120 horas a la semana. Es lo que asegura Elon Musk que están trabajando en su recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental. Reducir la jornada siempre ha sido importante y urgente, pero ahora es una guitarra que mata fascistas.
Una semana tiene 168 horas. Si le restamos las 120 horas que afirma Musk que dedican a luchar por la eficiencia, a los empleavos (un neologismo tontísimo que me acabo de inventar para hablar de esclavos que cobran un salario, osea, el modElon) les restan 48. Son menos de siete para dormir cada día, para resetear y cargar las pilas tras la extenuación diaria. Eso, claro, si renuncian a necesidades primarias descartables como: alimentarse, ducharse, lavarse los dientes, transportarse desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental hacia casa, contactar con seres vivos que no viven en la oficina (hijos, madres, parejas, amigos, perros), hacer deporte, viciarse a la play5, masturbarse, acudir a un funeral. Quizá al suyo propio. El necroliberalismo, explica Pablo Batalla, “no esconde, no disimula, reconoce sin mayor problema que considera más importante el capital que la vida”
Elon cree que con su relato aceleracionista y necrófilo, que convertiría el “no hay alternativa” de Thatcher en un eslogan de Fuze Tea, está aplastando muy rápido a sus oponentes burocráticos. En mi opinión su estrategia es ineficiente y tramposa. Ineficiente porque en el mundo de la inteligencia artificial es del todo ineficiente que los seres humanos compitamos por la eficiencia1. Y menos si igualamos eficiencia a pescar con dinamita. Y tramposa porque la premisa de que los recursos son ultra escasos y que debemos ser, por tanto, ultra productivos está—ya es casualidad, José Félix—, patrocinada por ultra multi hiper mega millonarios que, como Homer Simpson, usan billetes de un trillón de dólares para comprar donetes en la máquina de vending.
Según la RAE, la eficiencia es la capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos. Y llamadme socialista, pero no creo que sacrificar la salud y la totalidad de la vida personal de una sola persona pueda conmutar por “el mínimo posible de recursos”. Es tanto como defender que el sacrificio que hizo Jesucristo por la humanidad fue una externalidad negativa. Cuando Abraham estuvo a punto de matar a su hijo, quizá estuviera cumpliendo la voluntad de Dios, pero no de la Diosa Eficiencia. ¿Es eficiente asesinar a tu primogénito? ¿Puede ser tu hijo un recurso mínimo relativo? Se lo he preguntado a Chat GPT. Me responde:
“No, definitivamente no es eficiente ni moralmente aceptable hacerle daño a otra persona, mucho menos a un hijo. La vida humana es invaluable, y los principios éticos, morales y legales de todas las culturas y sociedades actuales condenan firmemente cualquier forma de violencia o abuso hacia los demás, especialmente hacia los niños”. Lo de actuales me asusta un poco, pero no nos desviemos.
El modElon no es eficiente. Aplicarlo, solo en Estados Unidos, seguramente acarree levantamientos, motines, turbulencias económicas y, por si fuera poco, capital simbólico y político para figuras menos timoratas que Biden, ya sean Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez o alguna otra por emerger. Quizá perder este alfil es un sacrificio asumible para el líder de un departamento que, por otra parte y siempre en aras de la eficiencia, ha despedido a cientos de expertos en energía nuclear a los que se ha visto obligado a re-contratar acto seguido. Eficiencia alternativa. Tu saliva en mi saliva.
El modElon es deficiente, pero es sincero. Nunca ha ocultado lo que hay detrás de los tuits, de las cripto estafas, los memes de incels, las bravuconadas bullies, los saludos fascistas y las motosierras. La edad dorada con la que sueñan y en la que se referencian, la de la libertad total del siglo XIX, no es pagar menos IVA e invertir en meme coins en la cinta del gimnasio mientras los nostálgicos del mono azul regresan a su arcadia fordista impregnada amianto. Es un momento histórico muy concreto en la que no existían políticas wokes ni sindicatos colectivistas y burocráticos para impedir que el 90% de los trabajadores de la industria británica algodón fueran esclavos, o que la mitad de los empleados de las fábricas tuvieran catorce años o menos2.
Evidente y deseable
Musk piensa que va ganando, pero yo no lo tengo tan claro. Quizá esta duda, más que una certeza, sea un deseo, mi deseo. Y de deseos va, en el fondo, la cuestión. Fernández-Savater define el capitalismo libidinal como un centauro, un régimen dual que hace malabares entre la promesa y el veneno, la productividad y la destrucción, el bienestar y la guerra. El neoliberalismo aprendió de mayo del 68 que las curvas de crecimiento no eran sensuales. Pero ese movimiento fue mucho más que una caricatura capturada, que la reducción al absurdo que hicieron de él las startups que piden pizzas los viernes, hacen un break para un coffee y ponen mala cara si sales a tu hora. Se revelaba contra Taylor (el del taylorismo), que afirmaba que los obreros eran una mezcla entre orangutanes y robots, y contra una propuesta de vida chantajista y deprimente: si quieres seguridad agacha las orejas y acepta la sumisión y el aburrimiento.
El neoliberalismo, siguiendo al autor, entendió entonces y mejor que nunca que debía ser evidente y deseable. Sin embargo, sesenta años después y en el país del sueño americano, un estudió reveló que, tras la pandemia, sólo el 21% de los trabajadores blancos querían volver a su puesto de trabajo a tiempo completo3. Quizá soy yo rarito, pero me parece mucho más deseable (o mucho menos indeseable y desde luego más evidente) un curro burocrático, tranquilo y con buen horario que meterme farlopa para poder aguantar el ritmo laboral. Y creo que no soy al único. El modElon no te da, siquiera, un minuto para consumir la última necesidad absurda que inventen los publicistas con los que comparte coworking. El modElon es inventar los reels de Instagram y pretender que la gente no los mire. Seguro que a Zuckerberg esto no le hace tanta gracia.
Trump y Musk saben que su órdago requiere de mucha coerción y muchos juegos de artificio. El 996 chino (trabajar de nueve a nueve, seis días a la semana) parece socialismo real en comparación. La estrategia, evidente, es ir haciendo discutible y debatible lo que durante mucho tiempo ha sido impensable y lunático. Quemar el bosque y que solo se pueda apagar con su gasolina.
Esto quizá suena ingenuo, pero quiero pensar que el old Silicon Valley nos ha vacunado contra el new Silicon Valley. Que a Steve Jobs nos queríamos parecer, y que a Elon, no. Si los gurús de la cultura del esfuerzo acaban luciendo como líderes de sectas baratas es porque, sin la trascendencia, sin la tierra prometida, no pueden justificar estos cuarenta años de penoso peregrinaje. Escribió Pessoa que solo había dos tipos de estado de ánimo constante en los cuales la vida vale ser vivida: el noble goce de una religión o el noble desamparo de haber perdido una4. El tecno feudalismo, a este respecto, es una mala copia de su hermano medieval. Sin tiempo para gastar y fardar, para presumir en un podcast, no se puede ser un fuckin winner. Solo un monje de tercera.
Kaep K. Weshêt5 sugería, por eso, hace ya más de dos años que Musk, por bocazas y por indisimulado, estaba haciendo un flaco favor a sus objetivos. Y no se refería a los personales: aún no se habían desplomado las ventas de Tesla en Europa. Hablaba del fondo, de lo que suele omitirse, de la vida terrible de un sistema inhumano. Será que no capto la jugada del neoliberalismo o del tecno feudalismo, pero califico como temeridad que desde el corazón de la bestia reconozcan, con transparencia y a calzón quitado, que ese trabajo del que debíamos enamorarnos es solo una relación tóxica, esclava y poco erótica. Que hay látigo, pero no hay pasión. Que se acabó el sexo vainilla. Que el centauro ya es solo un caballo.
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1 Lo desarrolla mucho mejor Clara Ramas en la charla que enlazo.
2 Ambos datos salen del libro de James Suzman Trabajo. Una historia de cómo empleamos el tiempo (Debate).
3 Este dato es de Sarah Jaffe
4 La cita sale del estupendo libro “El entusiasmo”, de Remedios Zafra