Siempre fueron Vampire Weekend

Y entonces, tu banda de pijos favoritos y publican Only God Was Above Us, hace solo 5 días.

A veces la vida te lanza las respuestas delante de tus narices. A veces, lo hace en forma de disco. Estaba yo hace unas semanas sumido en una leve crisis existencial: no sabía cuál era mi grupo generacional, esto es, tardo-2000s o principios 2010s. El grupo de mi adolescencia hasta ahora, vamos. 

Cuando pienso en mis Bandas Favoritas, todas presumen de varios discos majestuosos y una evolución constante. Talking Heads, New Order, Lou Reed, por supuesto John Coltrane1; se fueron reinventando y adaptando una idea inicial a un viaje más profundo. Hay grupos que me encantan pero, nivel Banda de Todos los Tiempos, tienen el problema de haber hecho una sola cosa muy bien, de no haber evolucionado. Este sería el caso de, por ejemplo, Life without buildings o Golpes Bajos (por falta de tiempo ambos, pero ya lo pilláis).

El tema es que me agobié porque me di cuenta de que todos los grupos de mi adolescencia se habían estancado (menos Radiohead2, pero Radiohead es que son unos tristes). The Strokes: atascados. Arctic Monkeys: estancadísimos en un fango incomprensible. Killers: quedaron para bodas bautizos comuniones. Interpol: nunca hicieron nada como Turn on the Bright Lights. Deerhunter, Animal Collective: perdí el interés. LCD Soundsystem: son buenísimos y no me matéis pero, siguiendo la senda de los Killers, quedaron para fiestas. Podría seguir, pero no quiero ensañarme.

Y entonces, cogen Vampire Weekend y publican Only God Was Above Us, hace solo 5 días. Recuerdo lo muchísimo que me gustaban sus dos primeros álbumes, lo refrescante que fue para todos su su mezcla de afropop, música de cámara y temáticas de pijos en campus universitarios (Oxford Comma) ¿Os imagináis que sale un grupo interesante de ICADE o del IE? Fue como un bofetón de chicle Orbit de menta. Recuerdo bailar A-Punk en el Playa Club (la ponían tardísimo siempre y era un despelote). Recuerdo verles en 2014 en el Dcode y recuerdo que Walcott me sigue pareciendo la mejor canción  de siempre para cerrar un concierto. Recuerdo lo bonito y espiritual que era el tercero, recuerdo cuando se fue Rostam y por último recuerdo que el último me pareció bien, quizá demasiado alegre y plano, pero bien. Y me pongo a escuchar Only God Was Above Us.

Ice Cream Piano nos avisa de lo que va a ser esto: un trayecto mirando por el retrovisor para llegar a un sitio nuevo. Introducen el concepto de guerra o conflicto, que recorre todo el disco. Piano y cuerdas marca vampírica, redobles a la carrera y una declaración de intenciones acerca de lo que les mola matarla callando y hacer juegos de palabras: In dreams, I scream piano, I softly reach the high note/The world don't recognize a singer who won't sing. La producción de todo el álbum vuelve a la crudeza medida de sus primeros tres discos, que se sienten como grabados en una habitación versallesca, orgánicos y a veces ásperos, abandonando la brillantina afropop de Father of the Bride.

Classical reflexiona sobre lo que permanece y lo que no, construyendo un slide de guitarra como puente hacia el futuro. Se inventan un estribillo colosal: I know that walls fall, shacks shake/Bridges burn and bodies break/It's clear something's gonna change/And when it does, which classical remains? Pues bien, la primera vez que hacen esta pregunta, la responden con una melodía de sinte juguetón-salón de plenos, típica de sus dos primeros discos (canciones como M79). La segunda, con un duelo de saxofón y piano casi free jazz. En la tercera y última, distorsionan la pieza instrumental. Hacía tiempo que no escuchaba algo tan bien pensado, pero es que además es emocionante, una dualidad que encuentro en la mayoría de canciones.

Capricorn es probablemente la piedra angular del disco, y contiene la pista generacional sobre donde está Ezra Koenig ahora mismo: Capricorn/The year that you were born/Finished fast/And the next one wasn't yours/Too old for dyin' young3/Too young to live alone/Sifting through centuries/For moments of your own. Esta idea, la de que los millennials somos los capricornios del siglo XXI (y que todo nos ha pasado un poco por encima) es la típica que triunfa en cenas, así que apuntadla. El tema consigue marcar el tono de todo el disco con ese piano arpegiado y lunar, percusión ceremoniosa y crescendo espiritual marca de la casa.

Connect es otro gran ejemplo de todo esto. La canción abre con un piano perfecto grabado en algún salón barroco, sobre el que se abre paso una preciosa y orgánica línea de bajo. Y de pronto, por si fuera poco, oímos el mismo tambor con el que empezaron su carrera, esto es, el redoble de caja inicial de Mansard Roof, la canción que abría su primer disco en 2008. El momento vuelve a pasar sobre el minuto 1:20 de la canción - que va ganando capas y texturas acertadísimas - y que acierta a sacar el redoble siempre antes de una frase que nos recuerda que el pasado no vuelve: The memories don’t fade / Surprising fate for days, you elegantly wasted

En Prep-School Gangsters los muchachos nos deleitan con un riff inicial con el sabor y la producción del power pop, una intro que firmarían The Cars o The Replacements tranquilamente. Aprovechan la ocasión para volver a su tradicional temática de pijos yendo de malotes. The surfer es la única que me deja un poco frío, pero es interesante la innovación formal. Es como si King Krule cantara en los Beatles tardíos, así de marciana resulta. En Gen–X Cops juegan a subir la guitarra y hacer garaje, y les sale bien, como casi todo. Eso sí, sueltan caramelos en forma de riffs de piano o efectos vocales, haciendo que nada sea aburrido en esta canción. Me parece que en esta se ríen del cliché de las luchas generacionales, y el hacerse un viejo agrio - o por ahí van los tiros.

Mary Boone es de una belleza deslumbrante. En ella, vuelven al gospel íntimo de Modern Vampires of the City. Igual que hacían con Diane Young o Hannah Hunt, utilizan un personaje femenino para contar una historia de amor y pérdida. Los coros, el sonido perfecto del piano y, sobre todo, el crescendo rítmico tan noventero (tipo Moby bien) convierten a esta canción en una de las cosas más emocionantes que he oído en tiempo. El final, con el coro cantando Mary Boone, Mary Boone/Well, I hope you feel like loving someone soon, la sección rítmica apareciendo, el piano y los coros peleando hasta la desembocadura…una canción perfecta.

Pravda tampoco es nada mala, y usa un tema clásico de VW de encuentros extraños en la ciudad, en este caso con una misteriosa rusa. El cierre, Hope, es una canción larga, de cadencia casi circular como de salmo, y en verdad esperanzadora: el fin de una etapa, y el entender que a veces las victorias son no plantear batalla, por ejemplo en el caso de que se te caiga una bolsa a las vías del metro: Your bag fell down onto the tracks/I hope you let it go/The enemy's invincible/I hope you let it go.

Vampire Weekend han hecho un disco monumental sobre una ruptura o el final de un conflicto, sobre acabar una etapa llevándose lo mejor de cada cosa, con cariño, sin rencor, y mirando para delante. Sobre crecer. Pero lo mejor es que lo han hecho en un disco conceptual para con su propia carrera y, todo esto, que puede sonar aburrido o pretencioso, funciona de maravilla, simplemente como una colección de canciones crepusculares por las que se filtra oportuna luz  a través de algunas rendijas; clásicos instantáneos que además forman parte de un todo. Como agradables paradas en un viaje en la dirección correcta, la de emocionarnos haciendo música. Y yo estaré encantado de considerarlos una de mis Bandas Favoritas de Todos los Tiempos cuando los vea este año en el Primavera Sound. Siempre fueron Vampire Weekend.

1 Seguramente Los Planetas también, pero ya lo hablaremos

2 También creo que Andrew Savage de Parquet Courts es un genio y esas cosas, pero llegó a mi vida ya post-universidad
3 ¿Jueguecito de palabras con Diane Young?

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Música

Siempre fueron Vampire Weekend

Y entonces, tu banda de pijos favoritos y publican Only God Was Above Us, hace solo 5 días.

A veces la vida te lanza las respuestas delante de tus narices. A veces, lo hace en forma de disco. Estaba yo hace unas semanas sumido en una leve crisis existencial: no sabía cuál era mi grupo generacional, esto es, tardo-2000s o principios 2010s. El grupo de mi adolescencia hasta ahora, vamos. 

Cuando pienso en mis Bandas Favoritas, todas presumen de varios discos majestuosos y una evolución constante. Talking Heads, New Order, Lou Reed, por supuesto John Coltrane1; se fueron reinventando y adaptando una idea inicial a un viaje más profundo. Hay grupos que me encantan pero, nivel Banda de Todos los Tiempos, tienen el problema de haber hecho una sola cosa muy bien, de no haber evolucionado. Este sería el caso de, por ejemplo, Life without buildings o Golpes Bajos (por falta de tiempo ambos, pero ya lo pilláis).

El tema es que me agobié porque me di cuenta de que todos los grupos de mi adolescencia se habían estancado (menos Radiohead2, pero Radiohead es que son unos tristes). The Strokes: atascados. Arctic Monkeys: estancadísimos en un fango incomprensible. Killers: quedaron para bodas bautizos comuniones. Interpol: nunca hicieron nada como Turn on the Bright Lights. Deerhunter, Animal Collective: perdí el interés. LCD Soundsystem: son buenísimos y no me matéis pero, siguiendo la senda de los Killers, quedaron para fiestas. Podría seguir, pero no quiero ensañarme.

Y entonces, cogen Vampire Weekend y publican Only God Was Above Us, hace solo 5 días. Recuerdo lo muchísimo que me gustaban sus dos primeros álbumes, lo refrescante que fue para todos su su mezcla de afropop, música de cámara y temáticas de pijos en campus universitarios (Oxford Comma) ¿Os imagináis que sale un grupo interesante de ICADE o del IE? Fue como un bofetón de chicle Orbit de menta. Recuerdo bailar A-Punk en el Playa Club (la ponían tardísimo siempre y era un despelote). Recuerdo verles en 2014 en el Dcode y recuerdo que Walcott me sigue pareciendo la mejor canción  de siempre para cerrar un concierto. Recuerdo lo bonito y espiritual que era el tercero, recuerdo cuando se fue Rostam y por último recuerdo que el último me pareció bien, quizá demasiado alegre y plano, pero bien. Y me pongo a escuchar Only God Was Above Us.

Ice Cream Piano nos avisa de lo que va a ser esto: un trayecto mirando por el retrovisor para llegar a un sitio nuevo. Introducen el concepto de guerra o conflicto, que recorre todo el disco. Piano y cuerdas marca vampírica, redobles a la carrera y una declaración de intenciones acerca de lo que les mola matarla callando y hacer juegos de palabras: In dreams, I scream piano, I softly reach the high note/The world don't recognize a singer who won't sing. La producción de todo el álbum vuelve a la crudeza medida de sus primeros tres discos, que se sienten como grabados en una habitación versallesca, orgánicos y a veces ásperos, abandonando la brillantina afropop de Father of the Bride.

Classical reflexiona sobre lo que permanece y lo que no, construyendo un slide de guitarra como puente hacia el futuro. Se inventan un estribillo colosal: I know that walls fall, shacks shake/Bridges burn and bodies break/It's clear something's gonna change/And when it does, which classical remains? Pues bien, la primera vez que hacen esta pregunta, la responden con una melodía de sinte juguetón-salón de plenos, típica de sus dos primeros discos (canciones como M79). La segunda, con un duelo de saxofón y piano casi free jazz. En la tercera y última, distorsionan la pieza instrumental. Hacía tiempo que no escuchaba algo tan bien pensado, pero es que además es emocionante, una dualidad que encuentro en la mayoría de canciones.

Capricorn es probablemente la piedra angular del disco, y contiene la pista generacional sobre donde está Ezra Koenig ahora mismo: Capricorn/The year that you were born/Finished fast/And the next one wasn't yours/Too old for dyin' young3/Too young to live alone/Sifting through centuries/For moments of your own. Esta idea, la de que los millennials somos los capricornios del siglo XXI (y que todo nos ha pasado un poco por encima) es la típica que triunfa en cenas, así que apuntadla. El tema consigue marcar el tono de todo el disco con ese piano arpegiado y lunar, percusión ceremoniosa y crescendo espiritual marca de la casa.

Connect es otro gran ejemplo de todo esto. La canción abre con un piano perfecto grabado en algún salón barroco, sobre el que se abre paso una preciosa y orgánica línea de bajo. Y de pronto, por si fuera poco, oímos el mismo tambor con el que empezaron su carrera, esto es, el redoble de caja inicial de Mansard Roof, la canción que abría su primer disco en 2008. El momento vuelve a pasar sobre el minuto 1:20 de la canción - que va ganando capas y texturas acertadísimas - y que acierta a sacar el redoble siempre antes de una frase que nos recuerda que el pasado no vuelve: The memories don’t fade / Surprising fate for days, you elegantly wasted

En Prep-School Gangsters los muchachos nos deleitan con un riff inicial con el sabor y la producción del power pop, una intro que firmarían The Cars o The Replacements tranquilamente. Aprovechan la ocasión para volver a su tradicional temática de pijos yendo de malotes. The surfer es la única que me deja un poco frío, pero es interesante la innovación formal. Es como si King Krule cantara en los Beatles tardíos, así de marciana resulta. En Gen–X Cops juegan a subir la guitarra y hacer garaje, y les sale bien, como casi todo. Eso sí, sueltan caramelos en forma de riffs de piano o efectos vocales, haciendo que nada sea aburrido en esta canción. Me parece que en esta se ríen del cliché de las luchas generacionales, y el hacerse un viejo agrio - o por ahí van los tiros.

Mary Boone es de una belleza deslumbrante. En ella, vuelven al gospel íntimo de Modern Vampires of the City. Igual que hacían con Diane Young o Hannah Hunt, utilizan un personaje femenino para contar una historia de amor y pérdida. Los coros, el sonido perfecto del piano y, sobre todo, el crescendo rítmico tan noventero (tipo Moby bien) convierten a esta canción en una de las cosas más emocionantes que he oído en tiempo. El final, con el coro cantando Mary Boone, Mary Boone/Well, I hope you feel like loving someone soon, la sección rítmica apareciendo, el piano y los coros peleando hasta la desembocadura…una canción perfecta.

Pravda tampoco es nada mala, y usa un tema clásico de VW de encuentros extraños en la ciudad, en este caso con una misteriosa rusa. El cierre, Hope, es una canción larga, de cadencia casi circular como de salmo, y en verdad esperanzadora: el fin de una etapa, y el entender que a veces las victorias son no plantear batalla, por ejemplo en el caso de que se te caiga una bolsa a las vías del metro: Your bag fell down onto the tracks/I hope you let it go/The enemy's invincible/I hope you let it go.

Vampire Weekend han hecho un disco monumental sobre una ruptura o el final de un conflicto, sobre acabar una etapa llevándose lo mejor de cada cosa, con cariño, sin rencor, y mirando para delante. Sobre crecer. Pero lo mejor es que lo han hecho en un disco conceptual para con su propia carrera y, todo esto, que puede sonar aburrido o pretencioso, funciona de maravilla, simplemente como una colección de canciones crepusculares por las que se filtra oportuna luz  a través de algunas rendijas; clásicos instantáneos que además forman parte de un todo. Como agradables paradas en un viaje en la dirección correcta, la de emocionarnos haciendo música. Y yo estaré encantado de considerarlos una de mis Bandas Favoritas de Todos los Tiempos cuando los vea este año en el Primavera Sound. Siempre fueron Vampire Weekend.

1 Seguramente Los Planetas también, pero ya lo hablaremos

2 También creo que Andrew Savage de Parquet Courts es un genio y esas cosas, pero llegó a mi vida ya post-universidad
3 ¿Jueguecito de palabras con Diane Young?

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