dicen, susana sánchez-arins (de conatus, 2019)

eso hace dicen: refundar la narración de la experiencia colectiva, en contra de la mentira solipsista del relato. la verdad de la narración, frente a la mentira de la novela.

el tema

siempre se dice que la historia la escriben los vencedores, pero también es cierto que la inescriben. y así, el tío manuel, que era malo y fue malo, solo permanece en los registros de la historia local como alcalde de su pueblo durante unos años.

y nada más. (p. 39)

dicen que el tema no importa, pero los libros hablan de cosas, debemos elegir de cuáles, y puestos a elegir, quizá es mejor que hablen de las importantes. puede que escribir sobre los temas importantes no sea condición suficiente para que el texto importe. eso tiene sentido. no está bien utilizar los temas importantes. no está bien que el tema importante pretenda justificar la importancia del texto, sin proponer más que el tema. pero si se cuenta lo que se debe y como se debe, se cumple un deber, cosa no tan valorada últimamente pero honesta.

dicen, de susana sánchez-arins (de conatus, 2019), es un libro que habla de las cosas importantes. de la violencia. del mal en su forma de violencia. de la violencia durante la guerra. del mal que hace una persona a otras personas, a vecinos, a familiares, a gente ni siquiera conocida. habla de la memoria, que es lo contrario de la historia, lo que no hizo historia. o como dice svetlana alexiévich: lo que no se recuerda en los libros, se pierde en la historia oficial.

pero dicen no habla del mal, la violencia, la memoria o la historia en general.

habla de manuel garcía sampayo, tío abuelo de la autora. el tío manuel. un hombre vestido de blanco en una foto familiar. serio. elegante. falangista. y, según dicen y callan las abuelas y tías de sánchez arins, una mala persona, que hizo daño, torturó y ejecutó a vecinos, humilló y maltrató a familiares, fue cruel, se benefició de ello, y luego pudo borrar el rastro vivir una vida tranquila en su propio pueblo para tormento del resto.

el tema de esta novela es ese rastro. el rastro del tío manuel, con el que la autora, su sobrina nieta, asume el compromiso, contar lo que se dice y que se sepa la verdad. el mal de ese señor, la violencia que ejerció, la memoria de una familia destrozada por la guerra y la posguerra, la historia que no se escribe solo se dice en voz baja, y la crueldad de un mal hombre que destrozó la vida de tantos y tantas. ese es el tema de dicen.

algunos dicen que es indemostrable que este señor hiciera esto o aquello. pero aquí nadie está hablando de demostrar nada sino de contar la verdad. el tema de esta novela es también la verdad. la verdad de la posguerra civil española en los pueblos de galicia.

sin embargo, hemos dicho, el tema no hace buena una novela.

henry james, en el arte de la ficción, dice: el tema en sí mismo es tan bueno como el tratamiento que recibe.

hace falta, pues, un tratamiento pertinente para dar valor al texto y así cumplir el compromiso: abordar el tema con honestidad y calado, y aportar algo. contar algo nuevo o contarlo de nueva forma, que viene a ser lo mismo.

el tratamiento del tema

a manuela abal le pusieron una cuerda al cuello y tiraron de ella como de una vaca abierta. rapada toda entera, la cabeza y el pubis, su pudorosa desnudez quedó a la vista del vecindario. con su poca fuerza, intentaba huir por entre la frescura de la parra que maduraba. buscó el abrigo de la ondulación de los sarmientos, de la sombra de los pámpanos, de los racimos de uva agostada a punto de nacer el vino, pero los hermanos clanton, u otros, la devolvían al campo de la feria. tuvo la tentativa de caminar arropada en el secreto de la danza, como silvana mangano, con un leve meneo de caderas, un balanceo casi imperceptible. pero no fue capaz.

y yo, guiada apenas por lecturas, cuentos familiares, fotografías y cine, solo puedo imaginar al tío manuel con traje blanco, sombrero blanco, zapatos blancos, sacudiendo latigazos, con chicote de cuerda trenzada, a manuela abal, que, como aquellas esclavas algodoneras, mal se puede arrastrar con el peso del flagelo.

si había sido así de malo con la familia, por qué no lo iba a ser con esta vecina. (p. 114)

dice la autora, sánchez arins, que ella no quería escribir una novela. ella quería escribir una crónica o un libro de historia. quería escribir un texto documental que probara con datos y documentos los actos atroces que ella sabía e intuía de su tío abuelo manuel.

dice la autora que fue a diferentes registros, que compró todos los libros que pudo sobre falangismo en galicia, hasta que encontró un hilo del que tirar. el tío manuel había sido alcalde de ribadumia. pero nada más. en los archivos de la falange no ponía nada más. el tío manuel había tenido tiempo de borrarlo.

así es como, dice la autora, tuvo que contar la historia de lo que se dice. y así escribió la novela (seguimos con la etiqueta antigua, ya inoperante excepto para entendernos, pues esta es, claramente, una anti-novela): dicen.

dicen cuenta lo que se sabe del tío manuel. lo que se dice, lo que se dijo, lo que dicen las abuelas, las tías, las primas, las víctimas del tío manuel, lo que es probable y lo que es indiscutible, según el caso, de lo que hizo y mandó hacer el tío manuel. 

así pues, el tratamiento del tema que propone sánchez arins es el que dice walter benjamin en su ensayo el narrador: la experiencia que se transmite de boca en boca es la fuente de la que han bebido todos los narradores. y, entre los que han puesto las historias por escrito, los más grandes son aquellos que menos se apartaron en sus textos del modo de contar de los muchos narradores anónimos que los precedieron en el oficio de contar historias.

eso hace dicen: refundar la narración de la experiencia colectiva, en contra de la mentira solipsista del relato. contar lo que se transmite de boca en boca y que solo desde la verdad oral puede contar la verdad de lo que ocurrió. la verdad de la narración, frente a la mentira de la novela.

dicen que el relato cierto de los hechos se ha disuelto en el mundo de la posverdad donde es la eficacia de la simplificación la que impera y vence de nuevo el fascismo. cabría rebatir con este texto que la sencillez es mucho más poderosa que la vulgar simplificación, y que la infamia diseñada y dirigida hacia intereses particulares ocultos no resiste la confrontación del testimonio honesto de los hechos, como el que se esgrime en este texto.

sin embargo, aún con esto, podría haber sido un texto política y moralmente fundamental y no por ello ni bello ni literatura. pues la literatura, siempre se juega en el estilo. y el estilo es un compromiso estético con la verdad, las palabras y la moral.

el tono/el estilo para el tratamiento del tema

los árboles nos llevan ventaja. no tienen voz. es por eso que viven tanto. alcanzan generaciones que ni imaginamos solo porque no arrastran el lastre que a nosotras nos acorta las vidas. las cicatrices de las heridas, de las agresiones, de los disgustos propios y ajenos marcan únicamente la dura corteza sin llegar a envenenar la savia.

si les llegasen a la sangre, como a nosotras, personas pensantes, nos llegan, y si les atravesasen las raíces, como a nosotras el corazón nos atraviesan, los castaños de aquella curva, a la altura de zacande, entre portarís y mosteiro, hace décadas que se habrían secado.

porque continúa viva entre el vecindario la memoria de las palizas dadas a su sombra. de los cuerpos aparecidos de mañana, camino de la feria de mosteiro, amarrados a los troncos, abrazados a la corteza, para escarnio público e impotencia general. cuerpos que llevaban la noche toda aflorando sangre, pus y pudor. (p. 167)

dicen que hablar de estilo es de estetas descomprometidos. pero yo creo que en el estilo se juega el compromiso moral-literario del escritor.

dicen que la literatura es forma y fondo, pero hay ciertas verdades que solo se pueden contar de una cierta manera, y si se contaran de otra sería otra cosa lo que se cuenta. así, el fondo de un texto es su forma. solo hay fondo, fondo, fondo, fondo, fondo. cómo se escribe es lo que se dice.

la ética de la literatura es el estilo. solo una voz honesta con lo contado puede contarlo. de esto se dieron cuenta algunos escritores salvajes y brutales del periodo de entreguerras, que sacaron a la literatura de la experimentación formalista para dar cuenta de realidades nuevas, y tuvieron que contarlo de formas nuevas.

dicen que un escritor francés llamado louis-ferdinand céline renovó el francés, anquilosado desde flaubert, para contar la mugre y la sangre de las trincheras, las violaciones y robos de la retaguardia, la explotación y alienación de norteamérica, la explotación y tortura de las colonias. y así la literatura europea y el horror humano descubrieron una nueva verdad y unas nuevas palabras que ya no pudieron olvidar. el viaje al fin de la noche (1932) es un viaje de no retorno, del que el propio céline no volvió y quedó vagando por aquellos infiernos.

menos conocido es el ejemplo de un italoamericano, john fante, que lleva a ee.uu. la oralidad mestiza de diferentes voces migrantes, italianas, latinas, irlandesas, en un país que empieza a darse cuenta de sí mismo. quizá la reivindicación que hizo bukowski de este autor como su maestro haya ayudado a divulgarlo, quizá haya limitado su lectura en la misma clave de realismo sucio ordinario con la que se lee a chinaski (en ambos casos un error de lectura gravísimo que simplifica la interpretación de obras con una profundidad y grandeza al nivel de kafka). pregúntale al polvo (1939) es una novela fundamental en la literatura estadounidense del siglo xx. no sé qué lugar ocupa en la recepción de su propio país. en el nuestro no está al lado de fitzgerald, faulkner o dos passos, que es donde debería.

el último ejemplo, el de roberto arlt, en argentina, es el primero en orden cronológico de los tres dados y el que deberíamos conocer mejor por compartir la lengua, quizá el menos divulgado en nuestro país. no tenemos aquí el tiempo ni es el lugar de redimir esta injusticia, pero la cuenta con la inmensa obra de arlt será saldada. en su novela los siete locos (1929) y su continuación en los lanzallamas (1931) se utiliza el voseo literariamente por primera vez y la voz del lunfardo (lengua arrabalera de los bajos fondos porteños) revela la realidad arrabalera de los bajos fondos porteños. la inmundicia moral y social de los bajos fondos porteños es revelada porque es su lengua la que hablan estas novelas. y con esta nueva lengua literaria salvaje arlt adelanta la salvaje realidad que vienen: en su país “la década infame” y en el contexto internacional los terribles años treinta y los totalitarismos que desembocarían en la segunda guerra mundial. teniendo en cuenta que las novelas de arlt hablan de violencia, sectas conspiranoicas, violencia política y poder, es importante que empecemos a leer a este autor.

en estos tres ejemplos, la oralidad fue la herramienta de verdad y renovación estética de las obras propuestas, ese fue su compromiso con su realidad y su tiempo. esa es la genialidad y profundidad de su estilo. esta verdad dice su literatura, y es literatura porque lo dice de la única forma que puede ser dicho y por primera vez.

aquí ahora sánchez arins, con el mismo mecanismo de trasladar la oralidad de un pueblo al texto literario para contar su verdad, puede contar por primera vez esa verdad. no porque no conociéramos los paseos a republicanos durante el primer franquismo. la tortura, masacre y violación que sufrieron los vecinos de ciertos pueblos de galicia en estos años. sino porque nunca había sido escrito así, contado así, dicho así, nunca con tanta verdad ese horror, nunca con tanta belleza ese horror, y por tanto nunca había sido contado y es dicho por primera vez, y por tanto es un texto relevante. porque manuel garcía sampayo ya no será anónimo. y un texto literario de primer orden. porque hemos visto el horror de este señor, que solo podía ser contado con los dicen de sus hermanas, transcritos con la precisión de poeta que es su sobrina nieta.

la fuerza de estas minúsculas de sánchez arins queda probada. los silencios hablan y dicen en esta novela, porque los espacios en blanco están ahí y no se pueden borrar ya. la necesidad de su estilo es la que saca a flote su verdad y la deja flotando a la vista de todos para que ya no podamos olvidarla.

el estilo es la novela. todo lo demás es documentación, raymond queneau.

sustrato, como te habrás dado cuenta ya, es un espacio diferente. No hacemos negocio con tus datos y aquí puedes leer con tranquilidad, porque no te van a asaltar banners con publicidad.

Estamos construyendo el futuro de leer online en el que creemos: ni clickbait ni algoritmo, sino relación directa con escritores sorprendentes. Si te lo puedes permitir y crees en ello, te contamos cómo apoyarnos aquí:
Lee a tus autores favoritos y apoya directamente su trabajo independiente y audaz.
VER PLANES
Libros

dicen, susana sánchez-arins (de conatus, 2019)

eso hace dicen: refundar la narración de la experiencia colectiva, en contra de la mentira solipsista del relato. la verdad de la narración, frente a la mentira de la novela.

el tema

siempre se dice que la historia la escriben los vencedores, pero también es cierto que la inescriben. y así, el tío manuel, que era malo y fue malo, solo permanece en los registros de la historia local como alcalde de su pueblo durante unos años.

y nada más. (p. 39)

dicen que el tema no importa, pero los libros hablan de cosas, debemos elegir de cuáles, y puestos a elegir, quizá es mejor que hablen de las importantes. puede que escribir sobre los temas importantes no sea condición suficiente para que el texto importe. eso tiene sentido. no está bien utilizar los temas importantes. no está bien que el tema importante pretenda justificar la importancia del texto, sin proponer más que el tema. pero si se cuenta lo que se debe y como se debe, se cumple un deber, cosa no tan valorada últimamente pero honesta.

dicen, de susana sánchez-arins (de conatus, 2019), es un libro que habla de las cosas importantes. de la violencia. del mal en su forma de violencia. de la violencia durante la guerra. del mal que hace una persona a otras personas, a vecinos, a familiares, a gente ni siquiera conocida. habla de la memoria, que es lo contrario de la historia, lo que no hizo historia. o como dice svetlana alexiévich: lo que no se recuerda en los libros, se pierde en la historia oficial.

pero dicen no habla del mal, la violencia, la memoria o la historia en general.

habla de manuel garcía sampayo, tío abuelo de la autora. el tío manuel. un hombre vestido de blanco en una foto familiar. serio. elegante. falangista. y, según dicen y callan las abuelas y tías de sánchez arins, una mala persona, que hizo daño, torturó y ejecutó a vecinos, humilló y maltrató a familiares, fue cruel, se benefició de ello, y luego pudo borrar el rastro vivir una vida tranquila en su propio pueblo para tormento del resto.

el tema de esta novela es ese rastro. el rastro del tío manuel, con el que la autora, su sobrina nieta, asume el compromiso, contar lo que se dice y que se sepa la verdad. el mal de ese señor, la violencia que ejerció, la memoria de una familia destrozada por la guerra y la posguerra, la historia que no se escribe solo se dice en voz baja, y la crueldad de un mal hombre que destrozó la vida de tantos y tantas. ese es el tema de dicen.

algunos dicen que es indemostrable que este señor hiciera esto o aquello. pero aquí nadie está hablando de demostrar nada sino de contar la verdad. el tema de esta novela es también la verdad. la verdad de la posguerra civil española en los pueblos de galicia.

sin embargo, hemos dicho, el tema no hace buena una novela.

henry james, en el arte de la ficción, dice: el tema en sí mismo es tan bueno como el tratamiento que recibe.

hace falta, pues, un tratamiento pertinente para dar valor al texto y así cumplir el compromiso: abordar el tema con honestidad y calado, y aportar algo. contar algo nuevo o contarlo de nueva forma, que viene a ser lo mismo.

el tratamiento del tema

a manuela abal le pusieron una cuerda al cuello y tiraron de ella como de una vaca abierta. rapada toda entera, la cabeza y el pubis, su pudorosa desnudez quedó a la vista del vecindario. con su poca fuerza, intentaba huir por entre la frescura de la parra que maduraba. buscó el abrigo de la ondulación de los sarmientos, de la sombra de los pámpanos, de los racimos de uva agostada a punto de nacer el vino, pero los hermanos clanton, u otros, la devolvían al campo de la feria. tuvo la tentativa de caminar arropada en el secreto de la danza, como silvana mangano, con un leve meneo de caderas, un balanceo casi imperceptible. pero no fue capaz.

y yo, guiada apenas por lecturas, cuentos familiares, fotografías y cine, solo puedo imaginar al tío manuel con traje blanco, sombrero blanco, zapatos blancos, sacudiendo latigazos, con chicote de cuerda trenzada, a manuela abal, que, como aquellas esclavas algodoneras, mal se puede arrastrar con el peso del flagelo.

si había sido así de malo con la familia, por qué no lo iba a ser con esta vecina. (p. 114)

dice la autora, sánchez arins, que ella no quería escribir una novela. ella quería escribir una crónica o un libro de historia. quería escribir un texto documental que probara con datos y documentos los actos atroces que ella sabía e intuía de su tío abuelo manuel.

dice la autora que fue a diferentes registros, que compró todos los libros que pudo sobre falangismo en galicia, hasta que encontró un hilo del que tirar. el tío manuel había sido alcalde de ribadumia. pero nada más. en los archivos de la falange no ponía nada más. el tío manuel había tenido tiempo de borrarlo.

así es como, dice la autora, tuvo que contar la historia de lo que se dice. y así escribió la novela (seguimos con la etiqueta antigua, ya inoperante excepto para entendernos, pues esta es, claramente, una anti-novela): dicen.

dicen cuenta lo que se sabe del tío manuel. lo que se dice, lo que se dijo, lo que dicen las abuelas, las tías, las primas, las víctimas del tío manuel, lo que es probable y lo que es indiscutible, según el caso, de lo que hizo y mandó hacer el tío manuel. 

así pues, el tratamiento del tema que propone sánchez arins es el que dice walter benjamin en su ensayo el narrador: la experiencia que se transmite de boca en boca es la fuente de la que han bebido todos los narradores. y, entre los que han puesto las historias por escrito, los más grandes son aquellos que menos se apartaron en sus textos del modo de contar de los muchos narradores anónimos que los precedieron en el oficio de contar historias.

eso hace dicen: refundar la narración de la experiencia colectiva, en contra de la mentira solipsista del relato. contar lo que se transmite de boca en boca y que solo desde la verdad oral puede contar la verdad de lo que ocurrió. la verdad de la narración, frente a la mentira de la novela.

dicen que el relato cierto de los hechos se ha disuelto en el mundo de la posverdad donde es la eficacia de la simplificación la que impera y vence de nuevo el fascismo. cabría rebatir con este texto que la sencillez es mucho más poderosa que la vulgar simplificación, y que la infamia diseñada y dirigida hacia intereses particulares ocultos no resiste la confrontación del testimonio honesto de los hechos, como el que se esgrime en este texto.

sin embargo, aún con esto, podría haber sido un texto política y moralmente fundamental y no por ello ni bello ni literatura. pues la literatura, siempre se juega en el estilo. y el estilo es un compromiso estético con la verdad, las palabras y la moral.

el tono/el estilo para el tratamiento del tema

los árboles nos llevan ventaja. no tienen voz. es por eso que viven tanto. alcanzan generaciones que ni imaginamos solo porque no arrastran el lastre que a nosotras nos acorta las vidas. las cicatrices de las heridas, de las agresiones, de los disgustos propios y ajenos marcan únicamente la dura corteza sin llegar a envenenar la savia.

si les llegasen a la sangre, como a nosotras, personas pensantes, nos llegan, y si les atravesasen las raíces, como a nosotras el corazón nos atraviesan, los castaños de aquella curva, a la altura de zacande, entre portarís y mosteiro, hace décadas que se habrían secado.

porque continúa viva entre el vecindario la memoria de las palizas dadas a su sombra. de los cuerpos aparecidos de mañana, camino de la feria de mosteiro, amarrados a los troncos, abrazados a la corteza, para escarnio público e impotencia general. cuerpos que llevaban la noche toda aflorando sangre, pus y pudor. (p. 167)

dicen que hablar de estilo es de estetas descomprometidos. pero yo creo que en el estilo se juega el compromiso moral-literario del escritor.

dicen que la literatura es forma y fondo, pero hay ciertas verdades que solo se pueden contar de una cierta manera, y si se contaran de otra sería otra cosa lo que se cuenta. así, el fondo de un texto es su forma. solo hay fondo, fondo, fondo, fondo, fondo. cómo se escribe es lo que se dice.

la ética de la literatura es el estilo. solo una voz honesta con lo contado puede contarlo. de esto se dieron cuenta algunos escritores salvajes y brutales del periodo de entreguerras, que sacaron a la literatura de la experimentación formalista para dar cuenta de realidades nuevas, y tuvieron que contarlo de formas nuevas.

dicen que un escritor francés llamado louis-ferdinand céline renovó el francés, anquilosado desde flaubert, para contar la mugre y la sangre de las trincheras, las violaciones y robos de la retaguardia, la explotación y alienación de norteamérica, la explotación y tortura de las colonias. y así la literatura europea y el horror humano descubrieron una nueva verdad y unas nuevas palabras que ya no pudieron olvidar. el viaje al fin de la noche (1932) es un viaje de no retorno, del que el propio céline no volvió y quedó vagando por aquellos infiernos.

menos conocido es el ejemplo de un italoamericano, john fante, que lleva a ee.uu. la oralidad mestiza de diferentes voces migrantes, italianas, latinas, irlandesas, en un país que empieza a darse cuenta de sí mismo. quizá la reivindicación que hizo bukowski de este autor como su maestro haya ayudado a divulgarlo, quizá haya limitado su lectura en la misma clave de realismo sucio ordinario con la que se lee a chinaski (en ambos casos un error de lectura gravísimo que simplifica la interpretación de obras con una profundidad y grandeza al nivel de kafka). pregúntale al polvo (1939) es una novela fundamental en la literatura estadounidense del siglo xx. no sé qué lugar ocupa en la recepción de su propio país. en el nuestro no está al lado de fitzgerald, faulkner o dos passos, que es donde debería.

el último ejemplo, el de roberto arlt, en argentina, es el primero en orden cronológico de los tres dados y el que deberíamos conocer mejor por compartir la lengua, quizá el menos divulgado en nuestro país. no tenemos aquí el tiempo ni es el lugar de redimir esta injusticia, pero la cuenta con la inmensa obra de arlt será saldada. en su novela los siete locos (1929) y su continuación en los lanzallamas (1931) se utiliza el voseo literariamente por primera vez y la voz del lunfardo (lengua arrabalera de los bajos fondos porteños) revela la realidad arrabalera de los bajos fondos porteños. la inmundicia moral y social de los bajos fondos porteños es revelada porque es su lengua la que hablan estas novelas. y con esta nueva lengua literaria salvaje arlt adelanta la salvaje realidad que vienen: en su país “la década infame” y en el contexto internacional los terribles años treinta y los totalitarismos que desembocarían en la segunda guerra mundial. teniendo en cuenta que las novelas de arlt hablan de violencia, sectas conspiranoicas, violencia política y poder, es importante que empecemos a leer a este autor.

en estos tres ejemplos, la oralidad fue la herramienta de verdad y renovación estética de las obras propuestas, ese fue su compromiso con su realidad y su tiempo. esa es la genialidad y profundidad de su estilo. esta verdad dice su literatura, y es literatura porque lo dice de la única forma que puede ser dicho y por primera vez.

aquí ahora sánchez arins, con el mismo mecanismo de trasladar la oralidad de un pueblo al texto literario para contar su verdad, puede contar por primera vez esa verdad. no porque no conociéramos los paseos a republicanos durante el primer franquismo. la tortura, masacre y violación que sufrieron los vecinos de ciertos pueblos de galicia en estos años. sino porque nunca había sido escrito así, contado así, dicho así, nunca con tanta verdad ese horror, nunca con tanta belleza ese horror, y por tanto nunca había sido contado y es dicho por primera vez, y por tanto es un texto relevante. porque manuel garcía sampayo ya no será anónimo. y un texto literario de primer orden. porque hemos visto el horror de este señor, que solo podía ser contado con los dicen de sus hermanas, transcritos con la precisión de poeta que es su sobrina nieta.

la fuerza de estas minúsculas de sánchez arins queda probada. los silencios hablan y dicen en esta novela, porque los espacios en blanco están ahí y no se pueden borrar ya. la necesidad de su estilo es la que saca a flote su verdad y la deja flotando a la vista de todos para que ya no podamos olvidarla.

el estilo es la novela. todo lo demás es documentación, raymond queneau.

sustrato, como te habrás dado cuenta ya, es un espacio diferente. No hacemos negocio con tus datos y aquí puedes leer con tranquilidad, porque no te van a asaltar banners con publicidad.

Estamos construyendo el futuro de leer online en el que creemos: ni clickbait ni algoritmo, sino relación directa con escritores sorprendentes. Si te lo puedes permitir y crees en ello, te contamos cómo apoyarnos aquí:
Lee a tus autores favoritos y apoya directamente su trabajo independiente y audaz.
VER PLANES