We are so f* back

En España vamos muy de sobrados hablando de EEUU. Nos traen la chatarra que quieren. Hay que exigirle mucho a Trump.

We are so fucking back, me gusta, me gusta mucho en verdad, tiene visceralidad, es primario, fuerte, tiene además una sonoridad preciosa que solo la lengua inglesa puede darle, traducirlo a “estamos jodidamente de vuelta” suena a un retorno sufrido, jodido, alejado de lo heroico, uno suena a Ulises, el otro a volver a casa de la oficina después de tener un retraso en el AVE después de pasar por Chamartín.

El martes, o miércoles, ganó Trump, otra vez, como en 2016; como en 2016 el establishment de aquí, de allá y de maracuyá, piensa que ha podido pasar para poder haber ganado, otra vez, unas elecciones. Piensan qué ha podido pasar para ganar, no solo en cuanto electores si no en el voto popular, su victoria es redonda, rotunda, perfecta, inapelable, alejada de cualquier sombra de duda, esto es lo que les extraña; a mi no, pese a pensar en 2021 o 2022 que no debería ser candidato, que el Trunpismo estaba de capa caída o que era una historia para veinteañeros que lo siguen como su forma de ser rebeldes, it is over; pero Donald, Donaldo, quebrado en diferentes ocasiones y envuelto en toda clase de escándalos, incluso de dos intentos de asesinato, dice que Dios desvió la bala para guiar al pueblo americano, quien sabe, pero, parece siempre encontrar cómo volver, de incitarnos a seguir, por eso, se puede decir, alto y claro we're so fucking back.

No es mi intención analizar por qué gana Trump o porque pierde Kamala —creo que no soy la persona indicada— pero sí que está claro que la inflación que ha azotado a EEUU post-COVID y el impacto en la vida del average Joe, americano medio, es uno de las claves, igual que lo fue para Sunak en UK.El tema migratorio fue otro plato fuerte de la campaña como en todo occidente, el control de fronteras que haría llorar a Zweig como en el mundo posterior a 1918 es algo en lo que Trump tiene capacidad de presumir logros, cosa que Kamala no. Es jodido presentarte a la reelección, pues Kamala era una reelección un poco sui generis, con ese bagaje y decir que habría una new way, ¿si sabías cómo hacerlo por qué no lo hiciste antes? Pensaron los americanos. A esto hay que añadir seguramente un hartazgo ante todo lo relacionado con políticas identitarias y demás ideas del socialismo del siglo XXI —o como el comunismo buscó la forma de sobrevivir a la caída del muro—; la candidata perfecta: mujer, india y/o de color —a ratos era una cosa o la otra—, y autodenominada de clase obrera pese a provenir de una familia de clase media-alta, no fue suficiente para hacer que los demócratas mantuviesen cerca de diez millones de votantes que perdieron respecto a 2020.

Lo dicho, mi intención no es analizar nada de esto, pero quizás esos tres puntos podrían haber servido para ver comentarios más aseados que los que he leído u oído.

La derrota de Kamala debería hacer que muchos de los que se hacen llamar a sí mismos expertos, politólogos, periodistas; o, incluso, políticos, tuiteros random o no random; en definitiva, personas de distintos bagajes que intentan explicar por qué pasa esto y, sobre todo, por qué deberías empezar a comprar pastillas de yodo, aprender a usar un arma si no sabes usarla ya o comprar un billete de avión lejos de EEUU, dado que van a empezar a ajusticiar a miembros del colectivo LGTBIQ+ empezando por los de Maricopa; porque este es un problema de una parte de la sociedad, la incapacidad de relacionarse con la realidad, como me dijo mi amigo @diego_jimenez4, Trump va a ser como el gobierno de la novela de Atwood (mejor la serie que el libro, en mi opinión) y de un día para otro las mujeres dejarán de tener derechos.

Tengo una carpeta llena de highlights sobre las elecciones que podría convertir este artículo en el más largo de la historia de Sustrato; reconozco que empecé a redactarlo pero creo que es mejor no seguir.

En España vamos muy de sobrados hablando de EEUU. Vamos dando lecciones, como Eduardo Bayón, preocupado por la separación de poderes teniendo en el país una situación análoga y en la semana que el Constitucional enmienda su opiniones sobre los estados de alarmas y la ponencia la firma un ex ministro de Justicia. 

También vamos muy sobrados, sobradas; en este caso achacando a Trump su machismo y abusos sexuales—un Trump que ha mejorado claramente sus resultados frente a 2020 en el sector femenino—, por parte de Verónica Fumanal o Marta García Aller aka Yesterday quienes, usando fórmulas similares, olvidan ambas que hace dos semanas, quizás tres, se destapó el escándalo de Frodo el tocón que parece ser que todos sabían y todos callaron.

La verdad que en la escala de la inmundicia siempre hay cotas superiores, una de ellas, y no lo dejo para el final por si alguno se ha bajado del tren, es la traza de paralelismos entre Trump y la DANA que se hace en la Sexta o incluso todo un ministro del gobierno, Pablo Bustinduy, aunque sea uno de esos ministerios de juguete, degradado el título como en los bancos donde todos son VP. Recomiendo la entrevista de Trump con Rogan y hacer mención que al cambio climático solo se le frena mediante el desarrollo tecnológico, no mediante la limitación de la vida; no hay forma más americana de afrontarlo, ¿que hay un problema? Hagamos cosas, construyamos cosas, creemos PIB, basta de decrecimiento.

Luego podemos seguir un poco con la visión imparcial, mesurada, de profundo análisis y yendo al detalle que realiza cada cuatro años desde 2016 la prensa patria; de Alsina a Vicente Vallés -entiendo que tras sus editoriales, Trump no tomará poder en la víspera de mi cumpleaños ante semejante capacidad de desnudar los problemas de naranjito-. Podemos seguir con la televisión pública, la de todos, la que cuyos miembros se eligieron con urgencia el día de la DANA (ahora soy yo quien hace demagogia, pero de la buena). Finalmente, los dos últimos galardonados con un pequeño espacio son Pedro J(ota) Ramirez y Don Antonio García Ferreras, es difícil diferenciarlos cuando en el día a día va cada uno a lo suyo. Todos a una ... Mientras que en el día después, empiezan a surgir ya voces contrarias a lo que representa Kamala y que para nuestros expertos se considera como mandamiento divino.

Claro, luego podemos mirar a gente sobre el terreno, como puede ser un Guillermo Fesser que nos cuenta una historia sobre esposas de Pensilvania que votan a escondidas de sus maridos, insinúas demasiadas cosas Guillermo, pena que todo sea una campaña de Harris. Luego tenemos el caso del archiconocido como Nanísimo, que no sabemos si ha cubierto las elecciones desde un cuarto oscuro en la Sexta o en Nueva York, lo que está claro es que, como pasa con Guillermo, ambos nos traen la chatarra que quieren y, muchas veces es más un vibe como dice Cándido Vidal, una opinión personal o un deseo; en el caso de Nanísimo, se agrava por tener la cabeza comida por la cultura pop como buen millenial, muy clave el endorsement de Taylor Swift. Prefiero quedarme con David Alandete que con menos estridencias da en el clavo.as celebrities son otro punto en si mismo, seres que viven en burbujas pontifican sobre cómo debe vivir el común de los mortales, no gracias, vuestra opinión vale como la mía, nada; lo peor es la versión española que pone un tweet deeply concerneado para mostrar que el es buena persona y es tan patético como poner stories para que los vea “aquella chica”. Al final en esto consiste mucha política de izquierdas, en mostrar que eres buena gente.

Otro centro de las críticas es Vance, vicepresidente de Trump. Su historia vital la narra en su Hillibilly Elegy que, paradojas de la vida, en 2016 se usó ya para explicar la victoria de Trump. Hijo de madre drogadicta y familia monoparental inestable de Ohio, un cóctel tal que lo normal es acabar siguiendo la estela que te marca tu comunidad, al fin y al cabo una de las derrotadas por el mundo global y los cambios en América; sin embargo, JD, como le llaman, no acaba en ese círculo vicioso: marines, Universidad de Ohio, derecho en Yale, abogado corporativo, venture capital, senador y con cuarenta años vicepresidente de su país. Pese a esto, tenemos a niñatos encantados de conocerse a sí mismos que no han conseguido nada en la vida y que, además, son el claro ejemplo de porqué España no funciona dando lecciones sobre JD Vance. El comentario minusvalorando a Musk, da para análisis aparte.

Penúltimo grupo, mi querida derechita española. Bueno, derechita, el PP que no es ni derecha, ni izquierda, ni centro; muchas veces me da por pensar que no son, solo están porque toca, como un jarrón en el salón. Por un lado tenemos a Cuca Gamarra para quien decir que Kamala había cambiado la política ya antes de ganar era algo que le parece normal, a mi lo que no me parece normal es que tenga el puesto que tiene; podemos seguir con Cayetana para quien todos los problemas son que no hay suficiente liberalismo —España es comunismo comparado con EEUU— y, por último Aznar. En serio, el liberalismo tiene que darle una vuelta a lo que ofrece en España, porque es una absoluta aberración sin proyecto político e incapaz de entender las tendencias del mundo en 2024, al que observa como si fuese esto 1991 y el comunismo acabase de ser vencido y la democracia liberal fuese la forma última y suprema de gobierno; lo siento, no es así. También, estas opiniones explican en parte porque no tienen el poder desde 2023 y porque serían capaces de perder unas elecciones hasta con el PSOE actual que es la nada a nivel nacional.

Por último quiero dejar por aquí un bar de pases mirando tendido que harían levantarse de sus asientos a los aficionados. ahora mismo hundidos, del Nuevo Bernabéu; son personajes que de una u otra forma viven de nuestros presupuestos, o lo han hecho en el pasado, o tienen reputación de agudos analistas. Por un lado tenemos a Enric Juliana, al que no entiendo qué quiere decir cuando escribe, intenta ir tan de listo que pasa lo contrario, a los chicos que vivieron su esplendor en el 15M y que, ahora que ya empieza a nevar en esas cabezas, siguen estancados en lo mismo pero con un léxico que impide entender de que hablan, y por último, mi nuevo término favorito, tecnofeudal, simplemente histórico.

En mi humilde opinión, hay que exigirle mucho a Trump, que va a controlarlo todo durante los dos primeros años de mandato. Con él, el futuro para España, UK y Europa se plantea jodido: aranceles, obligación de cumplir con el gasto militar como miembros de la OTAN, abandonar el apoyo de Ucrania; vamos, desnudar más aún las carencias de una eurozona y en el caso de España alejarnos, aún más, de los centros de poder. En el lado puramente de políticas sociales será un gran foco irradiador que unirá puentes con otros nudos como Argentina, Italia—posiblemente Alemania en breve—, que entiendo deberán presentar una alternativa al modelo actual: fronteras fuertes, reducción de las políticas identitarias y una búsqueda de la prosperidad vía desarrollo tecnológico para superar las dificultades del presente. Finalmente; Trump en su primer mandato fue un presidente pacifista y el mismo se declara así, la guerra solo es buen negocio para los que financian la campaña demócrata y antiguos republicanos, las dos guerras actuales se verán afectadas por las posiciones que tome Donald, posiblemente veamos ceses en los conflictos, quién sabe, lo que es seguro es que no será la búsqueda de tensiones lo que vaya a buscar el que será el cuadragésimo séptimo presidente de los Estados Unidos.

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* La celebérrima foto de la portada es de Evan Vucci/AP

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En España vamos muy de sobrados hablando de EEUU. Nos traen la chatarra que quieren. Hay que exigirle mucho a Trump.

We are so fucking back, me gusta, me gusta mucho en verdad, tiene visceralidad, es primario, fuerte, tiene además una sonoridad preciosa que solo la lengua inglesa puede darle, traducirlo a “estamos jodidamente de vuelta” suena a un retorno sufrido, jodido, alejado de lo heroico, uno suena a Ulises, el otro a volver a casa de la oficina después de tener un retraso en el AVE después de pasar por Chamartín.

El martes, o miércoles, ganó Trump, otra vez, como en 2016; como en 2016 el establishment de aquí, de allá y de maracuyá, piensa que ha podido pasar para poder haber ganado, otra vez, unas elecciones. Piensan qué ha podido pasar para ganar, no solo en cuanto electores si no en el voto popular, su victoria es redonda, rotunda, perfecta, inapelable, alejada de cualquier sombra de duda, esto es lo que les extraña; a mi no, pese a pensar en 2021 o 2022 que no debería ser candidato, que el Trunpismo estaba de capa caída o que era una historia para veinteañeros que lo siguen como su forma de ser rebeldes, it is over; pero Donald, Donaldo, quebrado en diferentes ocasiones y envuelto en toda clase de escándalos, incluso de dos intentos de asesinato, dice que Dios desvió la bala para guiar al pueblo americano, quien sabe, pero, parece siempre encontrar cómo volver, de incitarnos a seguir, por eso, se puede decir, alto y claro we're so fucking back.

No es mi intención analizar por qué gana Trump o porque pierde Kamala —creo que no soy la persona indicada— pero sí que está claro que la inflación que ha azotado a EEUU post-COVID y el impacto en la vida del average Joe, americano medio, es uno de las claves, igual que lo fue para Sunak en UK.El tema migratorio fue otro plato fuerte de la campaña como en todo occidente, el control de fronteras que haría llorar a Zweig como en el mundo posterior a 1918 es algo en lo que Trump tiene capacidad de presumir logros, cosa que Kamala no. Es jodido presentarte a la reelección, pues Kamala era una reelección un poco sui generis, con ese bagaje y decir que habría una new way, ¿si sabías cómo hacerlo por qué no lo hiciste antes? Pensaron los americanos. A esto hay que añadir seguramente un hartazgo ante todo lo relacionado con políticas identitarias y demás ideas del socialismo del siglo XXI —o como el comunismo buscó la forma de sobrevivir a la caída del muro—; la candidata perfecta: mujer, india y/o de color —a ratos era una cosa o la otra—, y autodenominada de clase obrera pese a provenir de una familia de clase media-alta, no fue suficiente para hacer que los demócratas mantuviesen cerca de diez millones de votantes que perdieron respecto a 2020.

Lo dicho, mi intención no es analizar nada de esto, pero quizás esos tres puntos podrían haber servido para ver comentarios más aseados que los que he leído u oído.

La derrota de Kamala debería hacer que muchos de los que se hacen llamar a sí mismos expertos, politólogos, periodistas; o, incluso, políticos, tuiteros random o no random; en definitiva, personas de distintos bagajes que intentan explicar por qué pasa esto y, sobre todo, por qué deberías empezar a comprar pastillas de yodo, aprender a usar un arma si no sabes usarla ya o comprar un billete de avión lejos de EEUU, dado que van a empezar a ajusticiar a miembros del colectivo LGTBIQ+ empezando por los de Maricopa; porque este es un problema de una parte de la sociedad, la incapacidad de relacionarse con la realidad, como me dijo mi amigo @diego_jimenez4, Trump va a ser como el gobierno de la novela de Atwood (mejor la serie que el libro, en mi opinión) y de un día para otro las mujeres dejarán de tener derechos.

Tengo una carpeta llena de highlights sobre las elecciones que podría convertir este artículo en el más largo de la historia de Sustrato; reconozco que empecé a redactarlo pero creo que es mejor no seguir.

En España vamos muy de sobrados hablando de EEUU. Vamos dando lecciones, como Eduardo Bayón, preocupado por la separación de poderes teniendo en el país una situación análoga y en la semana que el Constitucional enmienda su opiniones sobre los estados de alarmas y la ponencia la firma un ex ministro de Justicia. 

También vamos muy sobrados, sobradas; en este caso achacando a Trump su machismo y abusos sexuales—un Trump que ha mejorado claramente sus resultados frente a 2020 en el sector femenino—, por parte de Verónica Fumanal o Marta García Aller aka Yesterday quienes, usando fórmulas similares, olvidan ambas que hace dos semanas, quizás tres, se destapó el escándalo de Frodo el tocón que parece ser que todos sabían y todos callaron.

La verdad que en la escala de la inmundicia siempre hay cotas superiores, una de ellas, y no lo dejo para el final por si alguno se ha bajado del tren, es la traza de paralelismos entre Trump y la DANA que se hace en la Sexta o incluso todo un ministro del gobierno, Pablo Bustinduy, aunque sea uno de esos ministerios de juguete, degradado el título como en los bancos donde todos son VP. Recomiendo la entrevista de Trump con Rogan y hacer mención que al cambio climático solo se le frena mediante el desarrollo tecnológico, no mediante la limitación de la vida; no hay forma más americana de afrontarlo, ¿que hay un problema? Hagamos cosas, construyamos cosas, creemos PIB, basta de decrecimiento.

Luego podemos seguir un poco con la visión imparcial, mesurada, de profundo análisis y yendo al detalle que realiza cada cuatro años desde 2016 la prensa patria; de Alsina a Vicente Vallés -entiendo que tras sus editoriales, Trump no tomará poder en la víspera de mi cumpleaños ante semejante capacidad de desnudar los problemas de naranjito-. Podemos seguir con la televisión pública, la de todos, la que cuyos miembros se eligieron con urgencia el día de la DANA (ahora soy yo quien hace demagogia, pero de la buena). Finalmente, los dos últimos galardonados con un pequeño espacio son Pedro J(ota) Ramirez y Don Antonio García Ferreras, es difícil diferenciarlos cuando en el día a día va cada uno a lo suyo. Todos a una ... Mientras que en el día después, empiezan a surgir ya voces contrarias a lo que representa Kamala y que para nuestros expertos se considera como mandamiento divino.

Claro, luego podemos mirar a gente sobre el terreno, como puede ser un Guillermo Fesser que nos cuenta una historia sobre esposas de Pensilvania que votan a escondidas de sus maridos, insinúas demasiadas cosas Guillermo, pena que todo sea una campaña de Harris. Luego tenemos el caso del archiconocido como Nanísimo, que no sabemos si ha cubierto las elecciones desde un cuarto oscuro en la Sexta o en Nueva York, lo que está claro es que, como pasa con Guillermo, ambos nos traen la chatarra que quieren y, muchas veces es más un vibe como dice Cándido Vidal, una opinión personal o un deseo; en el caso de Nanísimo, se agrava por tener la cabeza comida por la cultura pop como buen millenial, muy clave el endorsement de Taylor Swift. Prefiero quedarme con David Alandete que con menos estridencias da en el clavo.as celebrities son otro punto en si mismo, seres que viven en burbujas pontifican sobre cómo debe vivir el común de los mortales, no gracias, vuestra opinión vale como la mía, nada; lo peor es la versión española que pone un tweet deeply concerneado para mostrar que el es buena persona y es tan patético como poner stories para que los vea “aquella chica”. Al final en esto consiste mucha política de izquierdas, en mostrar que eres buena gente.

Otro centro de las críticas es Vance, vicepresidente de Trump. Su historia vital la narra en su Hillibilly Elegy que, paradojas de la vida, en 2016 se usó ya para explicar la victoria de Trump. Hijo de madre drogadicta y familia monoparental inestable de Ohio, un cóctel tal que lo normal es acabar siguiendo la estela que te marca tu comunidad, al fin y al cabo una de las derrotadas por el mundo global y los cambios en América; sin embargo, JD, como le llaman, no acaba en ese círculo vicioso: marines, Universidad de Ohio, derecho en Yale, abogado corporativo, venture capital, senador y con cuarenta años vicepresidente de su país. Pese a esto, tenemos a niñatos encantados de conocerse a sí mismos que no han conseguido nada en la vida y que, además, son el claro ejemplo de porqué España no funciona dando lecciones sobre JD Vance. El comentario minusvalorando a Musk, da para análisis aparte.

Penúltimo grupo, mi querida derechita española. Bueno, derechita, el PP que no es ni derecha, ni izquierda, ni centro; muchas veces me da por pensar que no son, solo están porque toca, como un jarrón en el salón. Por un lado tenemos a Cuca Gamarra para quien decir que Kamala había cambiado la política ya antes de ganar era algo que le parece normal, a mi lo que no me parece normal es que tenga el puesto que tiene; podemos seguir con Cayetana para quien todos los problemas son que no hay suficiente liberalismo —España es comunismo comparado con EEUU— y, por último Aznar. En serio, el liberalismo tiene que darle una vuelta a lo que ofrece en España, porque es una absoluta aberración sin proyecto político e incapaz de entender las tendencias del mundo en 2024, al que observa como si fuese esto 1991 y el comunismo acabase de ser vencido y la democracia liberal fuese la forma última y suprema de gobierno; lo siento, no es así. También, estas opiniones explican en parte porque no tienen el poder desde 2023 y porque serían capaces de perder unas elecciones hasta con el PSOE actual que es la nada a nivel nacional.

Por último quiero dejar por aquí un bar de pases mirando tendido que harían levantarse de sus asientos a los aficionados. ahora mismo hundidos, del Nuevo Bernabéu; son personajes que de una u otra forma viven de nuestros presupuestos, o lo han hecho en el pasado, o tienen reputación de agudos analistas. Por un lado tenemos a Enric Juliana, al que no entiendo qué quiere decir cuando escribe, intenta ir tan de listo que pasa lo contrario, a los chicos que vivieron su esplendor en el 15M y que, ahora que ya empieza a nevar en esas cabezas, siguen estancados en lo mismo pero con un léxico que impide entender de que hablan, y por último, mi nuevo término favorito, tecnofeudal, simplemente histórico.

En mi humilde opinión, hay que exigirle mucho a Trump, que va a controlarlo todo durante los dos primeros años de mandato. Con él, el futuro para España, UK y Europa se plantea jodido: aranceles, obligación de cumplir con el gasto militar como miembros de la OTAN, abandonar el apoyo de Ucrania; vamos, desnudar más aún las carencias de una eurozona y en el caso de España alejarnos, aún más, de los centros de poder. En el lado puramente de políticas sociales será un gran foco irradiador que unirá puentes con otros nudos como Argentina, Italia—posiblemente Alemania en breve—, que entiendo deberán presentar una alternativa al modelo actual: fronteras fuertes, reducción de las políticas identitarias y una búsqueda de la prosperidad vía desarrollo tecnológico para superar las dificultades del presente. Finalmente; Trump en su primer mandato fue un presidente pacifista y el mismo se declara así, la guerra solo es buen negocio para los que financian la campaña demócrata y antiguos republicanos, las dos guerras actuales se verán afectadas por las posiciones que tome Donald, posiblemente veamos ceses en los conflictos, quién sabe, lo que es seguro es que no será la búsqueda de tensiones lo que vaya a buscar el que será el cuadragésimo séptimo presidente de los Estados Unidos.

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* La celebérrima foto de la portada es de Evan Vucci/AP

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