro de un nazareno.
- Un chute infinito.
- Un vaso de leche.
Última luz