Lo que más me gusta hacer en diciembre es sentarme en un banquito al sol en la plaza de Amboage y ver pasar a las señoras con sus enormes abrigos de pelo. No dicen nada de nadie, esos abrigos pueden tener mas de 50 años y continúan vigentes. Me recuerdan de dónde vengo y adonde no quiero ir, me hacen apreciar este lugar a pesar de que no desee quedarme, y sobre todo me recuerdan al inicio de Crónicas marcianas de Ray Bradbury.
Mentiría si dijese que no espero nada de cada cambio de año. No soy una escéptica aunque cada Nochebuena cenemos comida china y continúo creyendo en los rituales y en los significados de las cosas. Supongo que con el tiempo una debería volverse más arisca, y en consecuencia, como haremos muchos, procuro disimular mi nerviosismo y me niego en rotundo a hacer cola en Zara para buscar un vestido para Fin de Año. Sin embargo, cada noche del 31 de diciembre regresa esa fe o pensamiento mágico como si algo estuviese a punto de pasar. Aunque nunca pase.
2024 no ha tenido momentos álgidos, y como contrapartida, tampoco sobresaltos. Creo que siempre he vivido de esta manera y por mucho que lo intente, no se hacerlo de otra. Deseo para 2025 vivir con ligereza, también recordar que hay este y otros futuros posibles. Deseo que me sigan amando quienes lo hacen, y recordar que hay sitio para otros que vengan.
Aclarado esto, aquí va mi lista de lo que quiero en mi vida o no para 2025:
IN
- Compartir las alegrías con las amigas.
- El hedonismo siempre. Por otro año y seis días esperando a Sorrentino.
- Salir de casa todos los días, es un acto de amor a una misma.
- Más poetas brasileños, son los mejores, especialmente ellas.
- Festivales y conciertos.
- A colación de lo anterior, más dopamina.
- Suscribirse a medios alternativos. Los grandes ya viven de subvenciones.
- Viajar a otro continente.
- Visitar a mis amigos, que llevan tres años esperándome en Madrid.
OUT
- Quejarse demasiado.
- Alquileres que se llevan el 60% del sueldo. De eso hay que quejarse más, te afecte o no.
- Chía, matcha y cosas que no vas a desayunar nunca.
- Compararse, una costumbre fea que has cogido hace poco.
- Escribir exclusivamente cosas tristes.
- Leer exclusivamente cosas tristes.
- Vestir como una señora. No necesitas seguir haciéndote la seria.
- Sentirte mayor de lo que eres.