Por qué la realidad no importa

Llevaba un tiempo intentando poner en papel alguna idea sobre la percepción de la realidad y esto va a ser un intento (escasamente lúcido).

Podemos decir que existen tres planos diferentes: la realidad «tal y como es» alejada de cualquier subjetividad, ejemplo, los datos; un segundo plano que es la interpretación o relato que se intenta hacer de esos datos pasándolos por filtros ideológicos e intereses de generadores de opinión; y por último, el plano de la realidad que cada uno percibimos, la suma de los dos primeros más nuestros propios sesgos. En resumen, tenemos datos que se interpretan de una manera para generar ideas en la mente de las personas para orientarlos de una manera u otra tras ser interpretados. 

De un tiempo a esta parte me obsesiona que hay cosas que veo que están mal o son un problema y que son, claramente, hechos objetivos pero parece que los que pueden actuar o generar el debate, no lo consideran relevante.

Cuando se habla de política lo que uno espera es que ataquen los datos, lo real, pero por desgracia tanto políticos como sus altavoces, porque eso es la prensa hoy en día, han pasado a moverse únicamente en el segundo de los planos de la realidad, el interpretativo; no estoy diciendo que no ataquen los problema reales, sólo lo estoy insinuando, si no que su labor se centra en dar una visión de lo que sucede en el mundo que se adapte a un esquema de ideas preconcebidas; todo se intenta encajar en esos marcos aunque las explicaciones puedan ser más sencillas, pero que estarían en contra de ideales o acciones consideradas positivas por sus seguidores o los ideales [sic] de un partido.

A causa de esto tenemos un sistema político y de comunicación que se sustenta sobre transmitir mensajes vacíos, eslóganes sin ninguna apelación a la realidad, objetiva o percibida por la gente, que buscan únicamente asentar un grupo de creencias en la población. La política genera debates a través de sus medios que no llevan a ningún sitio, generación de productos de consumo interno haciendo creer al ciudadano en su plano de la realidad que eso es lo importante, la emergencia.

La gente, cada uno con sus particularidades, percibe esos mensajes y los interpreta pudiendo hacerlos suyos o no. Aquellos que los hacen suyos estarán poco a poco alejándose de los datos y acercándose a una forma de ver el mundo basada únicamente en los sesgos; por el contrario, quienes reciben esos mensajes como falsos o, al menos, incorrectos, se irán buscando opciones que les hablen de lo que ellos consideran lo real. Esta situación es agravada por las redes sociales que nos encierran, o encerramos nosotros mismos, en cámaras de eco donde resuenan constantemente los mismos argumentos, ideas, gustos; realidades perfiladas por algoritmos para reforzar nuestras posiciones, crear muros cada vez más grandes por los que la verdadera realidad no puede escalar y, lo que es peor, nadie abandona el feudo en el que se encuentra. El debate, necesario para poder avanzar, no es posible, se niega que el otro sea un interlocutor válido, es más, el otro se ve ya no como un enemigo si no en ciertos momentos se le puede dejar de considerar como persona y se le caricaturiza partiendo de lo que se nos dice que es.

Donde quiero llegar es a que toda esa gente, de políticos y medios no espero nada pues sus incentivos a hacerlo son nulos (bonito tema los incentivos), que ha visto los resultados de las elecciones europeas o la primera vuelta de las parlamentarias francesas del domingo y lo único que ha sabido decir es que «oh, viene la ultraderecha» o mil frases vacías de contenido del mismo nivel, le recomiendo que se paren un momento y piensen que tienen en común partidos que son distintos entre ellos y con no tantos puntos en común. Esta situación no es nueva, es similar a lo que se vivió después del periodo 2008-2012 pero los que ponen el grito en el cielo son del otro espectro ideológico.

Quizás, alguien lea esto y piense que algunos hechos del pasado también fueron posibles porque pasaron por las urnas en primer lugar, si, es cierto pero lo que la gente apoya con su voto es alguien que le da una respuesta a sus problemas el paro, inseguridad, pobreza, son ítems del primer plano de la realidad; y mientras los partidos de un espectro ideológico, y sus altavoces, sigan con su dimisión a ofrecer soluciones a lo que pasa en el primer plano de la realidad, incluso en ciertos casos negando que esa realidad existe, y se centren en ofrecer relatos en el segundo plano, su futuro será cada vez más negro, la reacción de la gente más alejada del consenso y la capacidad de prosperar en sociedad, más complicada.

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