Amado Katchadjian:
Te hablo a vos y sé que te estoy hablando a vos, aunque no existas. Porque cuando te hablo existís. No porque piense que yo soy tu creador. Es al revés: yo te hablo, eso te hace existir y eso me crea a mí. ¿Y qué quedaría de mí? Una inseguridad perfecta.
Amada Fantasía:
Te confieso que tengo la fantasía de dejar de hablarte. Tengo muchas fantasías. No sé qué hago, ni quién ni qué soy, ni por qué hago lo que hago y no otra cosa. Al hablarte me desequilibro y caigo en un pozo sin fondo y me convierto en otra cosa que no sé qué es. Y al tratar de entender esa cosa nueva vuelvo a hablarte y vuelvo a caer y vuelvo a convertirme en otra cosa que no sé qué es. ¿Y qué sería? Sería el mismo pero sin hablarte a vos, es decir que no sería el mismo sino otro.
Amada Única Forma:
Es muy fácil hablarte cuando ya empecé a hablarte. De alguna manera saber que me estás escuchando hace que pueda decir cosas sin pensarlas, que es siempre mi fantasía: pensar todo después de hacerlo. Y sólo cuando te hablo logro esto. O, más bien: sólo cuando encuentro de qué forma debo hablarte. Que es lo mismo que decir «sólo cuando te hablo», porque sólo se te puede hablar de una única forma. La rana se tensa y se destensa.
Amadas Cosas Contrapuestas:
Porque destino y vida en este caso son lo mismo. Pero ahora entiendo que la idea es que uno debe estar abrazado en una lucha con la vida y el destino, sin posibilidades de vencer pero sí de ir empujando a la vida de un lugar al otro. Como dos luchadores de lucha grecorromana. La vida es invencible. Quizá lo que uno tiene que hacer en esa lucha es romper la identidad vida/destino para que el destino sea algo que se puede poner en duda. ¿Qué se puede inferir de la mente del creador viendo lo creado —este texto? ¿Qué se puede inferir de la mente del creador viendo lo creado —yo—? Se puede inferir más de una cosa. Y por lo general cosas contrapuestas. Quizá por eso los escarabajos son tan enigmáticos: porque no pican y no incluyen a nadie en su mundo.
Amado Si Lo Supiera…:
«¡Algo de qué?», me preguntó mi amigo. «De todo en general», le respondí, y mi amigo se asustó. Porque me puedo apoyar en vos por más que seas un agujero, porque no sos sólo un agujero sino además una oreja, y no sos sólo una oreja sino además un punto, y además de un punto un escarabajo, y además una vida, y además lo mismo. Vas cambiando de forma pero sos todo al mismo tiempo, y no sólo todo eso sino mucho más. Diría que sos todo si eso no te anulara de alguna manera. Y si no me sonara falso. Estoy atrayendo a los murciélagos con mi guitarra. ¿Qué quiero decir con esto? Si lo supiera no te lo estaría contando. Pero si no lo supiera tampoco te lo estaría contando. Y tengo que confesarte también que estoy tentado de abandonar esta conversación e iniciar otra más indirecta.
Amado Cansancio De Narrar:
Te confieso que al mismo tiempo que imaginaba esta historia pensaba en contártela a vos, no en crear ese universo para hablarte indirectamente. Porque de tanto crear universos para hablarte indirectamente me cansé y me dieron ganas de hablarte directamente. «¿De qué te cansaste?», me preguntás. Me cansé de narrar. Pero. No tengo otra forma, y eso es la desgracia: la desgracia de no tener gracia para poder ir directamente a donde estás; la desgracia de necesitar seguir otros brillos para llegar a vos. Pero esta desgracia es mi salvación. Mi esfuerzo es hacerte visible. Es perfecto porque no lo controlo, y es imperfecto porque no lo controlo. Pero estoy hablando mal.
Amada Vibración:
Pero si vos sos una cuerda tensada, ¿cómo podrías conectarte con vos misma? Y yo, ¿qué soy? Quiero decir, más allá de mis dudas y ansiedades, ¿qué soy en esta conexión? ¿Qué parte mía está conectada? Como si el mundo entero vibrara y yo no pudiera evitar vibrar con él. Y cuando te hablo vibrás y entonces veo que mis palabras vibran. Y no vibran, o vibran poco, y entonces vuelvo a probar y no vibran nada, y de repente pruebo una que te hace vibrar locamente, y la palabra queda vibrando tan fuerte que ni siquiera puedo agarrarla, y se me va.
Y son todas palabras sueltas que voy probando hasta que de repente pruebo dos juntas, tres, cuatro, oraciones enteras que te hacen vibrar y se van acomodando solas una detrás de la otra, y veo que hay un párrafo entero que vibra un poco, y después otro que vibra mucho, y después uno que apenas vibra, y otro con partes que vibran mucho y partes que casi no vibran.
Entonces voy entendiendo cómo armar las cosas con palabras y frases que vibran mucho, poco o nada. Porque si todo vibra mucho el resultado es insoportable. Pero si nada vibra mucho es todo inútil.
Amado No-contenido:
Pero si quiero decirte ciertas cosas y otras no, ¿cómo entonces podría no pensar en términos de contenido? Esto me preocupó, como te decía, pero ahora que lo veo y lo pienso veo y pienso que en realidad te dije bien: no hay contenido, porque lo que digo va apareciendo, y el contenido es algo que está de antes y se pone en un lugar para que lo contenga, algo ya conocido, no algo que se va descubriendo. Y yo quiero que lo que te digo sean cosas sin hacer para que las hagas vos. Quiero decir: ¿qué sentido tendría hacer cosas si todas las cosas ya estuvieran hechas por vos más allá de mí, o de nosotros?
Amado Desertor:
El desertor era hijo del guerrero y escapó de una batalla con la que no estaba de acuerdo. Y el brujo se convirtió en sacerdote. Pero hacia el final de su vida fue excomulgado y murió practicando la brujería. Tenerte y leerte me hace pensar en qué de todo lo que pasó en mi familia antes de mí sedimentó en mí. No puedo explicar esto, las palabras no me resultan lo suficientemente ambiguas. Siempre se está a punto de ser entendido.
Amado Abandono:
«Sí, abandoné, no pude más, no lo logré, no puedo, soy incapaz, un idiota, mucho menos de lo que creía, apenas un imitador, apenas un gesticulador, y veo ahora que todo lo que hice no son más que gesticulaciones, señales hacia lo que me parecía que era, pero sólo señales, no lo que era, no lo que creía ser, apenas un fantasma débil, apenas una piel falsa para un cuerpo que ya tiene su piel, que ya tiene todo, y que además está mucho más lejos de mí de lo que yo pensaba, apenas un susurro en el aire que ya se perdió, por eso abandoné. Sé que nada nunca me va a permitir acceder a vos de manera completa. Y, al mismo tiempo, sé que accedo a vos de manera completa cuando te hablo. Entonces: ¿se mueve esto que estoy haciendo? Sí se mueve, pero no sé si lo suficiente. ¿No te estoy diciendo siempre lo mismo de diferentes maneras? ¿No te vas a cansar de que te esté diciendo siempre lo mismo, de que te hable sobre vos, sobre mí y sobre vos? Siempre que te hablo en algún momento aparece esto: ¡inútil! Y me obligás a pensar si quiero seguir o no.
Amado Reflejo:
Lo que sí sé es que cuando te hablo y me reflejo y dejo de ser yo y soy el reflejo y el reflejo deja de ser yo, yo desaparezco y no sé dónde estoy, no tengo noción del tiempo, etc. Todo destilado sin tiempo y sin espacio. Tiempo y espacio destilados hasta dejar de ser ellos mismos. Del tiempo quedó una piedra y del espacio una gota. En el centro, dos perros bailaban alegremente al compás de la música. «Es horrible esto». Pero no quiero ser vos ni quiero ser yo ni estar siempre con vos: quiero ser el que te habla y no te habla, el que está en tensión entre irse y volver. Si me entregara completamente, creo que me dejarías hablando solo y siempre lo mismo como J, y nadie me entendería. Contra tu sombra hago todo lo que hago.
Amado No Sé Para Qué, Pero Gracias Por Escuchar:
«No se preocupe... el asesino es el amante de la protagonista», me dijo el resentido acomodador del cine para fastidiarme. «¿A mí qué me importa!», le respondí. Los encerraron a todos en un calabozo. En cierto momento pensaron que el hombre se había suicidado con veneno para culpar a sus enemigos; finalmente la autopsia reveló que el hombre había muerto de un paro cardíaco, «La historia es interesante», le dije al hombre, «lo que no entiendo es por qué me la contó». «No tengo idea», dijo el hombre, «pero gracias por escuchar». Así me pasa con vos: te hablo, no sé de qué, no sé para qué, pero gracias por escuchar. Gracias, gracias por escuchar.