120 horas a la semana. Es lo que asegura Elon Musk que están trabajando en su recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental. Reducir la jornada siempre ha sido importante y urgente, pero ahora es una guitarra que mata fascistas.

Decía Jorge Valdano que el fútbol es lo más importante de lo menos importante. Pero Eduardo Sacheri le rebate que se puede cambiar de todo menos de pasión.

A estas alturas seguro que ya sabes que Elon Musk, el hombre más rico del mundo y ahora también el segundo más poderoso, decidió, eufórico y chapoteando en un baño de masas, devolver el cariño de la multitud trumpista con un gesto que se ha leído como un saludo fascista.

En el artículo La invención del fin de semana, Benjamin Y. Fong se pregunta por qué descansamos los sábados y los domingos.

Hay un cuento de mi prima Amaia Renedo que dice: “En sueños lo habíamos conseguido. Hablar sin decir una sola palabra”. 

Estoy feliz. Casi tanto como Mari Carmen, mi amiga del autobús, que se jubila y se ha teñido de azul.

Me he comprado unas botas Adidas Kaiser guapísimas

“El medio es el mensaje” es una de estas frases manidas, comodín, que los individuos petulantes utilizamos para reforzar nuestros argumentos.

Me gusta la cola del Rayo. Saco un libro. Voy de listo. Me hago amigo de dos señoras. Compro dos entradas.

El metro es un no lugar. Un no lugar es como los rimbombantes apodamos a los sitios incómodos. Los no lugares, como aprendimos con la ciénaga de Shrek, pueden des-negarse. Una chica canta Llorona en Diego de León.

Me obsesiona la salida de Leire de La Oreja de Van Gogh. No se si es porque primero como tragedia y luego como farsa o si es que ya soy suficientemente viejo como para haber ido gratis a un concierto de Pereza y El Canto del Loco en las fiestas del PCE.