El dúo madrileño Hinds publicaron VIVA HINDS (Lucky Number), su cuarto álbum largo, este viernes 6 de septiembre. Es su primer disco desde 2020, el primero tras la marcha de la banda de la bajista y la batería, y ahora Hinds vuelven a ser dos, como cuando se llamaban Deers y todo el mundo (Malasaña) hacía ese garaje que olía a lata de mahou verde.
Es interesante escuchar Bamboo otra vez porque, en estos 10 años, la verdad es que Hinds no han cambiado mucho. Lo vistan como lo vistan, el esqueleto de su propuesta estética se erige en torno al combate de judo vocal entre Ana y Carlotta —una tiene un timbre suave, grave y elegante, la otra saltimbanqui y tremendamente expresivo—, alternando susurros y gritos e incluso risas sobre melodías casi siempre chocolateadas para el oído. Todo el conjunto es inconfundible —lo cual ya supone un mérito raramente alcanzable— y por eso siempre han generado trinchera: o las amas o las odias, o entras en el Hindsverso o no. Yo acampo humildemente en la tercera España. Para mí, producen una música fundamentalmente divertida, ligera y sin pretensiones de ominosidad, que casa en duradero matrimonio con determinados y felices estados de ánimo. Entre los detractores que siempre han tenido, me temo que hay una facción de envidiosos típicamente ibéricos, y otra poblada por seres bastante obtusos, guardianes de lo solemne, con tendencia a confundir el arte (vehículo de emociones) con la técnica (vehículo de empollones).
Pero, al caso: VIVA HINDS te da exactamente eso. Adolece de cierta heterogeneidad en la producción y en algunas canciones, pero tiene otras que irán directas a listas de gran consumo festivo y automovilístico. Además, líricamente aparece un interés adicional que otorga a este disco un sabor nuevo. Se trata de un disco de venganza o despecho o catarsis, sobre encontrarse con uno mismo tras desechar lo malo. Pero vayamos por partes.
Hi, How Are You es una buena apertura para sentar el tono, para enseñarnos que han estando jugueteando en el estudio (ese sonidito como de truenos después de skies are falling down) . Líricamente, sirve para establecer ese ánimo de cómo que llorar les ha sentado bien.
The Bed, The Room, The Rain and You es una agradable excursión shoegaze, aunque hay cosillas de la producción que no me entusiasman (creo que la caja de la batería). Pero es una canción disfrutable, un camino nuevo, y sus voces empatan de maravilla con las capas de chorus y reverb.
Boom Boom Back (ft. Beck) restaura de golpe el tono festivo, con puro Hinds juego vocal y letras sobre cualquier fiesta. La canción es pegadiza, óptima, full energía. No sé qué pinta ahí Beck pero oye, parece majete (y majetes deben de ser Ana y Carlotta para conseguir estas colabos).
Stranger (ft. Grian Chatten) es otra canción como la segunda, este nuevo registro Hinds dreampop que bueno, está bien. Canción pelín intrascendente pero la verdad que la voz del cantante de Fontaines D.C. es una verdadera pasada. Y se parece a la de Ana en cierto modo.
En Superstar merece la pena detenerse. La canción es un crescendo a lomos de una caja y un riff catárticos. Pero la gracia es la letra: en ella, Carlotta y Ana se quedan bien a gusto mandando un recado, claro, a las ex-integrantes de la banda (aunque parece que la toman con una de las dos en particular). Además del inevitable morbo de escuchar solo un lado de cualquier conflicto, lo cierto es que toda la canción es un exorcismo adictivo, un quedarse a gusto verdaderamente colosal, con el que es inevitable pensar en algún episodio personal (¿y tú, a qué edad descubriste que hay gente malachunga?). No sé qué pasó y seguramente esta versión está sesgada pero, de nuevo, la letra lleva veneno, del que o mata o cura en catarsis:
your mum and dad are paying all your bills
no wonder why you treat me like you’re still a kid
(...)
making sure no one thinks you look lame
but baby we all do
specially you
you made your choice
you lawyered up
you threatened us
you changed the past
you didn’t even say goodbye
do you sleep at night?
(...)
‘cause you were always welcome
to every inch of my world
Mala Vista es seguramente mi favorita del disco: otro ajuste de cuentas, esta vez con algún ex. Vestida de un slide épico de guitarra sobre un ritmo andante-crujiente, esta vez cantan al unísono y en español, para que quede bien claro que el tipo en cuestión la cagó bastante:
dejas la puerta abierta pero no puedo pasar.
como un perro que espera sentadito en el portal
(...)
al final, no eras especial
y no vas a cambiar
rata criminal
madrid city rat
La segunda mitad del disco cuenta con canciones un poco más flojas como On My Own o En Forma (cuya música no está mal, pero esa letra sobre tareas domésticas y conversar con la vajilla me altera un poco las funciones cognitivas).
Coffee es otro hit tipo Boom Boom Back, y además una apología del café y cigarro de la que somos mucho en esta casa. Un detalle que enluce la canción es la dinámica entre el estribillo y el puente susurrado made in ciervas (don’t look at me with those eyes). Cierran con ese otro registro dreams Hinds casi R&B de manera adecuada con Bon Voyage.
VIVA HINDS es seguramente un máximo local en la carrera del dúo madrileño. Hacen lo que hacían, pero cada vez mejor, producidas con más gusto en el detalle y más contundencia. Y ahora, con el punto extra de interés en dejar entrar a esa vulnerabilidad con la que es tan fácil identificarse. Porque ya no es 2014, hay personas que nos han decepcionado y ya no olemos a mahou verde, si no a copas a 12€ (algunos amigos incluso a pañal y biberón). Puede que ese sea su siguiente camino estético; desde luego que el anterior ha sido muy divertido de recorrer. Veremos sus próximos 10 años.