Culpa al cosmos y tira

Mientras la gente busca responsables del tremendo desastre, mis redes sociales se inundan de memes astrológicos señalando a un único culpable: Mercurio —bendita suerte para el CEO de CrowdStrike, que podrá utilizarlo a su favor—

El pasado viernes miles de equipos informáticos sufrieron una caída global debido al sensor Falcon de la plataforma de ciberseguridad CrowdStrike. El mundo digital se apagó, con la mala suerte de hacerlo el mismo día en el que se empezaban a notar los estragos de Mercurio retrógrado. Vaya por Dios.

Mientras la gente busca responsables del tremendo desastre, mis redes sociales se inundan de memes astrológicos señalando a un único culpable: Mercurio —bendita suerte para el CEO de CrowdStrike, que podrá utilizarlo a su favor—. Y ya me sabe mal, no quisiera ser yo la que haga un texto sobre la retrogradación de un planeta y sus efectos, pero entiendeme, es preciso que hablemos de este tema. 

Para algunas personas, los astros tienen la misma relevancia en su día a día que la que tenían para los antiguos griegos, e ignorarlo por mi parte sería descarado. Si no tienes la suerte de ser bombardeado por este tipo de contenido, deja que te ponga en contexto.

La retrogradación de un planeta, astronómicamente hablando, no es más que un efecto visual por el que, a nuestros ojos y desde la Tierra, Mercurio —en este caso— gira al revés en su órbita. Astrológicamente se dice que provoca el caos y desastres en su área de especialidad: la comunicación. 

Vaya, vaya ¿te suena de algo? 

No culparemos a la astrología si no quieres. Pero estoy escribiendo estas líneas sufriendo sus consecuencias: un retraso de 2 horas en un vuelo de literalmente 20 minutos. También te diré que no era difícil predecir dicha situación. Por un lado, porque no hay que tener muchas luces para saber que: domingo, último vuelo del día, julio y Palma de Mallorca son sinónimo de retraso. Por otro, porque todas mis redes sociales se han encargado de prevenirme de la retrogradación y esas cosas. 

En mi caso, soy informada de forma recurrente y a través de diversos canales sobre este fenómeno. En un día normal puedo contar hasta 15 o 20 impactos aleatorios —entendiéndose como cualquier tipo de contenido relacionado con la astrología—en mis redes. Por si fuera poco, C. y yo nos mandamos tweets, reels y Tik Toks sobre cómo pintará el cielo en las próximas semanas, pero no nos juzgues, lo hacemos sólo con un fin: el de justificar nuestra desdicha amorosa, laboral y familiar. Así somos: si te deja tu novio es por lo de Mercurio, no porque claramente no esté enamorado de ti. 

El año pasado leí esta entrevista a Mela Pabón, que recién se estrenaba como astróloga en SModa. En ella comentaba cómo el horóscopo le daba a uno la tranquilidad y certeza de que no todo está bajo nuestras manos, y eso es todo un descargo. 

«Lo que tienen las prácticas espirituales o esotéricas es que te permiten soltar angustia existencial. Si estás pasando por algo malo y lees que está Mercurio qué sé yo dónde, uno como que se entrega, como que dice ‘no tengo el control de todo’. A mí la astrología me ha ayudado a ver que las cosas buenas y malas son pasajeras. Un horóscopo es un momento, un día, un mes, y crea esa tranquilidad de que las cosas pueden cambiar Ahora estás en la mierda, sí, pero mañana entra Marte y hay un giro. Placebo o no, eso te da una energía especial»

Mela acumula un millón de seguidores en @checkinmela, pero no es la única. Hay mogollón de cuentas, en tono de humor y en tono no tan de humor, que, cuales guías, nos hablan de cómo afrontar el mes y, aunque personalmente no entienda casi nada de lo que me cuentan, ahí estoy. 

Pero digo yo… ¿Por qué la astrología sigue teniendo tanta importancia? ¿Por qué sigue habiendo gente que justifique en pleno siglo XXI un error informático con los astros? Esta pregunta no es ni nueva, ni solo mía, de hecho, hace unos años también se la hizo La Despensa, una agencia creativa que comparte en abierto sus estudios de tendencias. Para sorpresa de nadie, seguimos necesitando respuestas, creer en algo y sentir que no todo es nuestra culpa. La astrología lleva unos añitos viviendo su época dorada y quien diga que no, está fuera. Encontramos horóscopos en Tik Tok, también en Spotify, se vende en libros de Natura, se estampa en camisetas de Inditex y está hasta en política: aquí el análisis de la carta astral del mismísimo presidente del Gobierno. 

El horóscopo siempre dará una explicación ajustada a tu realidad y si no la tiene, se la encontrarás. Co-Star, por ejemplo, es una app que combina inteligencia artificial y astrología. Dicha aplicación genera a diario una notificación personalizada —famosa por rebosar osadía—que es capaz de “clavarla” casi siempre en base a tu situación personal. Será porque en una era en la que casi todo tiene respuesta, a veces necesitamos que ésta no sea tangible, atribuir a la vez el problema y su solución a un tercero sobre el cual no podemos hacer otra cosa que rendirnos.

Personalmente, lo del horóscopo me lo tomo medioarisa medioenserio, todo depende de lo desesperada que me encuentre en ese momento. Así funcionan estas cosas, cuanto más lo necesites, más estará. Lo que poca gente sabe es que la mejor función que se le puede dar al horóscopo es la de detectar cretinos. Decir que eres una férrea creyente del zodiaco en una primera cita, aunque sea de broma, te permitirá conocer el grado de tolerancia, educación y cordialidad de tu interlocutor: si pone mala cara, te critica o se ríe de ti, amiga ahí no es. Si por el contrario se muestra neutro, afable e incluso dispuesto a escuchar, tienes la bendición del cosmos. 

Si te ha gustado este artículo, gracias, sino pensaré que es porque tienes Urano en a saber qué conjunción y te ha pillado en otra onda.

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Culpa al cosmos y tira

Mientras la gente busca responsables del tremendo desastre, mis redes sociales se inundan de memes astrológicos señalando a un único culpable: Mercurio —bendita suerte para el CEO de CrowdStrike, que podrá utilizarlo a su favor—

El pasado viernes miles de equipos informáticos sufrieron una caída global debido al sensor Falcon de la plataforma de ciberseguridad CrowdStrike. El mundo digital se apagó, con la mala suerte de hacerlo el mismo día en el que se empezaban a notar los estragos de Mercurio retrógrado. Vaya por Dios.

Mientras la gente busca responsables del tremendo desastre, mis redes sociales se inundan de memes astrológicos señalando a un único culpable: Mercurio —bendita suerte para el CEO de CrowdStrike, que podrá utilizarlo a su favor—. Y ya me sabe mal, no quisiera ser yo la que haga un texto sobre la retrogradación de un planeta y sus efectos, pero entiendeme, es preciso que hablemos de este tema. 

Para algunas personas, los astros tienen la misma relevancia en su día a día que la que tenían para los antiguos griegos, e ignorarlo por mi parte sería descarado. Si no tienes la suerte de ser bombardeado por este tipo de contenido, deja que te ponga en contexto.

La retrogradación de un planeta, astronómicamente hablando, no es más que un efecto visual por el que, a nuestros ojos y desde la Tierra, Mercurio —en este caso— gira al revés en su órbita. Astrológicamente se dice que provoca el caos y desastres en su área de especialidad: la comunicación. 

Vaya, vaya ¿te suena de algo? 

No culparemos a la astrología si no quieres. Pero estoy escribiendo estas líneas sufriendo sus consecuencias: un retraso de 2 horas en un vuelo de literalmente 20 minutos. También te diré que no era difícil predecir dicha situación. Por un lado, porque no hay que tener muchas luces para saber que: domingo, último vuelo del día, julio y Palma de Mallorca son sinónimo de retraso. Por otro, porque todas mis redes sociales se han encargado de prevenirme de la retrogradación y esas cosas. 

En mi caso, soy informada de forma recurrente y a través de diversos canales sobre este fenómeno. En un día normal puedo contar hasta 15 o 20 impactos aleatorios —entendiéndose como cualquier tipo de contenido relacionado con la astrología—en mis redes. Por si fuera poco, C. y yo nos mandamos tweets, reels y Tik Toks sobre cómo pintará el cielo en las próximas semanas, pero no nos juzgues, lo hacemos sólo con un fin: el de justificar nuestra desdicha amorosa, laboral y familiar. Así somos: si te deja tu novio es por lo de Mercurio, no porque claramente no esté enamorado de ti. 

El año pasado leí esta entrevista a Mela Pabón, que recién se estrenaba como astróloga en SModa. En ella comentaba cómo el horóscopo le daba a uno la tranquilidad y certeza de que no todo está bajo nuestras manos, y eso es todo un descargo. 

«Lo que tienen las prácticas espirituales o esotéricas es que te permiten soltar angustia existencial. Si estás pasando por algo malo y lees que está Mercurio qué sé yo dónde, uno como que se entrega, como que dice ‘no tengo el control de todo’. A mí la astrología me ha ayudado a ver que las cosas buenas y malas son pasajeras. Un horóscopo es un momento, un día, un mes, y crea esa tranquilidad de que las cosas pueden cambiar Ahora estás en la mierda, sí, pero mañana entra Marte y hay un giro. Placebo o no, eso te da una energía especial»

Mela acumula un millón de seguidores en @checkinmela, pero no es la única. Hay mogollón de cuentas, en tono de humor y en tono no tan de humor, que, cuales guías, nos hablan de cómo afrontar el mes y, aunque personalmente no entienda casi nada de lo que me cuentan, ahí estoy. 

Pero digo yo… ¿Por qué la astrología sigue teniendo tanta importancia? ¿Por qué sigue habiendo gente que justifique en pleno siglo XXI un error informático con los astros? Esta pregunta no es ni nueva, ni solo mía, de hecho, hace unos años también se la hizo La Despensa, una agencia creativa que comparte en abierto sus estudios de tendencias. Para sorpresa de nadie, seguimos necesitando respuestas, creer en algo y sentir que no todo es nuestra culpa. La astrología lleva unos añitos viviendo su época dorada y quien diga que no, está fuera. Encontramos horóscopos en Tik Tok, también en Spotify, se vende en libros de Natura, se estampa en camisetas de Inditex y está hasta en política: aquí el análisis de la carta astral del mismísimo presidente del Gobierno. 

El horóscopo siempre dará una explicación ajustada a tu realidad y si no la tiene, se la encontrarás. Co-Star, por ejemplo, es una app que combina inteligencia artificial y astrología. Dicha aplicación genera a diario una notificación personalizada —famosa por rebosar osadía—que es capaz de “clavarla” casi siempre en base a tu situación personal. Será porque en una era en la que casi todo tiene respuesta, a veces necesitamos que ésta no sea tangible, atribuir a la vez el problema y su solución a un tercero sobre el cual no podemos hacer otra cosa que rendirnos.

Personalmente, lo del horóscopo me lo tomo medioarisa medioenserio, todo depende de lo desesperada que me encuentre en ese momento. Así funcionan estas cosas, cuanto más lo necesites, más estará. Lo que poca gente sabe es que la mejor función que se le puede dar al horóscopo es la de detectar cretinos. Decir que eres una férrea creyente del zodiaco en una primera cita, aunque sea de broma, te permitirá conocer el grado de tolerancia, educación y cordialidad de tu interlocutor: si pone mala cara, te critica o se ríe de ti, amiga ahí no es. Si por el contrario se muestra neutro, afable e incluso dispuesto a escuchar, tienes la bendición del cosmos. 

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