Nunca es fácil empezar de cero, pero parece que para la banda británica Black Country, New Road hacer borrón y cuenta nueva es algo a lo que una se debe acostumbrar.
El grupo nace originalmente en 2018 bajo el nombre de Nervous Conditions1, momento en el que ya empezaban a llamar la atención de la crítica. Sin embargo, la existencia de este proyecto inicial fue de corta duración, ya que se disolvieron tras surgir de acusaciones de abuso sexual hacia el cantante. Un tiempo después vuelven a nacer bajo el nombre de Black Country, New Road, con una nueva configuración y al guitarrista original Isaac Wood a los mandos de la voz.
El grupo comienza a aparecer en ojos de la crítica en 2019, con la publicación de su primer single “Sunglasses”. De ese mismo post-punk y lírica satírica nace su primer disco, For the first time (2019), con una instrumentalidad oscura y densa que entra en bucles interminables e hipnóticos, con estructuras de canciones de 4 partes y temas de 6 minutos. Aquí también se nota una primera intención de cantar-hablar, una tendencia que florece en la escena de Londres.
Su segundo disco, Ants from up there2 (2022), surge en la época de esperanza del post-covid, cuando recién nos estábamos quitando las mascarillas de la cara. En este proyecto Wood, con una voz más cantada y emocional, escribe desde la angustia y el nerviosismo, con toques de crítica social y una crudeza lírica cuya instrumentación acompaña a la perfección. Poco después de la publicación del disco, se supo que Isaac abandonaba el proyecto por temas de salud mental y que la banda iba a continuar sin él3.
Con una gira bookeada, la nueva configuración de BCNR descartó rápidamente que lo que tenían grabado y publicado se tocase en directo sin el cantante original, y en dos meses ya tenían nueve canciones nuevas escritas para los directos de una gira de dos años; un proyecto de transición, un experimento que tuvieron que configurar con rapidez y que nació para desaparecer tras esta etapa. Estas canciones, publicadas en formato disco como Live at Bush Hall (2022), presentaban las voces de la banda desconocidas hasta ese momento: las de Tyler Hyde (bajo), Lewis Evans (saxofón, flauta), y May Kershaw (piano). Estas canciones, aparentemente radiantes y festivas, contenían un aire de tristeza por todo aquello que tuvieron que dejar atrás, y esencialmente contenían los elementos base de su nueva dirección: la potencia de la creación artística grupal en cuya base está la amistad y la democratización del autor de la obra.

En abril de 2025 se publica su primer disco grabado en estudio con esta nueva formación: Forever Howlong. Producido por James Ford —conocido principalmente por ser el productor de uno de los discos más icónicos de la década de los 2010’s: AM de Arctic Monkeys— las canciones continúan la línea de Live at Bush Hall pero con una intención mucho más consolidada, y una serie de influencias nuevas como Los Beatles, Johanna Newsome, The Decemberists, Grizzly Bear o Arcade Fire.
En Forever Howlong, Black Country, New Road dejan atrás el post-punk y avanzan hacia un nuevo estilo más cercano al baroque pop o al indie rock. Esta nueva etapa se presenta con un aire mucho más ligero, con sonidos más claros y brillantes. Dicho esto, esa oscuridad densa por la que eran conocidos sigue estando presente en este proyecto aunque en lugares más puntuales como en la explosión de sonidos del final de “For the Cold Country”. Teniendo esto en cuenta, el cambio más drástico hacia sonidos más barrocos no se debe únicamente a las nuevas intenciones estilísticas sino también a hechos evidentes derivados de las salida de Isaac, como el tener una guitarra menos y que los registros de voz sean más agudos.
Además, la salida de Isaac del grupo provocó un cambio en la forma de escribir las canciones4. En lugar de partir de la formación de bajo, guitarra y batería, y que luego el resto de los instrumentos se adaptasen como acompañamiento, las canciones del nuevo disco se escriben a partir del piano, por lo que los elementos de las canciones se construyen de forma más simultánea y sincronizada, como las piezas de un reloj. De aquí la introducción de nuevos instrumentos como la flauta dulce, la mandolina, el banjo, el harpsichord (clave?) o el acordeón. También existe un cambio del sonido eléctrico a una mayor presencia de lo acústico, con instrumentaciones más analógicas y voces en armonías, que derivan en ritmos frenéticos, canciones complejas y retorcidas, de creatividad rebosante. En relación a este cambio a lo ligero y feliz, los miembros también han llegado a mencionar cómo las canciones de los discos anteriores resultaban complejas de tocar en directo por su intensidad emocional y volumen.

El disco comienza con el primer single del álbum “Besties”, debut de Georgia Ellery como cantante y liricista para Black Country tras su pequeño hiatus de gira con su side-project Jockstrap. “Besties” funciona como una declaración de intenciones muy directa, tanto en las letras como en lo instrumental: La clave que suena nada más empezar el tema y las voces en armonía que lo acompañan inmediatamente desintegran ese aire de anhelo y densidad emocional oscura tan reconocida en sus proyectos anteriores. La narrativa se hace más ligera y de ella se percibe una activación de las posibilidades de lo teatral y el dramatismo como eje de inspiración. El disco está lleno de viajes
La lírica es enrevesada y poética, y en ocasiones encarna los cuerpos de personajes muy dispares: un viajante solitario en “Two Horses”, una niña a la que hacen bullying en “Mary”, o un caballero de armadura de metal en “For the Cold Country”.
“Socks” es una de las canciones que más me llaman la atención, ya que contiene elementos simbólicos que muestran las intenciones artísticas del disco. Primero, esa teatralidad a la que me refiero antes, que tiene mucho que ver con el humor y el léxico del inglés británico. “All the world would laugh and lose their socks” se escucha esperando que suene un laugh track después, como si todas las preocupaciones que describe la voz sobre la necesidad de contentar y de producir contenido artístico que guste fuese algo frívolo y simple; como esa sensación de vulnerabilidad que produce salir a un escenario. Los miembros de la banda han mencionado precisamente la complejidad de haber estado tres años continuamente presentando canciones nuevas en los directos, y lo comparan con estar constantemente viviendo una primera entrevista, como si fueran cómicos y nadie se fuese a reír.
No sólo se hace referencia a la necesidad de mantenerse relevantes como artistas en el contexto que les ha tocado (“In dark there comes the light / And we must try with all our might to keep this thing alive.”), pero también a el miedo al paso del tiempo y a esa sensación de nunca estar segura al 100% de tus propias decisiones.
“Forever Howlong” puede no llamar mucho la atención en una primera escucha, aunque al profundizar resulta una de las canciones más interesantes desde el punto de vista de la evolución instrumental de la banda. La canción fue escrita por May al piano, pero se acabó transformando en una pieza para 5 flautas dulces y un acordeón. El relato que expresa la letra es muy pictórico y cotidiano, describiendo un día cualquiera en el que la narradora pasea por el campo británico, encontrándose a un señor con su perro e imaginándose como sería si se cayese al suelo por accidente y se abriese la cabeza. La letra funciona entonces como un especie de vertedero de pensamientos que la autora archiva en la letra de la canción.
“Happy birthday”, el segundo single del disco es la canción hermana de “Besties”, y se escribió pensando en la estructura de esta última. La letra habla del privilegio, y como esto no necesariamente está vinculado a la felicidad. También se hace referencia a sentimientos de alienación y dificultades en la relación con otras personas. En general las letras de Tyler resultan tratar temas de rechazo, la inseguridad, los rumores, y todas la complejidades que produce la incomprensión y la falta de comunicación interpersonal. Además, es interesante que estas letras tienden a dejar atrás una vulnerabilidad aparente, pues no se escriben desde la posición de la “víctima” sino desde otro agente externo que observa desde fuera, sin una gran vinculación emocional hacia al personaje del que habla, como en Nancy Tried to take The Night.
La última, “Goodbye (Don’t Tell Me)”, es como una canción de créditos de romcom: reconfortante y pegadiza pero nostálgica. En ella se consolidan las temáticas que aparecen a lo largo del disco, con una instrumentación grandiosa y épica que vuelve al inicio declarando la ilusión por la semilla que han plantado con este disco: toda una trayectoria que continuarán evolucionando y expandiendo. “I’ve fallen in love with a seedling / a towering flower that' s grown so incredibly high”.
Es evidente que este disco se ha escrito con pocas intenciones de contentar al público que tenían antes de que Isaac abandonase la banda, y en eso creo que hay una honestidad muy importante que recalcar. En Forever Howlong, la banda se encuentra cruzando un umbral de transición muy frágil. Por ello, la química, la amistad y el apoyo mutuo que mantienen entre ellos son esenciales para que esto funcione, y se entiende por qué insisten tanto en ello. De aquí que se pierda una única figura focal de cantante “líder”; las canciones se escribieron desde una inspiración mutua, como un ping pong de ideas, y con una forma de complementar los instrumentos entre sí con la complejidad de un puzle.
Por todo ello, este álbum es un soplo de aire fresco en cuanto a lo que significan las estructuras de artista/músico/banda en la actualidad. En un momento en el que la sociedad nos empuja hacia un individualismo forzado, incitando a la competitividad constante entre artistas, es refrescante que aparezcan estructuras de organización artística como la que están llevando a cabo Black Country, New Road.
Quizás ya es hora de dejar de romantizar al músico/cantante/líder de la banda, aquel pobre hombre triste, genio, terrorista emocional, torturado por el mundo y por todo su potencial inabarcable de crear, y empezar a pensar en formas de hacer música más comunitarias y complejas, desde la amistad, la co-creación y la ternura. Es posible escribir canciones que profundicen en lo emocional y en la complejidad de los sentimientos que producen las relaciones entre personas que vayan más allá de narraciones románticas tortuosas. Aunque entiendo la nostalgia que produce el recuerdo de la época de Isaac, con toda la emoción e ilusión que el proyecto proporcionó en sus inicios, debemos ser capaces de apreciar la creatividad rebosante de esta nueva dirección, sin necesidad de que sea constantemente comparada con el pasado. Puede ocurrir que este disco produzca un cierto empacho la primera vez que se escucha, que se sienta sobrecargado e incluso cursi (admito que esto me pasó en un primer momento), pero os aseguro que tras varias escuchas el viaje es increíble. En Forever Howlong, Black Country, New Road trascienden la configuración habitual de banda, convirtiéndose en un monstruo de 6 cabezas que transita un bosque denso lleno de color y profundidad, un lugar donde entrar y dejarse perder por todo lo que procederá en el tiempo.
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1 Conociendo a BCNR a partir de los discos que han sacado bajo este nombre, las grabaciones de los conciertos de esta época parecen de mundo paralelo; una realidad en la que todas las configuraciones de los músicos están mal y parece que ese cantante no debería estar ahí.
2 Este disco sigue una metáfora creada por Isaac en la que se compara con el Concorde, un modelo de avión que prometía ser la mayor innovación en la tecnología aeroespacial, pero que falló en el 2000, provocando un accidente que derivó en su desaparición; una gran decepción bajo las expectativas que había creado.
3 De esta segunda segundo infortunio con el cantante de la banda viene que se haya desarrollado la teoría de que el proyecto está maldito.