Lo único bueno de esta isla es que siempre sabes que hasta marzo va a estar nublado. No hay incertidumbre climática, bueno, en Madrid tampoco, pero por otras razones. Cuando me levanto y voy a abrir la ventana ya se que me va a dar pereza salir de casa. Si está nublado, porque está nublado, es un día gris, pesaroso, un día que me gustaría pasar paseando cerca de nuestro Cottage con mi mujer, los niños y nuestro perro Terry. Si está soleado, el problema es que hace mucho frío y está todo helado, y estando todo helado corro el riesgo de resbalarme, caerme de espaldas y producirme una lesión traumática del complejo craneoencefálico con potencial compromiso de estructuras neurológicas intracraneales, nadie quiere sufrir eso.
Por suerte o por desgracia no tengo que salir de casa. Mis días consisten en estar tirado en cama. Mi vida se centra en hacer scrolling por la sección de empleo de LinkedIn. Intento pasar rápidamente de la pantalla principal. Nunca me gustó esta red social. Tiene lo peor de Facebook - edad media del usuario -, de Instagram - es una hoguera de las vanidades -, y de Tinder - la gente solo quiere meterla- . Si estuviésemos en los sesenta, probablemente iría a una cafetería, abriría el Times por la sección de empleo, me presentaría en una oficina bancaria y listo. “Hola Jack, si mira, que necesito un empleo, ya sabes, hay que mantener a la familia” le diría, y su respuesta sería algo como: “ven mañana, Charles, tengo algo para ti; además de todos estos beneficios para ti y tu familia”.
No quiero ver a nadie. El siglo XXI es el siglo donde la esclavitud voluntaria triunfa de tal manera que la gente se identifica, no, mejor aún, tiene valor por sus siglas o título, por un puesto en escrito, para un mayor impacto, en inglés: MD, ED, AVP, VP, RM, A1, A2, Manager, Senior Manager, Senior Associate Manager, Senior Associate Manager VP Analyst. Los que no tenemos nada que acompañe a nuestro nombre somos medias personas, seres inacabados dentro del mundo productivo. ¿Alguien me preguntó si yo quiero ser productivo? En un mundo donde la persona se define por el incremento marginal de la productividad que genera, los que están fuera hemos sido considerados inaptos, carecemos de ser.
Esto sin embargo, no le pareció suficiente a mi novia para permitirme quedarme en casa por noveno día seguido.
Pienso todo esto porque acabo de cumplir años, en concreto, la edad de Cristo menos un mes, que diría mi tía. Todos pensábamos estar en otro sitio cuando miramos atrás. No hay niño, no hay Terry, no hay siglas junto al nombre. No hay sensación alguna de éxito, es un vacío interior, un sentir que te has dejado llevar por todos los “este llegará lejos”, que nunca fuiste para tanto o que, de serlo, jamás tuviste lo importante, que es la capacidad de sacrificarte y demostrarlo; según pasan los años te das cuenta que, esto es, no hay más, quizás alguna alegría, pero que hay sitios donde uno no va a llegar, hay cosas que uno no va a poder hacer porque no le da, que hay que volver a la rueda para recuperar la condición de ser. ¿Qué vas a hacer si no? ¿Escribir? Que uno se da cuenta que no ha madurado, que la vida que querría es una quimera; no es lo suficientemente rico, ni lo suficientemente inteligente para poder pasar un martes al mediodía en Noble Rot y luego ir a pasar la tarde en una galería de arte. La vida se pasa y el alma envejece más rápido por cada una de las metas no alcanzadas. Bukowski dijo que prefería morir de hambre que seguir trabajando, pero no todos tenemos ni el coraje ni el talento del americano. Mañana será otro día y volverá a estar nublado.