Navidad con extra de azúcar

He visto todas las pelis románticas navideñas para que tú no tengas que hacerlo.

Ahora sí que sí, iiiit’s tiiiiimeee (leer con la agudísima voz de Mariah Carey). Por si no te habías dado cuenta o tu Netflix no se ha llenado de portadas de películas con parejas vestidas con los colores corporativos de la Navidad —verde y rojo—, estamos en diciembre, lo que viene siendo la temporada de las malas comedias románticas navideñas. 

Digo malas en cursiva, sí, porque no creo que sea un adjetivo que les haga justicia. ¿Sabes la expresión ser un feo-guapo? Se dice de un actor o famoso que no es estereotípicamente guapo pero tiene algo. Pues así son estas películas para mí: malas-buenas. Porque son malas, una tiene que ser honesta, pero algo deben de tener para que cada Navidad se sigan reproduciendo los mismos argumentos y fórmulas. 

Detrás de la mayoría de ellas está Hallmark, una gran productora americana que ha sabido dar con la receta de la felicidad y ha conseguido hacer un negocio altamente rentable: producciones anuales de coste bajo, tramas muy simplonas y Navidad a raudales. De esto también se ha enterado Netflix, asentándose como un competidor muy atractivo con presupuestos más altos y localizaciones más idílicas, haciendo que su cartelera navideña sea bastante imbatible. 

Yo no intento convencer a nadie para consumirlas, sólo faltaría. Son un pequeño e íntimo placer culpable con casi nada de culpa. Estas películas son para ver en soledad, o si me apuras, acompañada de gente en la misma sintonía, pues de ninguna otra manera sería capaz de justificar la pérdida de una hora y media de mi vida por ver a Lindsay Lohan recuperar un viejo amor del instituto en un pueblo remoto de Wisconsin tras un vuelo cancelado. 

Porque sí, todas son iguales. Todas. Peli de tarde es una cuenta de Twitter que inventa y se ríe de este género cinematográfico homónimo, que brilla especialmente en Navidad. 

Dichas películas tienen una línea argumental muy básica, suelen retratar parejas cis hetero —porque, claro, no existe otro tipo de pareja o realidad en la faz de la tierra— y los actores no acostumbran a ser conocidos, salvo algún cameo tontorrón de Meghan Markle. De vez en cuando, tenemos suerte y sale alguna película en condiciones, pero son la excepción que cumple la norma. Es lo que tiene el haber coincidido en tiempo y espacio con Love Actually o The Holiday, un precio muy alto a pagar, sobre todo alto en azúcar, nubes y chocolate caliente. 

Pero oye, espera, que yo he venido aquí a reivindicar este subgénero. Se critica mucho su predecibilidad, se sabe perfectamente cómo van a acabar desde el principio, pero no creo que esos criticones se estén enterando de que ahí reside precisamente su gracia. No quiero sustos, no quiero sobresaltos, quiero la tranquilidad de saber qué va a pasar con tan sólo mirar la portada.

Es que por favor, es taaaan obvio lo que va a pasar aquí, es genial

Leí en el Huffpost y recuerdo que Leti Vila-Sanjuán dijo también una vez que las comedias románticas (las buenas) son una buena manera de evadir la realidad y, por un ratito, fingir que todo está bien. Son un refugio emocional que dan lo que prometen, en el que el espectador no tiene que enfrentarse a sorpresas desagradables ni a conflictos. Durante noventa minutos uno puede sumergirse en un mundo lleno de amor y esperanza, toma ya. En este caso, dicho subgénero es como un jersey navideño, puede que no sea el más bonito pero cumple su función: trasladar la magia de la navidad y dar calor. 

Estas películas juegan con ingredientes tales como la nostalgia —y dale con la nostalgia– de unas navidades idílicas o la satisfacción de darnos la razón al acertar cómo acabará. Sea como fuere, la fórmula es una fuente inagotable de contenido, aunque cada vez sea más loco el resultado (ver el trailer de Hot Frosty para entender el por qué). Aquí no vale fiarse de Letterbox ni Filmaffinity, es mejor dejarse llevar por el instinto: a peor título, mejor película. Los algoritmos saben que hay un público muy dentro, por eso las novedades no hacen ruido, y sin embargo ahí están cada año, esperando a ser, indudablemente, vistas. 

Si has llegado hasta aquí, probablemente te interesa el tema, así que aquí te va una pequeña lista de las películas que puedes ponerte el próximo finde. Recuerda, aquí visionamos y no juzgamos. 

Lista de algunas de las mejores-peores películas de Navidad, todas en Netflix: 

  1. Amor de calendario (Holidate)
  2. ¡Qué duro es el amor! (Lovehard)
  3. Nos vemos la próxima Navidad (Meet me next Christmas)
  4. Navidad de golpe (Falling for Christmas)
  5. Un príncipe de Navidad (parte 1,2 y 3… ¿qué más se puede pedir? 

Ahora bien, si te apetece saber cuáles son las mejores-mejores películas de Navidad, házmelo saber y nos ponemos manos a la obra. 

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Navidad con extra de azúcar

He visto todas las pelis románticas navideñas para que tú no tengas que hacerlo.

Ahora sí que sí, iiiit’s tiiiiimeee (leer con la agudísima voz de Mariah Carey). Por si no te habías dado cuenta o tu Netflix no se ha llenado de portadas de películas con parejas vestidas con los colores corporativos de la Navidad —verde y rojo—, estamos en diciembre, lo que viene siendo la temporada de las malas comedias románticas navideñas. 

Digo malas en cursiva, sí, porque no creo que sea un adjetivo que les haga justicia. ¿Sabes la expresión ser un feo-guapo? Se dice de un actor o famoso que no es estereotípicamente guapo pero tiene algo. Pues así son estas películas para mí: malas-buenas. Porque son malas, una tiene que ser honesta, pero algo deben de tener para que cada Navidad se sigan reproduciendo los mismos argumentos y fórmulas. 

Detrás de la mayoría de ellas está Hallmark, una gran productora americana que ha sabido dar con la receta de la felicidad y ha conseguido hacer un negocio altamente rentable: producciones anuales de coste bajo, tramas muy simplonas y Navidad a raudales. De esto también se ha enterado Netflix, asentándose como un competidor muy atractivo con presupuestos más altos y localizaciones más idílicas, haciendo que su cartelera navideña sea bastante imbatible. 

Yo no intento convencer a nadie para consumirlas, sólo faltaría. Son un pequeño e íntimo placer culpable con casi nada de culpa. Estas películas son para ver en soledad, o si me apuras, acompañada de gente en la misma sintonía, pues de ninguna otra manera sería capaz de justificar la pérdida de una hora y media de mi vida por ver a Lindsay Lohan recuperar un viejo amor del instituto en un pueblo remoto de Wisconsin tras un vuelo cancelado. 

Porque sí, todas son iguales. Todas. Peli de tarde es una cuenta de Twitter que inventa y se ríe de este género cinematográfico homónimo, que brilla especialmente en Navidad. 

Dichas películas tienen una línea argumental muy básica, suelen retratar parejas cis hetero —porque, claro, no existe otro tipo de pareja o realidad en la faz de la tierra— y los actores no acostumbran a ser conocidos, salvo algún cameo tontorrón de Meghan Markle. De vez en cuando, tenemos suerte y sale alguna película en condiciones, pero son la excepción que cumple la norma. Es lo que tiene el haber coincidido en tiempo y espacio con Love Actually o The Holiday, un precio muy alto a pagar, sobre todo alto en azúcar, nubes y chocolate caliente. 

Pero oye, espera, que yo he venido aquí a reivindicar este subgénero. Se critica mucho su predecibilidad, se sabe perfectamente cómo van a acabar desde el principio, pero no creo que esos criticones se estén enterando de que ahí reside precisamente su gracia. No quiero sustos, no quiero sobresaltos, quiero la tranquilidad de saber qué va a pasar con tan sólo mirar la portada.

Es que por favor, es taaaan obvio lo que va a pasar aquí, es genial

Leí en el Huffpost y recuerdo que Leti Vila-Sanjuán dijo también una vez que las comedias románticas (las buenas) son una buena manera de evadir la realidad y, por un ratito, fingir que todo está bien. Son un refugio emocional que dan lo que prometen, en el que el espectador no tiene que enfrentarse a sorpresas desagradables ni a conflictos. Durante noventa minutos uno puede sumergirse en un mundo lleno de amor y esperanza, toma ya. En este caso, dicho subgénero es como un jersey navideño, puede que no sea el más bonito pero cumple su función: trasladar la magia de la navidad y dar calor. 

Estas películas juegan con ingredientes tales como la nostalgia —y dale con la nostalgia– de unas navidades idílicas o la satisfacción de darnos la razón al acertar cómo acabará. Sea como fuere, la fórmula es una fuente inagotable de contenido, aunque cada vez sea más loco el resultado (ver el trailer de Hot Frosty para entender el por qué). Aquí no vale fiarse de Letterbox ni Filmaffinity, es mejor dejarse llevar por el instinto: a peor título, mejor película. Los algoritmos saben que hay un público muy dentro, por eso las novedades no hacen ruido, y sin embargo ahí están cada año, esperando a ser, indudablemente, vistas. 

Si has llegado hasta aquí, probablemente te interesa el tema, así que aquí te va una pequeña lista de las películas que puedes ponerte el próximo finde. Recuerda, aquí visionamos y no juzgamos. 

Lista de algunas de las mejores-peores películas de Navidad, todas en Netflix: 

  1. Amor de calendario (Holidate)
  2. ¡Qué duro es el amor! (Lovehard)
  3. Nos vemos la próxima Navidad (Meet me next Christmas)
  4. Navidad de golpe (Falling for Christmas)
  5. Un príncipe de Navidad (parte 1,2 y 3… ¿qué más se puede pedir? 

Ahora bien, si te apetece saber cuáles son las mejores-mejores películas de Navidad, házmelo saber y nos ponemos manos a la obra. 

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