Siempre ha existido un ellos contra nosotros donde muchos veían una lucha de clases; el único ellos contra nosotros es entre aquellos que viven de nuestro sudor y nuestro dinero contra los que financiamos su forma de vida.
En un mundo ideal el ellos contra nosotros no debería existir, pues a ellos los elegimos para tomar decisiones, gobernar, dirigir, gestionar, proteger y ayudar a la comunidad que todos formamos; en el mundo real, ellos han entendido que no existe intercambio, nosotros tenemos que mantenerlos pero ellos no hacen nada a cambio.
Jamás he visto una demostración más clara de esto que este domingo en Paiporta, las imágenes de un pueblo enrabietado son más típicas de otros países y no del nuestro; el desastre natural y la gestión del mismo están haciendo florecer sentimientos que van a ser difíciles de encauzar.
En estos momentos, no sé si es pronto, pero creo que empieza a ser momento de poner claramente quién es quién. Nunca va a ser tarde para empezar a sacar a pasear el dedo acusador; J’accuse escribió Zola para criticar al gobierno francés ante el caso Dreyfus que marcó y dividió a la sociedad francesa entre finales del siglo XIX y principios del XX, un caso donde el gobierno acusó de traición a un militar de ascendencia judía y, no solo eso, si no que se valió de la ocultación de pruebas una vez la verdad empezaba a ver la luz y ejerció toda la presión que pudo para tapar su error.
Ha pasado más de un siglo pero poco hemos cambiado.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a un Carlos Mazón que no estaba preparado para la ocasión; en política desde joven y cuya esperanza era asistir a las Fallas desde el balcón del ayuntamiento, eventos deportivos y organizar congresos. Pertenece a esa clase de políticos que deberían estar lejos de la gestión, pues son incapaces ya que jamás han trabajado más allá de sus cómodos despachos públicos; nulo en la prevención, inoperante en el durante y esperemos que no esté en el después pues miedo me da el escenario. Él y todo su gobierno deberían proceder a salir de sus puestos, pero no lo harán y, lo que es peor, su partido no les va a presionar para hacerlo visto que ha pasado una semana y Feijóo mantiene su gallega estrategia de no hacer nada.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a la AEMET, porque si Mazón fue desastroso en la prevención la agencia estatal de meteorología se ha convertido en un ente cuyas alertas no llegan a una población, que además, no las entiende, y que en el post, se empeñan en limpiar su nombre atacando al ciudadano.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a la Confederación Hidrográfica del Júcar, porque teniendo información en tiempo real de cómo evolucionaron los caudales, enviaron emails que parecen generados automáticamente para poder justificar que “nosotros hicimos nuestra parte”, como si tener mayor caudal que el Ebro en un barranco fuese algo estándar.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a Pedro Sánchez, que —ni en las horas más oscuras para la Comunidad Valenciana, a kilómetros escasos de la tercera ciudad más importante del país donde el fango, el llanto, la muerte y la desgracia lo cubren todo—, es capaz de pensar en otros términos que no sean basados en la obtención de beneficio político; “si la necesitan, que pidan ayuda” dice quien no dudaba en someter a otras comunidades y trata a Valencia como si fuese un estado ajeno, como si España fuese ahora una confederación de estados, una Austria-Hungría con ciudadanos de primera y de segunda. —además, visto lo visto el domingo, es incapaz de aguantar la mirada al pueblo, ¿puede gobernar un país quién se esconde de su gente?
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a Grande Marlaska que, como Ministro del Interior, tiene la capacidad de ante la inoperancia de Mazón, de declarar la emergencia nacional y tomar el control y aportar todos los medios del estado; en cambio, prefiere pasearse por la radio echando balones fuera mientras hay gente que podría salvarse en este impás.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a la ministra Margarita Robles, que como ministra de defensa ha sido incapaz de organizar al Ejército con la misma celeridad que para ayudar a un país extranjero vecino durante una emergencia similar el pasado año y, como Marlaska, sigue lavándose las manos en los medios.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a los grupos parlamentarios, y todos sus miembros que el mismo día del desastre decidieron que lo mejor era reunirse para repartirse TVE y crear cargos con sueldos desorbitados, aprobando esto como medida urgente.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, al uso que se hace del sistema autonómico donde lo único que queda claro es que está hecho a la medida de nuestra clase política, perfecto para escurrir el bulto y que la culpa siempre sea de otro. Además, de añadir aquí a quienes gobernaron previamente y que encontraron otra forma de asignar fondos, confiando que ellos no estarían allí en el momento de que un suceso así sucediera.
No sé si es pronto, pero es de rigor empezar a señalar, a acusar, a una parte de la opinión pública —prefiero dejarlo así que dar nombres de auténticas sabandijas— que está más pendiente del juego del relato, de la narrativa, de luchar contra escenarios hipotéticos; perdonad pero sólo os merecéis un absoluto desprecio y odio; una parte de la sociedad que la realidad es algo que no conciben, sólo percepciones y el “oh, que el otro no saque réditos”, vuestro destino debe ser el mismo que los culpables directos; una parte de la opinión pública centrada en decirte que lo que ves no es lo que hay.
No sé si es pronto, pero es de rigor ponerse en pie ante el pueblo español, que ha entendido que al pueblo lo va a salvar el pueblo, España, porque son las gentes quienes forman la nación, ha dado una respuesta que produce emoción y un deseo de ayudar; si hay un país que tiene futuro es el que se sostiene sobre todos esos lazos comunitarios fuertes y que se ven en estos momentos donde hace falta. Allá donde ellos, los políticos, han demostrado no estar a la altura, nosotros -vosotros- estáis dando una lección de humanidad, amor, solidaridad y entrega que resalta las vergüenzas de la calaña que forman ellos. Quizás ahora solo podemos señalarles pero, cuando llegue el momento, cuando todo haya más calma, el pueblo tiene que ejercer su legítimo derecho de librarse de ellos.
—
* La foto de la portada es de Jorge Gil | Europa Press